La agricultura es un sector que depende del clima, de la tierra y del agua, por lo que los fenómenos meteorológicos, sísmicos y biológicos alteran el nivel de producción agrícola, provocando escasez y aumentando el precio de los alimentos. De acuerdo con el informe presentado por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Gobierno de Vietnam, entre 2005 y 2015 los desastres naturales han provocado pérdidas por valor de 96.000 millones de dólares (más de 77.000 millones de euros) en los países afectados: 48.000 millones en Asia, 26.000 millones en África y 22.000 millones en América Latina y el Caribe.
José Graziano da Silva, director general de la FAO, advierte de que el sector agrícola y ganadero, así como la silvicultura, la pesca y la acuicultura “se enfrentan a muchos riesgos” como la volatilidad del clima y del mercado, plagas y enfermedades, fenómenos meteorológicos extremos y un número cada vez mayor de crisis y conflictos prolongados. Y es que dependiendo del fenómeno, las consecuencias son distintas. Las inundaciones, por ejemplo, afectan con mayor intensidad a la pesca y la producción de cultivos, mientras que las tormentas tienen un gran impacto sobre la silvicultura. Tradicionalmente, es la agricultura asiática la que se ve estancada por las inundaciones y las tormentas, pero en los últimos años también ha sufrido las repercusiones de los terremotos, los tsunamis y las temperaturas extremas.
Las sequías, que son responsables del 83% de las pérdidas que absorbe la agricultura, tienen un mayor impacto en la ganadería. Las regiones más perjudicadas por este fenómeno son África y América Latina y el Caribe, donde los daños ascienden a 10.700 y 13.00 millones de dólares respectivamente. Además, en África en particular las plagas de los cultivos y las enfermedades de los animales han empeorado la situación.
Y los pequeños estados insulares en desarrollo, que son especialmente vulnerables a los desastres naturales, se ven constantemente azotados por tsunamis, terremotos, tormentas e inundaciones. Las pérdidas económicas generadas por estos fenómenos alcanzaron los 14.000 millones entre 2008 y 2015.
”Una nueva normalidad”
De acuerdo con el informe, cada vez existen más factores que ponen en peligro la estabilidad de la agricultura, lo que se ha convertido “en una nueva normalidad”. Por lo general, los desastres naturales tienen un impacto directo sobre la agricultura, pero existen otros elementos que repercuten en el sector a medio y largo plazo. El documento señala que los desastres suelen yuxtaponerse a las crisis prolongadas, que agravan todavía más situación: la inestabilidad, la violencia y las enfermedades arrasan con la agricultura y las formas de subsistencia, sobre todo en las zonas rurales, provocando pobreza y hambre.
“Construir un marco más integral y ambicioso de resiliencia de la agricultura ante los desastres es crucial para garantizar el desarrollo sostenible, que es una piedra angular para la paz y la base para la adaptación al cambio climático”, señala Graziano da Silva.
Source link