Si este año ha estado marcado por algo, se podría decir que esas han sido las continuas bodas que se han celebrado en el panorama nacional. Y hoy ha tenido lugar uno de los enlaces más esperados del año. Laura Corsini, prima de Belén Corsini y fundadora de la firma Bimani, ha pasado por el altar para sellar su amor eterno junto a Javier Ibáñez. Fue el pasado mes de octubre cuando el empresario pidió su mano en Comillas, ciudad que también ha sido el escenario elegido para celebrar su amor. La ceremonia religiosa ha tenido lugar en la iglesia de San Adrián, en la villa de Ruiseñada, un templo del siglo XV de estilo gótico.
Aunque en un principio se pensó que sería ella misma la encargada de diseñar y confeccionar su vestido nupcial, finalmente ha sido toda una sorpresa su estilismo, del que apenas se han conocido algunos detalles hasta hoy. Ella misma confesó que, pese a las dudas, optó por “hacerlo en casa”, aunque confesó que la hacía ilusión encargar su vestido a alguien reconocido en el mundo del diseño ceremonial. Ya dio un adelanto de que su look sería “femenino, romántico y emocional”, pero nadie se esperaba que con él rindiera homenaje a una de las mujeres más importantes de su vida.
Minutos antes de pasar por el altar, Laura ha querido compartir con sus seguidores cuál había sido su elección y el motivo de esta decisión final. “Os cuento un secreto antes de cruzar esa puerta: me caso con el vestido más especial para mí. Este vestido formó parte de una historia de amor que duró más de 60 años. Una vida repleta de cariño, admiración y respeto, como la que yo quiero empezar junto a Javier”, ha comenzado escribiendo. Y es que, la prima de Belén Corsini ha escogido el vestido con el que contrajo matrimonio su abuela Carmina en 1958, un diseño de manga francesa, cuello redondeado y corte a la cintura en un color blanco impoluto.
Pese a que su abuela lo lució con un collar de perlas, un velo corto y un tocado ondulado, Laura ha querido darle su toque personal y adaptarlo a los tiempos, tirando más hacia un minimalismo. Con coleta baja y sin accesorio, la novia ha querido cederle todo el protagonismo a su pieza más especial que ya forma parte de uno de los recuerdos más bonitos de su vida.
“Al decidir casarme con este vestido solo pensé una cosa: la ilusión que me haría a mí y a mi familia. Y es que la moda no solo debería estar para el ‘qué dirán’. La moda también existe para plasmar emociones y estoy a escasos minutos de vivir el momento más emocionante de mi vida, con el vestido más especial. Que siempre gane ‘la elegancia de la sencillez’, como a ella le gustaba enseñarnos y como yo intento copiar”, ha terminado la misiva que ha publicado en sus redes sociales. Sin duda, un emocionante tributo a uno de sus pilares fundamentales, al que ha dedicado más de 100 horas para conservar su estado original, con el objetivo de lucir impecable como hace 64 años lo hizo su abuela.
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