Los vecinos y pasajeros de la estación de tren neerlandesa de Purmerend-Weidevenne, en la provincia de Holanda del Norte, han donado más de 8.000 euros para financiar una estatua de bronce de un gato que fue atropellado por un coche, en un intento de honrar al animal, un habitual de la estación durante más de siete años.
Las donaciones se realizaron a través de una campaña de “crowdfunding” y la intención era colocar el monumento de bronce en el andén de la estación de tren donde el gato rojo pasaba sus días, pero la compañía nacional de trenes NS no lo permite por su política interna.
“NS tiene una política nacional que no permite colocar monumentos conmemorativos en la plataforma porque esto puede ser intenso para los conductores de trenes que han experimentado una colisión si ven un monumento. Y lo entendemos”, señaló este martes la coiniciadora de la campaña, Daphne de Harde, a la radio regional NH Nieuws
Sin embargo, asegura que el felino Brammetje (pequeño Bram, en neerlandés) “era el gato de todos. ¡Él siempre estaba ahí!”, por eso también es conocido como “el gato de la estación”.
De Harde asegura que el dinero reunido es “mucho más del esperado” y advierte de que esto significa que mucha gente quiere una estatua del felino en la estación, lo que incluye a los vecinos de Permurend, y los pasajeros de otros lugares.
“Ahora estamos trabajando en la ubicación y la imagen”, asegura, y explica que aún no se sabe dónde se ubicará la estatua, pero que los organizadores están negociando con el municipio para buscar un lugar para la estatua de Brammetje.
El animal tenía nueve años y apareció por primera vez en esta pequeña estación de tren hace siete, y desde entonces saludaba y jugada con los vecinos y demás pasajeros que circulaban por la estación, lo que convirtió su muerte, tras ser atropellado por un coche la semana pasada, en una noticia nacional y en un golpe para el municipio neerlandés.
Las reacciones a su fallecimientos llenaron una página de Facebook dedicada a Brammetje, con comentarios que afirmaban: “Ha tenido muchas aventuras, era un gato querido y lo extrañaremos”; “No me lo puedo creer, estoy en ‘shock’, era tan tierno”; y “Lo acaricié más de una vez en la cabeza”.
El banco debajo del cual solía sentarse el gato también se ha llenado de flores y peluches en recuerdo al animal.
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