El Estado de California sigue afectado por los incendios Dixie y Tamarack que avanzan pese al esfuerzo para contenerlos. El fuego ha obligado en las últimas horas a evacuar a 2.300 personas de sus hogares y amenaza con consumir entre 7.000 y 10.400 edificios en cuatro condados. La situación ha obligado al gobernador, Gavin Newsom, a decretar el estado de emergencia, una acción que le permite desbloquear recursos económicos para destinarlos al combate de estos incendios. El fuego ha llegado antes de lo habitual en esta época del año a la región y se ha visto agravado por las altas temperaturas registradas en las últimas semanas y por la severa sequía que afecta al oeste de Estados Unidos.
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El incendio de Dixie, cerca de la localidad de Paradise, lleva activo 11 días y se ha convertido en la principal amenaza para el Estado, consumiendo más de 73.000 hectáreas. La mayoría de la zona afectada está despoblada y es de difícil acceso, lo que ha dificultado el trabajo de las brigadas de bomberos, que solo han logrado contenerlo en un 20%. No obstante, ha destruido una docena de hogares y sus llamas amenazan con rodear otras 7.000 viviendas en los condados de Butte, Plumas y Lassen, de acuerdo con las autoridades. La mayor preocupación es que Dixie se acerca a la costa oeste del lago Almanor, una zona muy popular para los aficionados al campismo en la región, que ya ha sido evacuada, pero que tiene muchas edificaciones. No hay víctimas mortales por el momento.
Las condiciones meteorológicas del viernes y el sábado, que trajeron menos viento, permitieron ganar terreno a los bomberos que luchan contra el fuego de Tamarack iniciado el 4 de julio en Tamarack, cerca del lago Tahoe, un popular destino recreativo en California, y que por ahora ha afectado a una superficie de 26.000 hectáreas. El respiro ofrecido por el viento permitió que el incendio, que se acerca a la frontera con Nevada, pasara de estar controlado solo un 4% el viernes al 27% la mañana del domingo, de acuerdo a los informes oficiales del Servicio Forestal de Estados Unidos. El optimismo es contenido, sin embargo, pues el pronóstico señalaba para este domingo fuertes rachas de viento y tormentas eléctricas que podrían borrar el avance conseguido en las últimas horas.
Las labores de extinción permitieron a las autoridades levantar la orden de evacuación de la comunidad de Mesa Vista, de poco más de 200 personas. Esto coloca de momento en 2.290 el cálculo de los habitantes que han tenido que abandonar sus casas para alojarse en los albergues habilitados en la zona. Esto puede cambiar en las próximas horas, mientras los 1.400 bomberos usan la tregua del viento para avanzar en la construcción de un cortafuegos que permita atajar el camino impredecible de las llamas. “El combustible [los campos] estaba muy seco al inicio de la temporada, lo que hace más errático el comportamiento del fuego”, señaló el portavoz Mitch Matlow, quien dijo que las condiciones de sequedad de los pastos y la vegetación de la zona son más típicas “de finales de otoño”.
Más de 85 incendios forestales están activos este fin de semana en todos Estados Unidos, la mayor parte de ellos al oeste del país. Hasta la mañana de este domingo habían destruido 553.000 hectáreas.
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