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Los cursos de primero y segundo de ESO en Cataluña fusionarán materias y tendrán menos profesores especialistas



Alumnos de primero de ESO en un instituto de Esplugues de Llobregat, en una imagen de archivo.Albert Garcia

Amortiguar el impacto que supone a los alumnos pasar de la primaria a secundaria. Con este objetivo, el nuevo currículo escolar de Cataluña para la educación básica (de los 6 a los 16 años) busca rediseñar los dos primeros cursos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) para que los alumnos no se encuentren con un aumento brusco de asignaturas y profesores. En estos dos cursos solo se impartirá una materia más que al final de la primaria y los docentes deberán dar clase de más de una materia. Esta es una de las novedades que recoge el nuevo currículo (la norma que regula cómo se aprende y se evalúa en la escuela), además de otros cambios en la calificación del alumnado y en el impulso del aprendizaje por competencias, que pretende sustituir el modelo de enseñanza tradicional, basado en que los alumnos demuestren ser capaces de repetir contenidos en un examen, por otro en el cual sepan aplicar lo que aprenden y relacionar conocimientos de distintas disciplinas.

“Deben organizarse los dos primeros cursos de la etapa de Educación Secundaria Obligatoria”, señala el borrador del texto, “de manera que los docentes con la debida capacitación impartan más de una materia o un ámbito integrador [una clase en la que se fusiona más de una disciplina para enseñarlas de forma relacionada, como por ejemplo matemáticas y tecnología] al mismo grupo de alumnos”.

El Departamento de Educación ha enviado a las direcciones de los centros el borrador del decreto de ordenación de las enseñanzas básicas (que abarca primaria, ESO y ciclos formativos de grado básico) para que hagan sus aportaciones en los próximos días. El nuevo currículo entrará en vigor el próximo septiembre en los cursos impares de primaria a bachillerato, así que en dos años ya estará aplicado en todo el sistema.

El cambio normativo desarrolla en Cataluña los cambios introducidos por la nueva ley educativa, bebe de la nueva la Lomloe. La normativa estatal fija la mitad de los contenidos, las enseñanzas básicas, mientras que Cataluña puede desarrollar el 50% restante, aunque Educación ya ha avisado que la intención es “dar la máxima autonomía a los centros”. De ese 50% del horario que puede fijar, Educación cederá además un 20% (entre cinco y seis horas semanales) a los centros, para que adapten la enseñanza a las condiciones específicas de su alumnado y refuercen aquellas parcelas que consideren especialmente necesarias. “Esto servirá para que los centros puedan desarrollar sus proyectos singulares, como los STEM, música o robótica, que a veces son difíciles de encajar en un horario donde cada hora hay una asignatura. Ahora tendrán una amplia franja para llevarlos a cabo”, defiende Núria Mora, secretaria de Políticas educativas. La Lomloe contempla la posibilidad de dejar en los colegios e institutos la fijación de una parte del currículo, en una proporción que corresponde fijar a las comunidades autónomas. Aunque está por ver lo que hacen los demás territorios, ese 20% situará muy probablemente a Cataluña entre los que más autonomía dará a los centros.

Uno de los pilares del nuevo currículo es que va dando pasos de gigante en la transformación educativa y profundiza en el nuevo modelo de enseñanza por competencias, que algunos centros educativos ya aplican desde hace tiempo, y que ahora Educación trata de generalizar con esta nueva normativa.

Ramon Grau, subdirector general de ordenación curricular, explicó el pasado jueves en videoconferencia con las direcciones que el nuevo currículo se apoya en seis pilares: además de dicho aprendizaje por competencias, la incorporación de la perspectiva de género, el favorecer que todos los alumnos consigan “el éxito” en el proceso educativo, el bienestar emocional, promover la educación de las lenguas y “fomentar la conciencia global que permita afrontar los retos actuales de desarrollo sostenible”.

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A nivel organizativo, entre las novedades figura la posibilidad de que los centros se organicen por “ámbitos”, una agrupación de materias que impartiría el mismo docente o grupo de docentes. En la ESO, los cursos se dividirán en dos ciclos: el primero aglutinará los tres primeros cursos, mientras que 4º de ESO quedará solo en un segundo ciclo, ya enfocado a la enseñanza posobligatoria. Una de las principales novedades es que los dos primeros cursos se diseñan para favorecer la transición desde la primaria, de modo que durante este tiempo los alumnos solo podrán cursar como máximo una materia más que al final de la primaria. Asimismo, los docentes impartirán más de una materia, así que durante los dos primeros cursos los alumnos tendrán menos especialistas y se favorecerá la tutorización y el contacto con el profesor. De este modo, los centros tendrán margen de maniobra para fusionar materias en dichos “ámbitos” y realizar proyectos más interdisciplinares. “La idea es que no tengan seis materias con seis profesores en seis horas. Es mejor tener franjas más amplias y tener tres ámbitos con tres profesores”, abunda Mora. Y aclara: “Esto no significa que se hagan menos horas, menos materias o que se vaya a recortar personal. Se trata de dar un paraguas más amplio para poder desarrollar los aprendizajes interdisciplinares”.

Nueva forma de poner las notas

A nivel de evaluación, otra de las novedades afecta a la nomenclatura en las notas: el suspenso (“no assolit”) se llamará ahora “en proceso de logro” (“en procés d’assoliment”). Esta calificación se suma al “logro satisfactorio”, “logro notable” y “logro excelente”, que serán las que constarán en los informes que recibirán las familias. En cambio, las actas oficiales y el expediente académico recogerán las clásicas: excelente, notable, suficiente e insuficiente. También desaparecen las notas trimestrales, que serán sustituidas por un informe donde se explica la evolución del alumno.

Educación defendía que la evaluación se hiciera a final de cada etapa (primaria, ESO), pero la normativa estatal ha marcado que sea al final de cada ciclo. De este modo, en primaria los informes de cualificación -los que constarán en el expediente académico- se elaborarán al final de cada ciclo (2º, 4º y 6º). Así, el paso de curso en 1º, 3º y 5º será “automático” y solo se valorará la repetición de curso a final de cada ciclo (que coincide con los cursos pares), aunque la normativa ya indica que ello debe tener “un carácter excepcional”. Esto se corresponde con el espíritu del nuevo modelo educativo de valorar la evolución del alumno como una carrera de fondo y no en la necesidad de adquirir ciertos aprendizajes en un momento concreto.

En secundaria, los informes de evaluación serán anuales. En esta etapa desaparece la recuperación a final de curso y solo habrá el habitual examen en junio. Además, un alumno podrá obtener el título en finalizar el 4º curso, aunque no haya superado todas las materias, “si de forma colegiada el equipo docente considera que no será un impedimento para la continuidad formativa”.

Las pruebas diagnósticas que se hacen para medir la calidad del sistema educativo también sufren modificaciones. Las de final de etapa ―6º primaria y 4º de ESO― pasan a ser “muestrales”, es decir, que solo se llevarán a cabo en un número de centros determinados. En cambio, las de 4º de primaria y 2º de ESO, mantienen el carácter de universales.

Sin mención a la inmersión

El borrador también incluye una breve mención al ámbito lingüístico. Son tres párrafos donde el concepto de “inmersión lingüística” no está presente y donde se limita a asegurar que el objetivo es “desarrollar la competencia comunicativa y lingüística desde una perspectiva plurilingüe” y que el alumno conozca bien las dos lenguas cooficiales al final de la ESO. Asimismo, deja en manos de los centros cómo se organiza este aprendizaje, cosa que ya sucede actualmente, ya que cada centro despliega su proyecto lingüístico en función de su entorno.

Educación ya ha dejado claro que el nuevo modelo de uso del catalán en las escuelas, tras la sentencia que obliga a que el 25% de las clases sea en castellano, no queda regulado en este futuro decreto, sino que preparan una normativa específica.

Bachillerato con más optativas

La entrada en vigor de la nueva ley educativa implicará que la Generalitat deba desarrollar tres decretos de currículo diferentes: a parte del de primaria y ESO, ya perfilado, en breve Educación finalizará el de infantil y el de bachillerato. Educación considera que en el modelo actual de este último tiene demasiado peso el itinerario, lo que comporta una separación de disciplinas (humanística, artística, científica). En el nuevo decreto se diseña un bachillerato “más competencial y flexible”. Por un lado, se amplían de cuatro a nueve las horas dedicadas a las optativas. Y, por otro lado, se creará una bolsa única de estas asignaturas de libre elección, que serán de disciplinas diferentes. Y los alumnos, sea cual sea su itinerario, podrán escoger la optativa que más les convenga. “Un alumno que estudie Biología puede tener la posibilidad de elegir Latín, porque también le será útil”, justifica Núria Mora, secretaria de Políticas educativas. “Los jóvenes tienen que poder construir su camino curricular”, comentó Ramon Grau, subdirector general de ordenación curricular, el jueves a las direcciones.

Asimismo, se permitirá que los alumnos puedan convalidar materias que hayan cursado en un ciclo formativo.


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