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Los hoteles ocultan un secreto para no perder dinero con el buffet libre

¿Te has preguntado alguna vez cómo hacen los hoteles para ofrecer comida y bebida ilimitada por un precio fijo? ¿Crees que solo a los clientes les sale a cuenta aprovechar el buffet libre? Puede que no sepas que los hoteles ocultan un secreto para no perder dinero con el buffet libre. Atento, porque te vamos a contar cuáles son las estrategias que utilizan para ahorrar costes y que en definitiva el buffet libre no solo sea rentable para sus clientes sino también para ellos.

El secreto de los hoteles sobre el buffet libre

El buffet libre es una de las opciones más tentadoras para los viajeros que buscan alojarse en un hotel. La posibilidad de comer y beber todo lo que se quiera por un precio fijo parece una ganga, pero ¿realmente sale rentable para el cliente y para el hotel?

Según varios expertos en marketing y gastronomía, los hoteles tienen una serie de estrategias para no perder dinero con el buffet libre y, al mismo tiempo, satisfacer a sus huéspedes.

Menos personal y platos más pequeños

Una de ellas es el ahorro en personal. Al ofrecer un servicio de autoservicio, los hoteles pueden reducir el número de cocineros y camareros necesarios para atender a los clientes. Según Joe Ericsson, socio gerente de la consultora de alimentos Restaurant Owner, un cocinero de buffet puede preparar suficiente comida para 200 personas por hora, mientras que en un restaurante tradicional solo podría atender a 251 comensales.

Otra estrategia es la disposición de los alimentos en el buffet. El chef Matthew Britt, profesor asistente en el Johnson & Wales College of Culinary Arts, explica que los hoteles suelen colocar primero los platos más baratos y abundantes, como las ensaladas, las pastas o las sopas, para que los clientes llenen sus platos y dejen menos espacio para los alimentos más caros y escasos, como las carnes o los mariscos.

Otro truco que se utiliza es el de usar platos que son más pequeños de modo que vamos a llenarlo antes y además, nos dará la sensación de que estamos comiendo más cantidad. Y por otro lado, las cucharas para servir por ejemplo las patatas son más grandes, que las pinzas de la carne o mariscos que son siempre más pequeñas.

No se consume tanto como se piensa

Además, los hoteles cuentan con que los clientes no consuman tanto como creen. Según Rubén Ubric, director corporativo de los bares en la cadena hotelera AM Resorts, el consumo se modera a partir del tercer día de estancia. “En los primeros días todos abusamos de la comida y la bebida, pero a partir del tercer día todo se modera. Cambiamos el whisky por el agua con gas… y nosotros calculamos la media”, afirma al programa  Código de Barras de la Cadena Ser.

Por último, los hoteles también se benefician del efecto psicológico que produce el buffet libre en los clientes. Según Alexia de la Morena, doctora en Neurociencias Aplicadas y Comportamiento Predictivo, nuestra mente busca siempre la opción más interesante y rentable entre las alternativas existentes. Sin embargo, también reconoce que no siempre encontramos lo que nos convence al 100%, y por otro lado sabemos adaptar nuestros gustos en función de lo que se nos ofrece. Por su parte, Pere Navalles, director del Máster de Neuromarketing de la UAB, señala que el buffet libre apela a nuestro cerebro más primitivo, que busca satisfacer nuestra necesidad de alimentación. No obstante, también intervienen otros factores racionales que nos hacen moderar nuestro consumo.

En conclusión, el buffet libre es una opción atractiva tanto para los clientes como para los hoteles, siempre que se gestione con inteligencia y equilibrio.


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