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Los incidentes en la planta de Zaporiyia aumentan el riesgo nuclear en Ucrania

Los incidentes en la planta de Zaporiyia aumentan el riesgo nuclear en Ucrania

Los combates que libran las fuerzas rusas y ucranias en las inmediaciones de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, a unos 500 kilómetros al sureste de Kiev, han vuelto a aumentar el riesgo de una fuga radiactiva. Un incendio provocado por bombardeos, del que Kiev y Moscú se acusan mutuamente, dejó este jueves la planta “totalmente desconectada” de la red eléctrica del país “por primera vez en su historia”, según anunció Energoatom, la compañía que dirigía las instalaciones hasta que Rusia las tomó el pasado marzo. Tras el incidente, el Gobierno ucranio y los expertos han alertado del peligro de “desastre radioactivo”.

La central ha entrado de nuevo en funcionamiento, al menos parcialmente, este viernes. “Una de las unidades de la planta de Zaporiyia que se apagó el día anterior fue reconectada a la red eléctrica y ya está produciendo electricidad para cubrir las necesidades de Ucrania”, según ha anunciado Energoatom en su canal de Telegram. Las instalaciones ya solo estaban conectadas a la red por uno de los cuatro puntos habilitados antes de que la región experimentase un aumento de la tensión militar. La compañía, que se ha abstenido de hacer comentarios “sobre el funcionamiento de los equipos y sistemas de seguridad”, ha aplaudido a los empleados civiles que trabajan en la central como unos “verdaderos héroes” que garantizan “la seguridad nuclear de Ucrania y de toda Europa”.

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El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha elevado el tono sobre el peligro de accidente nuclear culpando a Rusia de poner “a todos los europeos a un paso del desastre” y ha instado al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a moverse “mucho más rápido” para proteger la central de Zaporiyia. Según el mandatario, los protocolos de emergencia funcionaron cuando la planta quedó desconectada de la red eléctrica, pero recordó que, si no se hubiesen activado los generadores alternativos, habría habido una fuga radiactiva. El suministro de electricidad es fundamental para los sistemas de enfriamiento del combustible nuclear. La “única manera” para prevenir una catástrofe es la “desocupación y desmilitarización” de la central, añadió el ministro de Energía ucranio, German Galushchenko.

El uso como arma y botín de guerra de la central de Zaporiyia ha causado indignación internacional. “Una planta nuclear nunca debe ser una zona activa de guerra”, manifestó este jueves la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en su rueda de prensa diaria. Jean-Pierre reiteró las peticiones de Estados Unidos para que Rusia cese su ocupación de la planta nuclear y permita lo antes posible acceso a los expertos de la OIEA. Este organismo y la ONU ultiman un acuerdo con Moscú para autorizar que una misión de la Agencia atómica supervise la situación en la planta, algo que podría ocurrir la próxima semana. “No queremos otro Chernóbil”, dijo la semana pasada el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante su encuentro con Zelenski en la ciudad ucrania de Lviv.

Moscú culpa a Kiev

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La visión rusa sobre lo ocurrido es opuesta. El Ministerio de Defensa de Rusia ha acusado este viernes a las fuerzas ucranias de haber bombardeado el jueves la central nuclear de Zaporiyia con armas de gran calibre durante dos ocasiones. “Como resultado de los ataques, cuatro proyectiles estallaron cerca del depósito de oxígeno y nitrógeno y otro cerca de la unidad especial número 1″, ha señalado el portavoz castrense, Ígor Konashénkov, en el parte bélico diario. Ria Novosti, la agencia estatal rusa, aseguró la tarde del viernes que la artillería ucrania había disparado contra el área donde se almacenan los isotopos radioactivos del reactor número 4.

La tensión en Zaporiyia subió enteros a partir del pasado junio, cuando Rusia inició una campaña de bombardeos en municipios bajo control ucranio desde las inmediaciones de la central atómica. Las Fuerzas Armadas ucranias reaccionaron con algunos ataques de precisión. Las unidades rusas en la central decidieron entonces proteger sus vehículos y armamento en la sala de máquinas de uno de los reactores.

Las autoridades rusas habían anunciado la pasada primavera que su intención era desconectar la central de la red eléctrica controlada por Ucrania para conectarla a la rusa. Los planes del invasor apuntaban a una desconexión en septiembre. La administración ucrania advirtió que esta desconexión era imposible debido a que no hay líneas de alta tensión en funcionamiento que conecten Ucrania con Rusia, y que levantar una nueva requiere años. Sin embargo, expertos consultados por el pasado julio indicaban que estas líneas todavía existen y que, si parte de la infraestructura está dañada, podría repararse.

Zaporiyia continúa suministrando energía a la red ucrania y son los empleados de Energoatom en la central los que la operan. Estos trabajan bajo presión y control de las fuerzas militares rusas. El invasor ya ha empezado a formar a sus propios técnicos para completar la toma de control de las instalaciones, según explicaron en julio a este diario fuentes próximas a la plantilla.

El río Dnipró a su paso por Zaporiyia es desde las primeras décadas de la Unión Soviética el principal centro de producción eléctrica de Ucrania. Además de la planta nuclear, Zaporiyia cuenta con las mayores centrales hidroeléctricas del país. Para Rusia, el control de activos estratégicos ucranios ha sido un objetivo desde el inicio de la invasión.

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