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Los coches ya no pasan por la Puerta del Sol


El Ayuntamiento de Madrid sacará este agosto los coches de la Puerta del Sol y de sus calles aledañas antes de acometer las obras necesarias para su ya anunciada peatonalización permanente. El paso de vehículos por este espacio con más de 500 años de historia estará prohibido a partir del 20 de agosto. El proyecto lo avanzó sin fecha ni estimación de costes el alcalde, José Luis Martínez Almeida, en septiembre de 2019 y él mismo ha sido el encargado de darle hoy carta de naturaleza y de fijar un plazo: el próximo año. De la dotación presupuestaria aún no se ha hablado. Convertir la Puerta del Sol en un espacio solo para peatones es un viejo sueño municipal. De hecho, para llevar a cabo de reforma de la plaza Almeida repescó el plan de Ana Botella de 2014. En la zona, en pleno corazón de Madrid Central, el coche ha ido cediendo espacio al viandante desde hace años. El alcalde también ha anunciado la creación de 12 kilómetros de carril bici temporales, que se suman a los 46,7 existentes.

Martínez-Almeida ha avanzado este primer paso del proyecto en un desayuno informativo celebrado este viernes por Europa Press: “Vamos a peatonalizar la Puerta del Sol a partir del 20 de agosto, este es un Gobierno que actúa, que toma decisiones, que entiende la sostenibilidad como un compromiso, no solo como una pancarta”. El alcalde ha explicado que la peatonalización iba a producirse con el inicio de las obras pero que, en vista de la situación generada por la covid-19, entiende que se dan las condiciones necesarias para adelantarlo.

En concreto, se cerrará al tráfico la calle Mayor, Alcalá entre Sevilla y Sol, la carrera de San Jerónimo desde la Plaza de Canalejas y las vías entre la calle de la Cruz y la Carrera de San Jerónimo, es decir Espoz y Mina y Victoria. Como ha destacado Almeida, se formará un eje peatonal desde el Palacio de Vargas hasta el Museo Thyssen “prácticamente sin cruzar un semáforo”.

En todo el perímetro peatonalizado se pondrán señales verticales y en la calzada en las que se advertirá del cierre al tráfico, pero no vallas con el fin de permitir la carga y descarga. En total, se peatonalizan 5.546 metros cuadrados en lo que el equipo de PP y Cs señala como la primera zona cero emisiones de Madrid 360, el plan de Almeida para luchar contra la polución en la capital española.

La medida supondrá reorganizar todo el tráfico, por ejemplo cambia de sentido la calle Esparteros, y tres líneas de autobuses de la EMT ―la 3 y las nocturnas N16 y N26― se verán afectadas con paradas que se reubicarán en zonas próximas. A lo largo de los próximos días, el Ayuntamiento enviará cartas a los vecinos y comerciantes afectados, en las que se les informará de los desvíos y de la ubicación de las cabeceras de autobús.

En la plaza hay un carril bici en contrasentido, es decir, que va de Sol a la plaza Mayor, y fuentes municipales han aclarado que mantendrá tras la peatonalización. Lo único que faltaría saber es si los ciclistas podrán ir en los dos sentidos o solo en el existente, informa Miguel Ángel Medina.

Las obras para reordenar la plaza y eliminar la calzada comenzarán el año que viene. Para la reorganización de la plaza, el Consistorio ha tomado como base la propuesta de los arquitectos Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez, que supone mover las tres esculturas que la decoran: la Mariblanca, el Oso y el Madroño y la ecuestre de Carlos III. Este diseño fue el ganador de Piensa Sol, un concurso que el Ayuntamiento y el Colegio de Arquitectos de Madrid lanzaron hace seis años para buscar soluciones a la plaza.

En la Puerta del Sol se producían en tiempos sin covid unos 6.800 desplazamientos diarios de vehículos. De ellos, 1.100 son coches particulares y 4.000 taxis, de los que el 70% circulan vacíos, según datos municipales. La última vez que se le dio un lavado de cara fue en 2009, cuando prácticamente se eliminó el tráfico de paso, dejando solo un carril.

En el mismo acto, el alcalde también ha anunciado la creación de 12,95 kilómetros de carril bici provisional, que se sumarán a los 46,7 existentes, informa Lucía Ramos Aísa. En concreto, se trata de seis nuevo tramos con los que se persigue activar la bicicleta tras la crisis del coronavirus, en la que se teme que se reduzca el uso del transporte público. Serán 2 kilómetros en la avenida de Burgos, 1,75 en el paseo de las Delicias, 1,5 de la calle Ribera del Sena a vía Dublín, 1,75 en Méndez Álvaro, 1,35 del paseo Camoens a Ruperto Chapí y 4 en avenida de Daroca-calle de Largo Caballero-avenida de Arcentales. Esta ampliación de carriles bici no supondrá una reducción de vías de circulación para vehículos.

Aunque no forma parte de lo que el alcalde ha llamado “primera tanda”, ha prometido que se hará el carril bici en el paseo de la Castellana, como acordó con el resto de grupos municipales en los Pactos de la Villa aprobados este martes. Este tramo, que llegará después por su “complejidad técnica”, supondría unir el paseo de las Delicias con avenida de Burgos, un paso más hacia la red en todo Madrid que reclaman las organizaciones que reivindican la bicicleta como medio de transporte.

Dichas organizaciones celebran el anuncio, pero lo consideran insuficiente. Los tramos, explican, no conformarán una red que haga posible una movilidad efectiva en la capital, que conecte barrios y que permita trasladarse a pedales de norte a sur y de este o este de la ciudad. “Son tramos cortos e inconexos, no tienen conexión entre ellos ni entre otros carriles”, critica Fernando García, portavoz del colectivo Pedalibre.

Luis Ángel Fiel, portavoz de Carril Bici Castellana, celebra la noticia pero considera que estos tramos sueltos no harán que la bicicleta se consolide como medio de transporte para los madrileños. Es necesario, argumenta, un tejido como el que hay dispuesto para el resto de transportes. “Nadie imagina que la línea 1 de Metro vaya de Cuatro Caminos a Iglesia, se corte, y luego de Sol a Puente de Vallecas. Tampoco un autobús que te desplace medio kilómetro, te bajes, camines hasta el siguiente y cojas otro medio kilómetro en otro autobús. Con la bicicleta pasa lo mismo”.

Otra de las preocupaciones de los colectivos es la manera en la que se implementarán los carriles. No es suficiente, consideran, con pintar el carril bici en la carretera. “Si no se utilizan elementos físicos se convierten en un carril para los coches de segunda fila o para aparcar”, continúa García. El Ayuntamiento no ha especificado en el anuncio cómo se hará.

Greenpeace ha recibido el anuncio con optimismo. “Apreciamos este cambio de actitud de un alcalde que llegó quitando carriles bici, como el de Gran Vía de Hortaleza”, declara Adrián Fernández Carrasco, responsable de movilidad de la ONG ecologista. Pero Madrid, asegura, arrastra un “déficit de carril bici”. La causa, según estos colectivos, es la falta de determinación de las diferentes administraciones que han pasado por Cibeles para dar el paso. “Falta valentía para dar el paso, para discutir el espacio y debatir el papel hegemónico del coche en la ciudad. El 80% del espacio público, entre circulación y aparcamiento, lo tiene el coche”, continúa Fernández.

“Es el pez que se muerde la cola”, añade Fiel, de Carril Bici Castellana. “Solo un 0,5% de la población en la capital usa la bici. Son 42.000 viajes diarios frente a 200.000 en Barcelona, por ejemplo. Al ser poca gente, no lo hacen, pero eso lleva al rechazo de los ciudadanos por el desconocimiento”, argumenta. En esta línea también se ha pronunciado Alfredo González, portavoz de Medio Ambiente y Movilidad del PSOE: “En el caso de los carriles bici hay ciudades en el mundo que están señalizando 600 km como París, Bogotá 80, Milán 35, Barcelona 21. El anuncio efectuado esta mañana por el alcalde se queda realmente corto en función de las necesidades de movilidad ciclista que tiene Madrid”, ha declarado.

Los colectivos, a pesar de los matices, han recibido el anuncio con los brazos abiertos y mantienen la esperanza de que la red se termine de consolidar. Son firmes en que el Madrid del futuro pasa por un tejido sólido para este medio de transporte. “La gente quiere una ciudad más amable para las personas, no quiere estar en la Castellana luchando contra coches y autobuses”, concluye Fiel.


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