Muchos fueron los secretos militares que se guardaron celosamente durante el Siglo XX. Algunos de ellos seguirán siendo un misterio, pero también hubo filtraciones de información; las mentiras siempre salen a la luz, y estos son los cinco secretos militares más renombrados.
Los Estados Unidos de Norteamérica trabajaron, durante la década de los 90, en el programa HAARP, y su objetivo era estudiar la ionósfera, aunque todo indica que sus verdaderas intenciones eran muy diferentes.
El programa HAARP era un método para detectar fábricas y almacenes de armamento a gran distancia e incluso era capaz de alterar el clima en cualquier sector del campo enemigo. Aparentemente, causó la caída de varios aviones y otros tantos desastres.
Otros secretos militares guardados en el Siglo XX
También los norteamericanos, en el año 1993, trabajaron en un avión militar al que llamaron Aurora, una nave militar que estaría destinada al espionaje. Se utilizaron 9.000 millones de dólares en el Proyecto Aurora, pero otro de los secretos militares es si el prototipo llegó a ponerse en funcionamiento.
El Pentágono negó su existencia y afirmó que Aurora era el nombre clave de otro proyecto que tenían en marcha.
También estudiaron las Bombas de LSD. A partir de 1960 y cuando el mundo estaba inmerso en la Guerra Fría y estaban apareciendo los conflictos en Vietnam, el ejército norteamericano inventó un arma que neutralizaría a sus enemigos.
Se trataba de bombas cargadas con dietilamida de ácido lisérgico en estado gaseoso, LSD. Se trataba de tomar el control de pueblos completos, sin tener que combatir. Nunca llegaron a utilizarse.
Después de la Segunda Guerra Mundial el ejército norteamericano trabajó en el Proyecto PX. Su objetivo: crear la primera supercomputadora. Fue llamada ENIAC y sorprendió a todo el mundo por su habilidad para resolver complicadas operaciones matemáticas muy rápido. Su existencia fue revelada en el año 1970.
Uno de los más interesantes secretos militares jamás desvelados es que el ejército británico desarrolló un arma que era capaz, literalmente, de quemar al enemigo. Se trataba de un lanzallamas que podía lanzar bolas de fuego a casi cien metros de distancia.
Estas armas fueron instaladas en el año 1945 en posiciones clave y tenían aprovisionamiento subterráneo de combustible. Sus líneas de fuego estaban cruzadas y hubiera resultado imposible escapar a su ataque. Como ya se estaba acercando el final de la guerra, nunca llegaron a usarse.
Los secretos políticos y militares siguen existiendo hoy en día y la gran cantidad de información a los que estamos expuestos nos impide saber que muchos de estos secretos militares, más de los que imaginamos, se hacen finalmente públicos.
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