Llegan las rebajas más atípicas


Oficialmente comienzan el miércoles, pero el pistoletazo de salida de las rebajas se dio ya la semana pasada, cuando algunos gigantes de la moda, como Zara —y el resto de enseñas de Inditex—, Mango o El Corte Inglés dieron inicio a la campaña más atípica, marcada por la pandemia de covid-19. Medidas de aforo y seguridad, descuentos más agresivos que nunca, demanda contraída por miedo al virus e incertidumbre económica son las principales claves de un periodo de descuentos que el sector ve crucial para recuperar la confianza del consumidor e impulsar la demanda interna, vital en un año sin turistas extranjeros.

Aunque desde 2012 no existen oficialmente como periodo regulado de tijeretazo de precios y las promociones se suceden a lo largo de todo el año, “las rebajas siguen teniendo un arraigo comercial importante”, señalan fuentes de Anged, la patronal de las grandes superficies, que engloba a Ikea, MediaMarkt o El Corte Inglés, entre otros. “Y este año aún son más importantes por razones obvias, después de varios meses cerrados”, añaden. De ahí que pocos comercios se hayan quedado fuera de la campaña y hayan apostado de entrada por descuentos más agresivos que en otras ocasiones.

Las rebajas de este año son absolutamente atípicas, porque venimos de una situación de confinamiento nunca vivida”, afirma Carlos Moreno-Figueroa, secretario general de la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos y portavoz de la Confederación Española del Comercio (CEC), la patronal de las pequeñas tiendas. “En el área de textil, por ejemplo, se cerraron las tiendas con la ropa de invierno y se ha abierto con calor. La mayoría de las tiendas tienen enormes stocks sin vender, y de ahí el adelanto y la agresividad de los descuentos”. Se suma, además, el tremendo revuelo que se generó cuando el Gobierno prohibió las rebajas para evitar aglomeraciones y se vio obligado a rectificar.

Los asociados de Anged están registrando en estos primeros días una “buena afluencia de público, mejor de lo previsto, aunque en un escenario crítico”, marcado también por medidas de seguridad inéditas como la limitación de aforos, las distancias de seguridad, las omnipresentes mascarillas o la desinfección constante. “Había parte de demanda embolsada, gente que tenía prevista alguna compra y esperó a salir del confinamiento”, explican fuentes de la asociación. Sin embargo, Eduardo Zamácola, presidente de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), ve un “efecto champán” en la afluencia a las tiendas en los primeros días. “Ha venido el cliente fiel, con un tique medio mayor, pero hemos perdido al turista y al que pasea por la calle: no hay espíritu para ir de compras”, señala. Se ven grupos de jóvenes, admite, más atrevidos, “pero ellos tienen menos poder adquisitivo”. “Ojalá los límites de aforo fuesen un problema”, suspira Moreno-Figueroa.

Lo importante de las rebajas de este año, afirman, es que sirvan de palanca para el consumo y para la confianza del consumidor. “Con el turismo en mínimos, recuperar el consumo interno es lo más importante, para activar el comercio y toda la cadena de valor”, afirman. “Buscamos movilizar al consumidor, lo que nos hace falta es generar confianza en que las tiendas son sitios seguros, que la ropa es segura”, abunda Zamácola, que añade que las ventas en los locales a pie de calle se han animado más que en los centros comerciales, donde “hay miedo a meterse”.

En cualquier caso, el presidente de Acotex afirma que la situación de su sector es “dramática”. Calcula que alrededor del 15% de las tiendas aún no han abierto y teme que muchas no lo hagan ya. “Algunas están esperando a que crezca la confianza del consumidor, les cuesta dinero sacar a gente de los ERTE y prefieren esperar”, explica, añadiendo que a eso se une la política de las grandes cadenas de reducir sus redes comerciales en favor de tiendas grandes en ubicaciones importantes (flagships) y la venta en línea. Entre unas cosas y otras, Acotex calcula una caída del 44,7% de las ventas del textil hasta junio, con una demanda un 25% menor desde la reapertura plena de comercios. Ahora temen que las rebajas se queden entre un 15% y un 20% por debajo de las cifras del año pasado, previsión que comparte la CEC.

A la caída de la demanda, se unen unos descuentos muy agresivos, fruto de la urgencia de dar salida al stock acumulado, con lo que los márgenes se resienten. “Ya son insignificantes”, lamenta Zamácola, que impulsó una iniciativa para retrasar este año las rebajas oficiales a septiembre para protegerlos en el momento de la apertura y saldar el stock después del verano. No cuajó. Moreno-Figueroa señala que, aunque en principio la CEC vio la iniciativa con buenos ojos, finalmente la desechó. Primó la urgencia por deshacerse del inventario: “muchos necesitaban sacar el stock antiguo, aunque fuese con márgenes ridículos, para pagar el nuevo”.

La CEC plantea al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo medidas para reactivar el consumo como los cheques para el comercio local que han puesto en marcha algunos Ayuntamientos, planes renove para actualizar el equipamiento del hogar, así como “ajustes” en el IVA. “Que se ponga en marcha la bicicleta y dar las primeras pedaladas, que son las que más cuestan”, resume Moreno-Figueroa.

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