El mundo de los Pokémon no se diferencia tanto del nuestro. Seguramente, leas esta afirmación y pienses que haya sido un error, una simple errata o un juego de palabras. Pues no. Puede que los Pokémon no lleguen a ser reales, pero el extraño abdomen de este arácnido bien recuerda a uno de ellos ¿Lo tienes? Sí, estamos hablando de Pikachu. Y es que esta extraña araña ha sido bautizada como la «araña Pikachu» y se ha convertido en un auténtico fenómeno viral en Internet. Por eso hemos querido investigar un poco y contarte sus características ¡No te lo pierdas!
Una araña de dibujos animados
El explorador de National Geographic Jonathan Kolby, ha sido el descubridor de uno de los hallazgos animales más curiosos de los últimos años. La «araña Pikachu» es real y recibe el nombre científico de Micrathena sagittata. Una especie muy extraña que suele habitar en las selvas de Honduras pero que puede verse en toda la zona de Norteamérica. Su pequeño tamaño las hace difíciles de ver a simple vista. Aunque las hembras suelen tener el doble de dimensiones que los machos.
El universo Pokémon se ha hecho partícipe de un descubrimiento tan impresionante como peculiar y ha decido apodar a este arácnido con el nombre del famoso Pokémon amarillo. Y es que el color amarillo brillante de este espécimen unido a las dos largas espinas traseras con terminaciones negras no tienen nada que envidiar al famoso mejor amigo de Ash Ketchum. Un rasgo muy curioso, ya que su parte inferior es de color rojo brillante. Una estructura bastante similar a la de una hormiga.
Un rasgo utilitario
El color amarillo de su abdomen es un rasgo que solo adquieren las hembras de la especie. Una peculiaridad que, según los científicos, podría ayudar a atraer a sus presas. Los insectos quedan obnubilados por los colores potentes, una debilidad que la «araña Pikachu» utilizaría a su favor a la hora de cazar. Sin olvidarnos de que las enormes espinas repartidas por su cuerpo se enmarcan como un perfecto mecanismo de defensa que mantiene alejados a los depredadores. Menos mal que no existe un Charizard de verdad en la realidad, porque este pequeño insecto, por muy curioso que sea, no le duraría ni un segundo.
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