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Lo nuevo de Coldplay, Billie Eilish, Manel y otras canciones de mayo

Coldplay – ‘Higher Power’

Hace ya tiempo que Coldplay se ha convertido más en noticia por toda la parafernalia que acompaña a su música que por la propia música en sí. Al más puro estilo de U2. El lanzamiento de su nuevo sencillo, Higher Power, ha sido otra pirueta mediática de un grupo al que, desde la cúspide del pop, le gusta la grandilocuencia. El estreno de la canción fue extraordinario: el astronauta francés Thomas Pesquet, a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), se encargó de darle al play para que sonase esta composición de pop electrónico y sabor ochentero, destinada a la pista de baile bajo la producción de Max Martin. Después de días de mensajes enigmáticos en las redes sociales del grupo, la canción sonó desde el espacio mientras se podía ver la publicidad en diferentes partes del mundo (Nueva York, Seúl, Londres, Santiago de Chile…). ¿La idea? Hablar de la fragilidad del planeta y la preocupación que siempre ha mostrado Chris Martin con el cambio climático y los recursos naturales. Hay algo tan mesiánico en todo que, al final, un buen tema de baile nocturno se atraganta un poco. FERNANDO NAVARRO

Dawes – ‘Walls’

Al poco de comenzar, Dawes cautivaron a un fuera de serie como Jackson Browne. De eso ya hace más de diez años. Desde entonces, este grupo liderado el talentoso Taylor Goldsmith se ha labrado una carrera llena de pundonor en la americana. Un grupo especialista en los medios tiempos, desplegando una fuerza cautivadora para transitar en sonidos del folk-rock que remiten a los grandes. Walls es uno de los adelantos de su futuro disco, una canción en la que se asocian con Mike Viola, hábil en canciones para películas y solicitado productor que ha trabajado con gente como Ryan Adams o Mandy Moore. Con la peculiar delicadeza que caracteriza a Dawes, Walls adquiere aire de pequeño y dulce himno con esos coros tímidos de fondo. Es difícil que fallen estos tipos de California. F. N.

Ángel Stanich – ‘Una temporada en el infierno’

Segundo adelanto del que será el nuevo disco de Ángel Stanich y es todo un sopapo a buena parte de lo que hemos vivido en este año de pandemia. Con un ritmo frenético de rock al galope, marca del Stanich con mala uva, no se salva casi nada ni casi nadie. Los que querían saltarse las restricciones, los de las cacerolas, los negacionistas, los “delatores de la santa Inquisición” por aquellos que acusaban a quien pisaba la calle, los fascistas encubiertos… Una radiografía tan real como incómoda que anticipa que Stanich viene con fuerzas y dispuesto a armar jaleo, pero también constata que estamos ante uno de los compositores más lúcidos y ácidos de la música española actual. F. N.

BIllie Eilish, en el vídeo de ‘Your Power’.

Billie Eilish – ‘Your Power’

Cualquier paso que da Billie Eilish lo da en la dirección correcta, porque sabe exactamente lo que quiere. Y si no suena como nadie más, es porque su actitud, ferozmente desafiante y a la vez tan fuera de este mundo —un grunge capaz de reventarlo todo desde dentro—, no quiere que lo haga. Hasta, como aquí, en una aparentemente inocua, sencilla, balada, el reverb ampliado de su voz se alza —por encima de cualquier cosa, con un estribillo riff de los acostumbrados, tan marca profunda de la casa— para señalar, en este caso, al abusador de una amiga, alguien que usó su poder para “arruinarle la vida” en menos de un año. La potencia, en lo visual —el videoclip que acompaña al lanzamiento de este tercer adelanto de su nuevo disco lo dirige la propia Eilish—, de ese desierto desde el que lo dice, dejándose envolver (y casi asfixiar) por una anaconda, intensifica el mensaje: “Ten cuidado”, te dice Eilish, “estamos hartas de ti, estamos hartas de cómo creéis que podéis controlarlo todo”. El tema lo escribió con su hermano, y, sí, es otro hit. LAURA FERNÁNDEZ

Núria Graham – ‘Ready to fool you’

Como una Joni Mitchell que despliega su cada vez más interesante y desnuda paleta de sonidos, Núria Graham apuesta, en esta segunda entrega de su sencillo post Marjorie por el piano, y su voz, cada vez más rica en matices y más deliciosamente impositiva, como centro de gravedad, dejando que el mundo crezca alrededor. Un tema de ruptura, dice, que, en vez de lamentarse por lo perdido, se lanza a lo que sea que vendrá después, porque el después ya está aquí. Folk-pop de unos sesenta o setenta del siglo pasado perfectamente aterrizados en este siglo XXI, en el que la cada vez más única voz de Graham suena a clásico revisitado. L. F.

Lambchop – ‘The Last Benedict’

Se ha dicho de Showtunes, el último y minimalista y delicadísimo trabajo de Kurt Wagner, que está repleto de canciones de amor a la misma idea de la música. Y así es. Wagner lleva un tiempo tratando de deconstruir el sonido melancólico, tristón, de Lambchop. Y he aquí un buen ejemplo de esa deconstrucción, que además, tiene como protagonista al último huevo benedict del bufé del hotel en el que el músico se alojó durante el festival Pickanthon. Lo que aquí encontramos es un pop expansivo silueteado de fantasmagóricos fragmentos de ópera (¡sí, ópera!) que, de alguna forma, reinventa lo que el mismo considera “melodía de espectáculo”, sosegándola y convirtiéndola en un profundo y extraño acto íntimo. L. F.

El cantante de Manel, Arnau Vallvé, durante un concierto en la sala La Mirona (Girona), el 21 de mayo.Gonzalo Agudo / Europa Press

Manel – ‘L’amant malalta’

“Mi amante está enferma / Es una gripe con fiebres altas”. Los primeros versos del regreso de Manel trasladarán a quien los escuche a aquellos días en que nos convencimos, con dosis elevadas de autoengaño, de que este virus no era más que un catarro más fuerte de lo normal. L’amant malalta figura en un EP de tres temas que el grupo catalán grabó tras verse obligado a interrumpir la gira de su último largo, Per la bona gent, lo que propició que volvieran al estudio antes de lo previsto. En la canción que le da título, que vuelve a contar con la acertada producción del neoyorquino Jake Aron (con títulos de Solange o Grizzly Bear en sus créditos), la voz narradora de Guillem Gisbert esboza una viñeta inscrita en un costumbrismo grave, que da cuenta de una cita frustrada por un brote repentino de fiebre, lo que llevará al protagonista a conducir sin rumbo por una ciudad que parece prepararse para lo peor. Sin desmarcarse de la fórmula original, Manel se adentran en el agradable paisaje electrónico al que ya llevaban los sintetizadores de Amb un ram de clamídies e incluso se atreven con un inesperado solo de saxo, lo que siempre es sinónimo de valentía. ÁLEX VICENTE

Mdou Moctar – ‘Taliat’

El guitarrista tuareg de Níger es la estrella ascendente entre los cientos de músicos del Sahel que practican ese sonido hipnótico que llaman blues del desierto. Gracias al camino que abrieron Tinariwen o Bombino, Moctar se ha ganado una más que respetable audiencia en Europa y, sobre todo, en Estados Unidos. Allí ha colaborado con Bonnie Prince Billy, grabado un directo para el sello de Jack White y, tras años publicando con Sahel Sounds, un pequeño sello de Portland, ha fichado por la neoyorquina Matador Records, una de las independientes más grandes y conocidas del mundo. Con ella acaba de editar Afrique victime, un disco tan mágico como los anteriores, que incluye esta Taliat (mujer en tamashek), que es la elegida porque resume perfectamente el estilo del guitarrista zurdo y su trío. Música que se mueve en círculos que pivotan alrededor de los solos de Moctar, que parece volar en cielo abierto. En realidad, cualquiera de las canciones del álbum podría figurar en esta lista. ÍÑIGO LÓPEZ PALACIOS

La cantante Olivia Rodrigo, en la portada de su disco ‘Sour’.Geffen Records / EFE

Olivia Rodrigo – ‘Good 4 U’

En los días buenos, Olivia Rodrigo se parece a Lorde. En los malos, a Avril Lavigne. Y en sus sueños, a su admirada Taylor Swift. En esas coordenadas se mueve el debut de la nueva sensación del pop juvenil, que a sus 18 años se emancipa de la factoría Disney, donde protagonizó la serie inspirada en High School Musical, sin necesidad de sobreactuar su gamberrismo ni exagerar su sex appeal. Resulta grata, por infrecuente, la sencillez y la naturalidad que inspira su personaje: una chica de origen filipino recién salida del instituto, la rara del grupo de las guapas, sin más ambición que entonar canciones de desamor. Pero hay un giro insperado en su ascenso al estrellato. Tras una balada tan bien escrita y producida como Drivers License, convertida ya en uno de los éxitos del año, la sorpresa llega al descubrir un álbum lleno de cortes tan olvidables como este Good 4 U, su tercer single, recalentado pop punk de los dosmiles en el que lanza un sinfín de reproches a su ex con un sarcasmo impostado que no parece a la altura de lo que se nos prometió. Á. V.

Arooj Aftab – ‘Baghon Main’

La instrumentista pakistaní residente en Brooklyn, que se hizo un nombre con dos discos que ponían al día la herencia de la música tradicional de su país, regresa con una tercera entrega más íntima y desvestida, cruzada de principio a fin por su voz evocadora y su poesía de inspiración sufí, que se abre con un tema tan hermoso y doliente como este Baghon Main. Ese giro responde a la muerte de su hermano y de un amigo íntimo, que la incitaron a cambiar de manera de componer, a retirar la percusión de sus composiciones y a agregar violines, arpas y sintetizadores. El resultado es un álbum de una belleza desgarradora pese a su esforzado pudor, que bebe tanto del jazz y del folk anglosajones (ahí está su único tema en inglés, Last Night, para demostrarlo) como de los ghazals propios de su patria. Á. V.

Clara Luciani – ‘Le reste’

Emerge desde hace unos años una nueva generación de cantantes francesas que reivindican esa variété de gama alta que, en su día, representaron nombres como Françoise Hardy, France Gall o Véronique Sanson. Entre ellas hay vocalistas tan interesantes como Juliette Armanet, Fischbach o Clara Luciani, que retoman las torturas sentimentales de sus antecesoras y las tiñen de pop electrónico y retozos sexuales. Luciani, que triunfó en 2018 con Saint-Victoire, que contenía canciones tan brillantes como La grenade o Nue, volverá en junio con un esperado segundo álbum. Le reste es su primer adelanto, una canción de ruptura “desacralizada”, en palabras de su autora. Menos rotunda y sofisticada que sus hits anteriores, invita a conservar en la memoria lo mejor de una relación terminada (el trasero desnudo del amante, un lunar bajo su pulgar) y olvidar todo ese terrible “resto” al que alude el título. Eficaz y estimable, pero lejos del paso al frente que cabía esperar. Á. V.

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