El parasol es un elemento imprescindible en cualquier vehículo, que incluyen absolutamente todos los modelos. Su principal función es evitar que el sol de frente deslumbre al conductor y al copiloto, pero además tiene otras dos funciones que no todo el mundo conoce. Cabe señalar que el parasol nació hace aproximadamente un siglo, ya que fue a mediados de los años 20 cuando se empezó a implantar en los vehículos Ford.
Fue el modelo Ford T el primero que salió a la venta con este elemento. Tenía instalada una especie de visera fija, aunque en el exterior en lugar de en el interior. Con el paso del tiempo, la empresa fue mejorándolo hasta introducirlo dentro del vehículo y convertirlo en una visera desplegable como la que conocemos en la actualidad.
Una de las funciones más destacadas es la de servir como espejo frontal. Cabe señalar que maquillarse en el coche es una infracción, incluso cuando el vehículo está detenido en un atasco o en un semáforo. Conlleva una multa de 100 euros y en caso de que esta acción genere un peligro evidente para el resto de usuarios de la vía, la sanción podría ser de 500 euros y la detracción de seis puntos del permiso.
Otra de las funciones del parasol es evitar el sol por el lateral. Es tan sencillo como desplegarlo para moverlo hacia el lado. En algunos modelos, este elemento incluye una lengüeta para extender, todavía más, el rango de protección de la luz del sol.
Datos curiosos
Fue Nils Bohlin, un ingeniero mecánico e inventor sueco, quien creó los cinturones de seguridad de tres puntos que conocimos a día de hoy. En 1959, Volvo instaló por primera vez unos cinturones experimentales en su modelo Amazon. En España, el uso del cinturón es obligatorio desde 1975 y desde 1992 para los traseros.
Hace un siglo, los coches tenían unas 43 piezas. Hoy en día, en cambio, tienen entre 70.000 y 90.000, según el modelo. A medida que la tecnología avanza, este número se incrementa.
¿Sabes cuál es el coche más vendido de la historia de España? El Seat Ibiza, que salió a la venta por primera vez en 1984. Se calcula que en el mundo hay 1.400 millones de coches, y cada día se fabrican unos 165.000.
Son muchas las personas a las que les gusta el olor a nuevo de los coches. Pues bien, no se trata de un aroma sin más, sino que se crea combinando 50 compuestos orgánicos volátiles.
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