Esteban Villegas, candidato de la coalición Va por Durango (PRI-PAN-PRD), en un acto de campaña.RR.SS.
Las elecciones de este domingo suponían una prueba de resistencia para la oposición. Ante el empuje de Morena, el partido oficialista, el PRI, el PAN y el PRD volvían a presentarse juntos en cuatro de los seis estados en disputa. El balance ha sido una sonora derrota en los dos territorios donde cada uno se presentaba por separado, Quintana Roo y Oaxaca, mientras que han ganado otros dos en los que competían juntos. Aguascalientes, feudo tradicional del PAN, era la única victoria descontada por las encuestas. Durango, sin embargo, era la plaza donde más ajustada ha estado la contienda y el resultado final ha sido favorable al candidato priista de la alianza. Una victoria que da un balón de oxígeno a la estrategia conjunta de la oposición ante Morena, que suma con su coalición oficialista otros cuatro Estados para dominar ya 20 de los 32 territorios mexicanos.
La alianza opositora llegaba a la cita ante la amenaza de una caída mayor que erosionara la apuesta del todos contra Morena de cara a las elecciones presidenciales de 2024. La coalición ha resistido los pronósticos más pesimistas y su apuesta consigue algo más de margen de cara al futuro. El pequeño y conservador estado de Aguascalientes era la apuesta segura. La victoria de la candidata panista, Teresa Jiménez, prolonga una racha en la que el PAN ha gobernado durante 18 de los últimos 24 años en el territorio del Bajío, uno de los motores empresariales del país. Jiménez ha sacado casi 20 puntos al aspirante de Morena, Nora Ruvalcaba, según el conteo rápido anunciado por el INE.
La batalla más disputada según anticipaban las encuestas, donde más se la jugaba la coalición opositora, estaba en Durango. El candidato priista, Esteban Villegas, ha logrado finalmente una clara victoria por más de 10 puntos ante el aspirante de la coalición oficialista. El hecho de que el triunfo se lo apunte el PRI otorga si cabe un mayor valor al resultado. El histórico partido mexicano acumulaba desde el año pasado una ristra de derrotas en sus bastiones tradicionales y su caída libre amenazaba incluso con volar los cimientos de la coalición con el PAN y el PRD.
La oposición inauguró la insólita coalición de todos contra Morena, conocida como Va por México, en las elecciones intermedias del año pasado. La crecida en el parlamento del PAN y el PRI, los dos grandes antagonistas tradicionales de la política mexicana, significó un primer respaldo a la coalición. Aunque los resultados territoriales no fueron tan halagüeños. De los 15 Estados en disputa el año pasado, la coalición oficialista conquistó 11. Gran parte de la sangría llegó por el trasvase de ocho Estados priistas hacia Morena. El PAN conservó el poder en otros dos de sus bastiones, Querétaro y Chihuahua, pero lo consiguió presentándose por separado del PRI y el PRD.
De hecho, hasta este domingo la alianza no había ganado ningún Estado. Pese a todo, se mantiene el patrón del PAN resistiendo en sus castillos -pese a perder Tamaulipas- y el PRI desinflándose. Este domingo ha sido derrotado en otra de sus grandes plazas, Hidalgo, donde había gobernado durante más de 90 años. El candidato de Morena, Julio Menchaca, ha arrasado con casi 30 puntos más, según el conteo rápido. La victoria de Morena ha sido también aplastante Oaxaca, desbancando otra vez al PRI y en Quintana Roo, uno de los últimos refugios del PRD.
Con las dos derrotas y una victoria de este domingo, el PRI tan solo conserva ya el poder en tres Estados. Los comicios del año que viene en el Estado de México, el mayor granero de votos del país, será la gran prueba de fuego para el PRI, sumido en una interminable crisis que vivó un nuevo capítulo esta semana con la filtración de unas grabaciones donde se escucha a su presidente, Alejandro Moreno, negociando presuntos fraudes y actos de corrupción agravaba más las cosas.
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