El dicho de que la primavera la sangre altera podría ser la definición perfecta de lo que está ocurriendo últimamente en el panorama celeb. Y es que, pese a que todo parece ser de color de rosa en las redes sociales, lo cierto es que algunas de las parejas más famosas del universo 2.0 nacional estarían atravesando momentos complicados pese a la llegada del buen tiempo. Esto es precisamente lo que les ha ocurrido a Anna Ferrer y a su novio, y a Laura Matamoros y al suyo.
Ha sido Semana la revista que se ha hecho eco de ambas crisis de pareja. En primer lugar, el medio citado ha confirmado que la hija de Kiko Matamoros y Benji Aparicio llevarían varias semanas haciendo vida por separado, lo que podría significar que estarían de nuevo al borde de la ruptura tras seis años de relación intermitente. Aunque en un primer momento parecía que esta vez iba a ser la definitiva entre ambos, y que el nacimiento de su segundo bebé sería el perfecto motor de la relación, lo cierto es que su romance sigue estando marcada por los altibajos. Tanto es así, que Laura y el chef habrían optado por disfrutar de sus respectivas vacaciones de Semana Santa en destinos diferentes, estando la influencer con sus dos hijos y unas amigas en Marbella: “Llevan ya un tiempo distanciados. Ella se está refugiando mucho en sus amigas”, aseveran fuentes cercanas a Semana.
Al parecer, los motivos de este nuevo distanciamiento entre ambos serían muy similares a los que ocurrieron en 2018 y 2021: “La convivencia y la disparidad de criterio a la hora de afrontar algunas cuestiones del día a día al final se han vuelto escollos imposibles de salvar para quienes han estado dispuestos a todo por sus niños, a quienes querían ver crecer en una familia unida. Pero para Benji y para Laura no está siendo fácil y aunque creyeron que la llegada del pequeño Benjamín solucionaría sus problemas de pareja, finalmente no habría podido ser así”, añadía la revista.
Algo muy similar les ha ocurrido a Anna Ferrer y a su novio, Iván Martín. Según ha confirmado también Semana, la relación sentimental de la hija de Paz Padilla estaría atravesando desde enero un momento complicado que se habría agravado en el último mes: “La convivencia ha desgastado muchísimo a la pareja. Anna estaba muy pendiente de él cuando cada uno vivía en sus respectivas casas, pero desde principios de año luchan por algo que ambos saben que está herido de muerte”, confirmaban algunas fuentes. Todo apunta a que el día a día en común habría sido el detonante del malestar de la pareja, sumado además a un último suceso. Este no es otro que el viaje a Sevilla que la influencer realizó para someterse a una operación de cirugía estética en la que su pareja no estuvo presente: “Ese fue el punto de inflexión que a ella le hizo cambiar el chip. Se dio cuenta que estaba bien sin él y que no lo echaba de menos”, decían.
Por si fuera poco, la pareja también habría optado por disfrutar de la Semana Santa por separado, haciendo ella vida en soledad en Cádiz desde hace ya varios días. No obstante, aún no han querido dar el paso de confesar públicamente esta crisis: “No es capaz de pronunciar la palabra crisis o ruptura. Tiene miedo porque viene de otras relaciones en las que lo ha pasado mal y no quiere ser ella la que meta la pata esta vez”, declaraba un testigo para el medio mencionado.