Por lo general, las cenas suelen ser menos copiosas que las comidas ya que el irse a la cama con el estómago lleno es una sensación muy desagradable. Llegamos cansados del trabajo y preparamos algo ligero para cenar, pero muchas veces pasamos por alto la composición de los alimentos, y esto nos lleva a cometer algunos errores. Hay un plato que todos hemos tomado alguna vez como cena pensando que no engorda, y no podemos estar más equivocados.
Se trata del sándwich mixto, es decir, pan de molde con jamón de york y queso, normalmente calentado en la sandwichera. A pesar de la creencia popular, no es una cena saludable, y los médicos y nutricionistas advierten que engorda mucho más de lo que pensamos.
El primer problema que presenta el sándwich mixto es que el pan de molde se elabora con harinas refinadas y tiene un contenido en azúcar muy elevado, con todos los problemas para la salud que conllevan ambos ingredientes, según recoge ‘El Periódico’.
A esto hay que sumar que muchas veces compramos en el supermercado el jamón de york más barato sin fijarnos en su composición. Lo ideal es que contenga al menos un 85% de carne de cerdo, pero algunas marcas venden jamón de york cuyo contenido en carne de cerdo es inferior al 60%.
Por si no fuera suficiente, a veces el sándwich mixto lo hacemos con queso para fundir de muy baja calidad, que contiene aditivos y aceites refinados. Un buen queso sólo debe llevar leche, fermentos lácteos, sal y cuajo.
Consejos para una cena saludable
Teniendo todo esto en cuenta, queda claro que el sándwich mixto no es una buena opción para cenar. Por supuesto, no pasa nada porque lo tomemos de vez en cuando, pero no debe formar parte de nuestra alimentación diaria.
La cena es clave para tener una buena salud. Debemos evitar ingerir alimentos muy grasos o calóricos por la noche porque lo único que vamos a conseguir es que el organismo los acumule como grasas saturadas. Lo mejor a última hora del día es evitar los carbohidratos y apostar por las proteínas y los vegetales.
Es muy importante cenar al menos dos horas antes de irnos a dormir, para permitir que el sistema digestivo procese los alimentos adecuadamente. Y, por último, cabe señalar que la cena debe ir acompañada de agua para que el organismo esté bien hidratado durante la noche.
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