Tras más de un mes de secuestro, ocho militares venezolanos fueron liberados por las disidencias de las FARC. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, emitió un comunicado en la madrugada de este martes en el que señala que mediante una operación llamada Aguila Centenaria “fueron rescatados los ocho profesionales secuestrados por grupos irregulares armados colombianos”, atribuyéndose la liberación. En el comunicado, Padrino reconoce que otros dos oficiales continúan desaparecidos, como venían denunciando hace semanas familiares de los sargentos Danny Vázquez y Abraham Belisario.
El fin del secuestro marca un hito en el conflicto que ha dejado importantes bajas en las Fuerzas Armadas Nacionales de Venezuela desde que comenzó la ofensiva militar, el pasado 21 de marzo. La liberación de los soldados estuvo condicionada a un retiro de las fuerzas militares del lugar, que ha venido ocurriendo en los últimos días, según organizaciones que trabajan en la zona. El Gobierno venezolano desplegó varios contingentes militares de todos los componentes de la Fuerza Armada e incluso policiales y movilizó tanques y aviones de guerra en la llamada operación Escudo Bolivariano para combatir grupos irregulares asentados en territorio venezolano.
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Los militares fueron capturados como “prisioneros de guerra”, tras cuatro emboscadas ocurridas entre el 23 y 24 de abril en la vereda La Capilla, uno de los pueblos del sur de Apure en la frontera fluvial con Colombia. Además, hubo al menos ocho bajas en la tropa venezolana y varios ataques con explosivos en puestos militares. Esas refriegas subieron el parte militar de asesinados en el combate a 20, con 32 heridos. La noticia del secuestro la dio el propio grupo de disidentes de las FARC en un comunicado donde solicitó a la Cruz Roja Internacional su intermediación para liberarlos. “Desde el 21 de marzo se desplegaron acciones militares ofensivas en nuestra contra, que se han escalonado en la región del Apure del Estado Bolivariano. En estas acciones se desplegó un desembarco de las fuerzas especiales de las FANB”, dicen los disidentes.
El Gobierno venezolano tardó más de dos semanas en reconocer la situación e informar de las gestiones para el supuesto rescate. Mientras estuvieron en manos de la guerrilla, se enviaron dos fes de vida en las que los secuestrados instaban a resolver el conflicto a través del diálogo. En la última de las grabaciones pedían la intermediación de Diosdado Cabello, número dos del chavismo, en las negociaciones.
La causa detrás de esta movida militar de Venezuela, han señalado analistas, es una pugna entre las distintas facciones de las disidencias de las FARC —las de Gentil Duarte y las de Iván Márquez— y el ELN, así como otros grupos del crimen organizado que se disputan territorio y control de los negocios ilícitos a ambos lados de la frontera.
En las pugnas, el Ejército venezolano ha tomado partido por algunos de los grupos y ha combatido a otros, aseguran algunos analistas como Rocío San Miguel, de Control Ciudadano, y Javier Tarazona, de la ONG FundaRedes, que desde hace varios años ha documentado la presencia de la guerrilla en Venezuela. “Lo que ha ocurrido ahora es una pequeña tregua, pero las operaciones de los grupos irregulares en Venezuela continúan”, denunció Tarazona este martes en rueda de prensa. “En el caso de los militares secuestrados, hubo una entrega controlada a cambio del retiro de los militares de la zona y de que no se metan en los conflictos de estos grupos. Hemos perdido la soberanía”, dijo.
La muerte de Jesús Santrich, excomandante de las FARC, que llegó a asumir como miembro oficial de la Cámara de Representantes del Congreso de Colombia y que luego se unió a Iván Márquez cuando este se separó de los acuerdos de paz, se anunció en medio de estas tensiones. La facción comunicó su muerte en una emboscada por parte de un comando de militares colombianos cuando iba en una camioneta por la Serranía de Perijá. Todavía no se ha visto el cadáver ni otro grupo se ha atribuido el ataque. El Gobierno venezolano ha guardado absoluto silencio sobre la muerte de Santrich, el guerrillero de lentes oscuros que mostró abiertamente sus cercanías con Nicolás Maduro, así como también lo hizo en su tiempo Hugo Chávez con otros jefes de las FARC.
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