Los empresarios piden no vincular precariedad con temporalidad



Un temporero en Artesa de Segre (Lleida)Javier Martín

La CEOE se niega a admitir que la alta temporalidad existente en España, de en torno al 25% y una de las batallas que quiere dirimir el Gobierno a través de la reforma laboral, sea sinónimo de precariedad. El vicepresidente de CEOE, Íñigo Fernández de Mesa, ha sostenido este sábado que pese a la alta rotación laboral “es un tema importante”, es un “concepto erróneo” establecer esa relación.

Fernández de Mesa, participante en un coloquio del XXVI Encuentro de S’agaró, ha apuntado como los principales retos a los que se enfrenta España el desempleo, que podría generar 13.000 millones de euros si se rebajara a niveles europeos, y la lucha contra la economía sumergida, cuya resolución podría llevar a la Seguridad Social a una situación de superávit.

Pero en ningún caso, ha querido asumir el discurso sobre la temporalidad. “Es importante, pero me niego a relacionar temporalidad con precariedad”, ha dicho el vicepresidente de CEOE, defendiendo su argumento con el hecho de que la temporalidad está fuertemente anclada en la Administración. Se refería al 30% de contratos temporales y ha señalado: “me niego a que sean empleos precarios”. “Si encima de que tenemos un déficit público del 8,5%, una presión fiscal empresarial e individual mucho más alta que en Europa y el empleo pública es precarios, es que andamos mal”, ha afirmado.

Acerca de las negociaciones sobre la reforma laboral, Fernández de Mesa ha llamado a la calma en la búsqueda de un acuerdo. Ha antepuesto “calidad” a “decisiones precipitadas” en un asunto que ha afirmado que es “complejo”, por lo que ha demandado no forzar la marcha e, incluso, dejar a un lado los plazos previstos inicialmente para una resolución: “No tenemos que acabar este mes; mejor que haya algo de calidad que hacerlo precipitado”, ha indicado.

Sacrificios

El representante patronal ha realizado un discurso en el que ha sostenido que es a las empresas a las que les está costando salir más de la crisis y están adoptando más sacrificios. “Mientras los empleados han logrado recuperar sus salarios a cotas prepandemia, los resultados empresariales están un 10% por debajo”, ha explicado, tesis que ha sustentado por la mayor fragilidad de las empresas españolas que sus homólogas europeas, sobre todo por su menor dimensión.

Con ese argumento ha defendido que España, que también sufre una recuperación “más lenta”, tiene que tenerlo en cuenta respecto a las reformas que efectúe. Además, ha defendido la reforma laboral de 2012 que, en su opinión, ha permitido una mayor creación de empleo.


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