Ni la lava ni la nube tóxica de dióxido de azufre van a afectar a núcleos de población de Islandia durante los próximos días, tras la erupción de un volcán en Islandia, predijeron expertos.
La erupción del volcán es de tipo “fisural” -no en un solo cono- y ha alcanzado una longitud de casi cuatro kilómetros de largo, localizados en la península de Reykjanes, en el suroeste del país y a unos cuatro kilómetros de la localidad de Grindavik, el municipio poblado más próximo al lugar donde se están produciendo las erupciones.
Los modelos de predicción utilizados por los organismos islandeses y que están siendo replicados por algunos de los centros de investigación volcánica y sismológica españoles revelan cómo la nube de dióxido de azufre generada por el volcán se desplazó durante la madrugada de este 20 de diciembre en dirección sur y sureste y posteriormente giró hacia el norte y noroeste, hacia el Atlántico Norte y alejándose de los núcleos poblados, entre ellos la capital Reikiavik.
El vulcanólogo Raúl Pérez, del Instituto Geológico y Minero de España del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IGME-CSIC), explicó a la agencia EFE que las partes más tóxicas de esa nuble, en las que se acumulan hasta 9 mil microgramos de dióxido de azufre por metro cúbico, no se han acercado a las poblaciones.
Raúl Pérez incidió, en línea con las argumentaciones que están utilizando los expertos islandeses, en que el volcán hizo erupción en una de las mejores ubicaciones de la isla para ello, ya que la grieta se abrió en un lugar alejado de núcleos de población, porque la propia topografía del terreno hace muy previsible el camino que va a seguir la lava y porque el régimen de vientos en la zona ayudan que esas “nubes” se alejen de la isla.
El Instituto de Geociencias (IGEO) dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) dio a conocer también en la red social X un modelo en el que se aprecia sobre el mapa el comportamiento previsible de las coladas de lava hasta el 25 de diciembre, y no se observa que esas coladas vayan a afectar a núcleos poblados.
Este modelo se basa en que el flujo de lava era de 300 metros cúbicos por segundo al inicio de la erupción, aunque fue disminuyendo hasta llegar a un equilibrio de unos 30 metros cúbicos de lava por segundo.
Los expertos de este centro de investigación insistieron en que la erupción de este volcán no tiene nada que ver con la del Eyjafjallajökull en 2010, que tuvo un gran impacto sobre el espacio aéreo europeo debido a la gigantesca emisión de cenizas a la atmósfera.
Your browser doesn’t support iframes
El IGEO recordó que erupciones “fisurales” ya se han repetido en la península islandesa de Reykjanes en 2021, en 2022 y también el pasado mes de julio.
Como en estas ocasiones, la erupción del pasado 19 de diciembre no tiene nada que ver con la de 2010, ya que esta nueva fisura no se localiza, como aquella, bajo un glaciar, por lo que no se producirá la fusión de hielo y un aumento de gases que sí aumentarían la explosividad y la fragmentación de magma en cenizas, expandiéndose -como en 2010- por la atmósfera.
Las emisiones en directo de las cámaras instaladas en las inmediaciones del volcán muestran cómo decreció la magnitud de la erupción con el paso de las horas, y aunque el volcán sigue emitiendo coladas ya casi no se aprecian en esas cámaras.
Source link