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Licor, dinero y cigarros: las ofrendas para el santo pagano con más fieles


SAN ANDRÉS ITZAPA, Guatemala – Felipe Castañeda viajó este viernes 60 kilómetros (37 millas) al templo de Maximón, “el santo más versátil”, en el oeste de Guatemala, con ofrendas de licor, dinero y cigarros, para agradecer por haberlo sanado de un cáncer. Su historia dice ser similar a la de miles de guatemaltecos que piden por milagros que, en su opinión, un santo católico no puede cumplir.

Con tragos de licor y caladas de tabaco, los devotos de Maximón, un santo de origen maya no reconocido por la iglesia católica, espantan las malas energías desde la madrugada de cada 28 de octubre, día en el que se celebra a esta deidad, también conocida como “el hermano San Simón”.

“Hace un año estuve al borde de la muerte por un cáncer en el páncreas y él (Maximón) me levantó”, relató Castañeda, de 41 años, un devoto que viajó desde la Ciudad de Guatemala al templo del Santo Pagano, ubicado en el poblado de San Andrés Iztapa, en el departamento de Chimaltenango.

Felipe tenía seis años cuando su abuela lo llevó por primera vez a celebrar a Maximón, un 28 de octubre. Desde entonces, le rinde culto con velas, licor y puros de tabaco, en agradecimiento por las peticiones concedidas.

La imagen de madera del santo pagano, inconfundible por su sombrero negro, un bigote frondoso, saco negro, corbata roja y puro en la boca, reposa al fondo del templo, construido en su honor en 2011, en San Andrés Itzapa.

SEGUIDORES DE VARIAS LATITUDES

Decenas de seguidores de Maximón, algunos provenientes de zonas marginadas de Guatemala, otros de México y El Salvador, hicieron este viernes largas filas para ofrendarle dinero en efectivo, licor, joyas y flores en su templo.

Algunos fieles celebran que Maximón o “Monchito”, como le llaman “cariñosamente”, los sacó de prisión o los ha protegido de la mafia y de enemigos. Otras personas, sin embargo, piden favores para mejorar su vida amorosa.

La mayoría de los pequeños le pidió a Francisco que visite Uvalde.

En el templo predomina el humo de cigarro y el sonido de la guitarra del mariachi que entona canciones en honor al santo, mientras los fieles celebran coreando y tomando licor.

Desde antes del amanecer, Gregorio López, un sacerdote maya de 27 años, ofrece ceremonias de purificación y limpieza, con hierbas y alcohol para los fieles que buscan renovar energías durante su visita.

“Algunos dicen que Maximón es malo, pero no lo es, todo depende del uso que le den a su poder”, afirmó López, quien se convirtió en sacerdote o chamán de este templo desde los 16 años en San Andrés Itzapa.

EL ORIGEN DE MAXIMÓN

Maximón es producto de la mezcla de la cosmovisión maya y el catolicismo, que se ha ido transformando con el paso de los años, y es considerado como uno de los creadores de la humanidad por indígenas de Santiago Atitlán, un poblado al oeste de Guatemala.

También es conocido como “San Simón” y su celebración coincide con la celebración católica del día de San Judas Tadeo.

Según sus seguidores, Maximón no es una contradicción del cristianismo, ya que, aseguran, “primero está Dios”, pero Maximón es un hermano que no juzga a las personas y “cumple las causas perdidas”.

El japonés Kodo Nishimura, monje budista, maquillador profesional y modelo, se ha convertido en un referente del activismo LGTBQ+ en Japón, desde donde predica un mensaje a favor de la inclusión y la diversidad a través de sus dos pasiones.

El simbolismo de San Simón raya entre el bien y el mal, entre la religiosidad y los vicios, de acuerdo a la tradición, y las fiestas en su honor se prolongan hasta el 1 de noviembre, cuando se celebra el Día de Todos los Santos.

La imagen de Maximón es protegida por diversas cofradías indígenas en el occidente de Guatemala y algunos expertos asimilan la popularidad del santo, con la que tiene la Virgen de Guadalupe en México, por ejemplo.

UNA HERENCIA DE FE

“Mi hija es un milagro de Maximón”, explicó Nancy Hernández, una devota que asegura que hace 10 años sus ofrendas y rezos al santo pagano, permitieron que su hija naciera después de un embarazo de alto riesgo.

“Cuando mi hija nació, la traje a los brazos de Maximón y le dije que ella sería su seguidora toda su vida”, agregó Hernández.

Decenas de niños, algunos en brazos aún, acompañan a sus padres al templo de Maximón y algunos son “purificados” con ceremonias donde los chamanes les escupen licor y los limpian con ‘chilca’, una hierba utilizada en este tipo de ceremonias.

Los fieles de Maximón como Felipe Castañeda y Nancy Hernández no limitan su relación con el santo a un visita anual cada 28 de octubre; cada mes le rinden culto en sus hogares y predican de sus favores a sus vecinos, familias y amigos.


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