Estos días Lorena Castell (Barcelona, 40 años) no para. Después de seis años trabajando en Zapeando, por fin se ha puesto a los mandos del programa de La Sexta. Será algo temporal, hasta principios de agosto, cuando el presentador habitual, Dani Mateo, regrese de sus vacaciones. No obstante, Castell se muestra agradecida ante esta oportunidad. “Pensaba que iba a estar más nerviosa, pero me está gustando la silla”, comenta riéndose.
Acaban de maquillarla, lleva la mascarilla quirúrgica colgando de una oreja y el tiempo para hablar con ella es limitado porque tiene una reunión previa a la emisión; un ritmo frenético diferente a cuando desempeña el papel de colaboradora. De hecho, creía que para comer tenía un gazpacho hecho por su madre, con huevo cocido y jamón aparte, para tomar rápidamente en el plató después de la entrevista y las fotos. El problema es que se ha olvidado en casa lo más importante: el gazpacho.
La presentadora ya se barruntaba que la sustitución del formato producido por Globomedia (The Mediapro Studio) recaería sobre ella este verano, después de que Anna Simón se despidiera del espacio televisivo para aceptar nuevos proyectos en Cataluña. Pero aun así no se lo creía. “Un día me dijeron: ‘Lorena, que te tienes que preparar, que vas a presentar este verano’. Y yo: ‘¿Seguro? ¿Os lo habéis pensado bien?”, relata con humor. El primer día llegó con mucha fuerza: empezó dando saltos de alegría con una pierna subida a la mesa y prosiguió tan acelerada que su compañero Quique Peinado expresó con agobio: “Va rapidísimo este programa. Yo no estoy entendiendo nada. Dios mío, por favor, estoy estresado”. Castell recuerda aquella toma de contacto entre risas: “Justo comenté: ‘Madre mía, estoy para Pasapalabra’. Era increíble la cantidad de palabras que decía seguidas y rapidísimo”. Fueron los primeros minutos de programa y luego ya se relajó, haciendo gala de sus dos décadas de experiencia ante las cámaras.
Castell se formó como actriz, pero pronto le llegaron oportunidades que la encauzaron a un perfil de presentadora en formatos de entretenimiento. Pese a ello, no ha abandonado su faceta interpretativa y desvela muy ilusionada que dentro de poco formará parte de una serie. También acaba de finalizar la grabación de la segunda temporada de El desafío, programa de Antena 3 en el que participan otros rostros conocidos como María Pombo, Raquel Sánchez Silva y Norma Duval. “Mola un montón. Todos los concursantes hemos hecho cosas increíbles. Si me volviesen a decir que tengo que hacer ese programa, lo haría con los ojos cerrados”, dice Castell, que se define como una persona atrevida, curiosa y que le gusta sentir adrenalina, aunque reconoce que había días que le temblaban las piernas.
Está acostumbrada a las emociones fuertes, pues en 2013 concursó en Splash! Famosos al agua, donde saltó a la piscina desde un trampolín de 10 metros de altura. Se anima con cualquier cosa: sabe bailar pole dance, hacer figuras en telas aéreas, dibujar tatuajes… “Me encanta probarlo todo, pero es verdad que no soy una profesional. Mi madre dice: ‘Aprendiz de mucho, maestro de poco’. Yo soy aprendiz de muchísimas cosas. ¿Podría llegar a ser una profesional? Sí, pero no tengo tiempo”, explica Castell, a la que también le apasiona escribir y aunque le han ofrecido publicar una novela, asegura que de momento no es algo que le apetezca.
Se crio entre discos y vinilos, pues su padre era DJ, una profesión con la que continuó su hermano y que ella controla un poco, aunque prefiere quedarse en la categoría de “pinchadiscos”. Formó un grupo, Lorena C, junto a Carlos García Bayona, gemelo del director de cine Juan Antonio Bayona, con el que intentaron ser los representantes de España en Eurovisión en el año que se seleccionó a Rodolfo Chikilicuatre. Aquella experiencia la califica de anecdótica, pero la disfrutó y presume de haber conocido a la cantante Raffaella Carrà. “Era una señora superenrollada, supervital, alegre… Todo el rato tirándote piropazos: ‘La chica más feliz de esta edición, la más divertida. Me recuerda a mí cuando era joven”, rememora Castell imitando el acento de la italiana.
Para disfrutar de esa energía que destacaba Carrà de la presentadora basta con pasarse por el bar El Ideal, en el barrio de Malasaña, donde ejerce de maestra de ceremonias en el espectáculo Bingo para señoras. Se trata de un negocio en el que invirtió junto a su expareja y Dani Mateo, aunque este ya no se encuentra entre los socios. Hace tres años se organizó un boicot contra el establecimiento después de que Mateo se sonara con una bandera de España en El Intermedio. Castell prefiere no comentar aquel suceso, pero poco a poco conversa sobre el odio que se genera en las redes sociales: “Es una época bastante jodida para los que salimos en la televisión. Hay que estar fuertes, trabajar en nuestra autoestima y pasar de las redes sociales”.
Admite que muchas veces no ha expresado su opinión por miedo a la repercusión, pero hay cosas que no se puede callar, como el asesinato del joven enfermero Samuel Luiz. “Nuestros hijos no deben tener miedo. Me imagino a mi hijo –Río, de dos años– dentro de unos años y él tiene que vestir como le dé la gana e ir con quien le dé la gana”, expone Castell indignada, a lo que añade: “Es muy duro pensar que eso le está pasando a una persona de 20 años”.
También se muestra molesta con los comentarios procedentes de la gerencia de La Chocita del Loro que desacreditan la valía de las mujeres en el mundo de la comedia, una actitud que considera “una antigüedad”, así como con los titulares en los que la comparan con compañeras de pantalla como Cristina Pedroche: “Estamos en un programa en el que no hay ningún tipo de competitividad, en el que todas las mujeres nos llevamos bien. Esos comentarios los pasamos totalmente por alto porque son absurdos”. Cada una destaca por su carisma y lo que llama la atención de Castell es su espontaneidad y naturalidad, según los comentarios que recibe. “No perder la esencia de tu personalidad. Creo que esa es la clave”, concluye.
Source link