El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, fue liberado este sábado de la detención en la que permanecía desde hace casi dos meses en el marco del proceso abierto en su contra por insurrección a raíz de su declaración de la ley marcial, y después de que un tribunal dictaminara que su arresto fue ilegal.
Yoon abandonó antes de las 18:00 hora local (9:00 GMT) de hoy el centro de detención en Uiwang, al sur de Seúl, donde permanecía desde hace 52 días, y fue trasladado a la residencia presidencial, según informaron los medios locales.
Su liberación tiene lugar después de que en la víspera el Tribunal del Distrito Central de Seúl anulara la detención del político y de que la fiscalía decidiera hoy no recurrir esta decisión.
El mandatario expresó su aprecio por “la valentía y la determinación del tribunal para corregir la ilegalidad”, en un mensaje transmitido a su equipo legal, y salió del centro de detención entre vítores de partidarios y políticos del gobernante Partido del Poder Popular (PPP) que se habían concentrado allí.
El tribunal capitalino determinó que su arresto ha excedido el período legal y que su procesamiento se llevó a cabo fuera del plazo de detención.
Con la decisión de esta instancia, Yoon podrá afrontar en libertad tanto el proceso penal que le acusa de insurrección, el único delito al que no es inmune un presidente surcoreano y que podría depararle una pena de cadena perpetua, como el juicio político paralelo donde se decidirá si su destitución es o no definitiva.
Un nuevo giro en la crisis política
Yoon fue detenido el pasado 15 de enero en la residencia presidencial tras un largo encaramiento entre las autoridades surcoreanas y las fuerzas de seguridad presidenciales y manifestantes partidarios del mandatario, y después de un primer intento fallido para detenerlo a comienzos de enero.
En paralelo al juicio penal, que por ahora no se ve afectado por la anulación de su detención, el mandatario aguarda a la resolución del Constitucional, que determinará en los próximos días si su destitución aprobada por el Parlamento nacional el pasado 14 de diciembre por su aplicación de la ley marcial es o no definitiva.
Yoon permanece formalmente en el cargo de presidente aunque en la práctica haya sido inhabilitado de sus funciones por la moción de inhabilitación parlamentaria y mientras el Constitucional revisa el caso.
Si la máxima instancia judicial surcoreana ratifica la destitución de Yoon, el país deberá convocar elecciones presidenciales anticipadas en el transcurso de los 60 días posteriores al veredicto.
Polarización creciente
El Partido del Poder Popular, al que pertenece Yoon, dio la bienvenida a su liberación, aunque lamentó que haya llegado “tarde”, y destacó la necesidad de revisar todos los procedimientos abiertos contra el mandatario, incluido el del Constitucional.
La principal fuerza opositora, el Partido Democrático (PD), afirmó por su parte que la liberación de Yoon “es una rendición inexcusable y una declaración de lealtad al líder de una insurrección, en lugar de lealtad al pueblo”, en un comunicado de su portavoz.
Parlamentarios de ambos partidos se habían concentrado este sábado en el centro de detención donde se encontraba Yoon para defender sus posturas, junto a simpatizantes de ambas fuerzas que se habían desplazado allí también desde la víspera y en medio de un amplio dispositivo de seguridad.
La crisis política en Corea del Sur desencadenada por la ley marcial ha profundizado la polarización en el país, con multitudinarias manifestaciones a favor y en contra de Yoon que han continuado desde que se produjo su arresto.
Mientras sus partidarios exigen su restitución y defienden la ley marcial, la oposición y grupos progresistas piden que se confirme su destitución.
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