Chile ha dado este fin de semana un giro inesperado y brusco a la izquierda. La convención de 155 miembros que desde junio tendrá un año para redactar la nueva Constitución, ha quedado dominada por los independientes, que tendrán 48 miembros en el órgano (el 31%). Es un fuerte castigo a la clase política tradicional. Tanto la derecha de Sebastián Piñera como la centroizquierda, los dos sectores que lideraron la transición hacia la democracia y gobernaron Chile desde 1990, sufrieron una histórica derrota. El bloque oficialista ni siquiera alcanzó el tercio de representantes necesario para negociar (37 electos, con el 23,9% de la votación). Mientras, la lista moderada de la oposición obtuvo apenas 25 escaños (16,1%) y fue sobrepasada por la izquierda por el Partido Comunista y el Frente Amplio, un grupo de partidos y movimientos que nacieron de las protestas universitarias de 2011, similar a Podemos en España. Con 28 electos (18,1% de los votos), esta alianza se instaló como la primera fuerza de la oposición en la constituyente.
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Ha sido un sismo político. Con el resultado del fin de semana, la convención que se conformará a partir de junio estará atomizada, sin el control de los partidos, dominada por la oposición y con la derecha sin ninguna relevancia en la discusión. El Gobierno acusó anoche mismo el golpe. “La ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje, tanto al Gobierno como a todas las fuerzas políticas tradicionales: no estamos sintonizando adecuadamente con sus demandas y anhelos”, dijo el presidente Sebastián Piñera, desde La Moneda, arropado por su gabinete. La reacción del centroizquierda, que queda en una encrucijada por el papel que le tocará jugar en el órgano, fue enfática: “La ex-Concertación [de centroizquierda] murió y se enterró hace tiempo y eso ha quedado muy claro en esta elección”, dijo anoche el presidente del partido PPD y candidato presidencial del partido, Heraldo Muñoz. De acuerdo a la politóloga Pamela Figueroa, del Observatorio Nueva Constitución, el 64% de los constituyentes no tiene militancia política y sólo el 36% pertenece a alguna colectividad.
Tras los resultados de la elección de constituyentes, el dólar se ha disparado este lunes por la mañana, por la incertidumbre que genera la derrota del bloque oficialista al no lograr un tercio de los convencionales y la irrupción de los independientes. El peso se ha depreciado 2,5%, una depreciación frente a la divisa norteamericana inédita desde el estallido social de octubre de 2019. Las acciones en la Bolsa de Santiago, en tanto, caen 10%.
El Partido Comunista, que formó parte del segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018), en paralelo tuvo otros importantes triunfos en las elecciones municipales, que se llevaron a cabo junto a la elección de constituyentes y de gobernadores regionales. El partido se quedó con la alcaldía del municipio de Santiago, el de mayor simbolismo entre los 345 que existen en Chile, y le arrebató el cargo a la derecha. La alcaldesa electa, Irací Hassler, economista, tiene 30 años. Nunca antes los comunistas habían liderado este municipio, ni siquiera en el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende (1970-1973), del que fueron parte. El resultado deja en una inmejorable posición dentro de la oposición a Daniel Jadue, el candidato presidencial del partido para las elecciones de noviembre, que este fin de semana fue reelecto como alcalde del municipio capitalino de Recoleta, con el 64%.
El Frente Amplio de izquierda, el grupo de partidos y movimientos que emergió en 2011 con las protestas universitarias, fue otro de los grandes victoriosos de la doble jornada electoral, que se desarrolló impecablemente, como ya es habitual en Chile. Liderado por diputados como Gabriel Boric y Giorgio Jackson, esta formación sobrepasó al centroizquierda y a la derecha, a la que le arrebató importantes municipios. Los candidatos del Frente Amplio le quitaron a la derecha al menos dos alcaldías muy simbólicas: la de la popular Maipú, en Santiago, y la de Viña del Mar (a unos 100 kilómetros de la capital). En Ñuñoa, un municipio acomodado de la zona oriente, el Frente Amplio también se quedó con la alcaldía. Con estos resultados, Boric, de apenas 35 años, candidato presidencial del sector, tiene un nuevo impulso para su carrera a La Moneda.
Un nuevo sistema político
La inusual alianza entre el centro y la izquierda que hizo posible en Chile la recuperación de la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet, y la derecha que fue su contraparte en los últimos 31 años, tendrán un papel disminuido en el dibujo del nuevo país que se hará con la nueva Constitución. Lo han decidido el 43% de los ciudadanos que sufragaron este fin de semana, una cifra muy baja para la relevancia de la elección múltiple, donde Chile comienza su reordenamiento. En un país con alta abstención y con voto voluntario desde 2012, se esperaba que la concurrencia a las urnas al menos fuera similar a la del plebiscito constitucional de octubre pasado, donde hubo un 50,9% de participación. Dada la alta abstención, que pasó del 50% al 60%, parece evidente que Chile deberá reabrir la discusión sobre la reinstalación del sufragio obligatorio.
Chile se redefinirá en asuntos fundamentales. La convención discutirá su régimen político y sistema de Gobierno, porque existe algún consenso en que el presidencialismo a la chilena –exacerbado– mostró deficiencias con las revueltas de octubre de 2019. Se debatirá sobre la descentralización y regionalización, en un Estado unitario y fuertemente centralizado en la capital, como el chileno. Los 155 constituyentes deberán acordar diferentes asuntos relativos a los pueblos originarios, como su reconocimiento expreso en la Constitución o la plurinacionalidad. Es un tema central, dado los históricos problemas de relación entre el pueblo mapuche y el Estado chileno. El órgano constituyente discutirá el modelo de desarrollo económico, el destino de instituciones como el Tribunal Constitucional, el modelo del Estado –los derechos económicos y sociales son debates calientes– y asuntos especialmente sensibles para los mercados, como la autonomía del Banco Central.
Con 17 escaños reservados para los pueblos indígenas, la convención será paritaria entre hombres y mujeres (78 y 77, respectivamente). La edad promedio de los convencionales es de 45 años.
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