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Las voces del afrofuturismo feminista


Hay algunos libros que nos llaman la atención por sus títulos; otros, por lo rutilante del nombre del autor, o la autora. Y luego están los que resultan una atracción irresistible por la ilustración de cubierta, sin desmedro de lo que nos inviten a conocer en sus páginas. Este es el caso de una compilación de diez ensayos de reciente aparición llamada Hijas del futuroeditada por Cristina Jurado y Lola Robles para Consonni–, con una imagen de cubierta que alude al cuerpo femenino, a sus curvas, orificios y canales, los cuales terminan ramificándose, o quizá echando raíces, y que firma la artista nigeriana Otobong Nkanga (Kano, 1974).

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Es un dibujo magnético que atrapa la mirada de quien busca entender lo que ve, descifrando formas, pero que termina por aceptar que no todo misterio tiene que expresarse en números exactos o en formas naturalistas. Nada más evocador, pues, que esta obra para abrir un conjunto de artículos que se agrupan bajo el subtítulo: Literatura de ciencia ficción, fantástica y de lo maravilloso desde la mirada feminista. Por cierto, entre esas hijas del futuro que reclaman “el tiempo venidero como un espacio propio” no faltan los personajes creados por las descendientes de las mujeres de África en un ensayo dedicado al subgénero de ciencia ficción llamado afrofuturismo.

Diáspora a las estrellas: el viaje de las protagonistas afrofuturistas es el nombre del artículo de C.B. Estruch, a quien se presenta como una activista no binaria, traductora de obras de género como Binti, de Nnedi Okorafor, Las mareas negras del cielo, de Neon Yang y En las profundidades, de Rivers Salomon. Su excusa para aparecer por aquí, dice la autora, es hablar de las singulares escritoras Octavia E. Butler, Nnedi Okorafor y Karen Lord, así como de sus protagonistas Lilith, Binti y Grace, que abrieron horizontes originales en la corriente afrofuturista, designada así desde los años noventa, entre los críticos culturales y estudiantes de la comunidad afroamericana de Estados Unidos.

Esta etiqueta, como todas, puede orientar o desorientar, según la propia Estruch que, según confiesa, va a dejarse guiar por lo que las propias autoras consideran que es el afrofuturismo y el modo en que lo practican en sus obras. Okorafor –que prefiere el término africanfuturism– lo que se pretende con esta narrativa especulativa es imaginar un futuro para el continente, lo cual incluye el tratamiento los actuales problemas de la diáspora (el racismo, la identidad, la cultura y la alienación, entre otros), a la vez que la recuperación de las tradiciones de los ancestros, en su caso, las nigerianas.

Una de las cuestiones que se tratan es la idea del viaje y si hay que volver al continente o si es posible crear hogares fuera de África pero libres de supremacía blanca

Otra de las escritoras en las que el ensayo se detiene es en Octavia E. Butler, y en especial, en su obra Amanecer (1987), en la que su protagonista Lilith mantiene un contacto del tercer tipo con un contingente de alienígenas que pretende resetear la Tierra tras el holocausto de la estupidez humana, a través de algunos métodos oankali. El tercer trabajo analizado es el de Karen Lord, que configura las formas del Caribe para imaginar la vida en otro planeta, “que ha dado cobijo a distintos pueblos exiliados necesitados de un nuevo hogar”.

Estruch expone los temas y sus representaciones, recomienda libros en español y propone otros tantos que merecen traducción. También enumera (no sin cavilaciones) algunas de las líneas metafóricas que suelen aparecer entre sus narrativas favoritas. Por ejemplo, ¿se pueden establecer paralelismos entre las abducciones extraterrestres y el comercio de esclavos? Para responder a esta pregunta, los lectores deberán seguir con atención el itinerario de la ensayista. La siguiente cuestión es la del viaje y, más específicamente, si hay que volver al continente o si es posible crear hogares fuera de África, pero libres de supremacía blanca. Esto, a su vez, remite al análisis del concepto de “minoría”, por lo que la ciencia ficción se va complicando con elementos de la más rabiosa actualidad.

Este libro integra la colección El origen del mundo de la infatigable editorial Consonni, que toma el título del polémico cuadro de Gustave Courbet con el fin de “resignificarlo desde una mirada feminista e irónica, para ahondar en la relación entre ciencia, economía, cultura y territorio”, en sus propias palabras. Conviene echarle un vistazo, porque por allí habitan nada menos que Nivedita Menón, Bell Hooks, Donna Haraway y Ana María Shua, entre otras referentes del pensamiento contemporáneo.

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