La anexión a Rusia de los territorios ucranios parcialmente ocupados por Moscú gana fuerza tras la celebración de los referendos de adhesión. Los líderes de las regiones separatistas de Donbás, en el este de Ucrania, han viajado este miércoles a Moscú para formalizar esa incorporación a Rusia una vez concluidas las consultas consideradas ilegales por la comunidad internacional. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha ido un paso más allá al advertir de que la campaña militar rusa continuará hasta alcanzar “como mínimo” las delimitaciones internas de la provincia de Donetsk, de la que controla en torno al 60% del territorio, y de la de Lugansk, casi toda bajo mando ruso. Para ello, Moscú ha emprendido una movilización masiva que ha provocado preocupación en algunas embajadas occidentales. La representación diplomática de Estados Unidos ha pedido a sus ciudadanos que abandonen Rusia, especialmente aquellos que también tienen la nacionalidad rusa, ante el riesgo de poder ser reclutados. Poco después, Polonia, Rumania, Bulgaria y Letonia lanzaron un llamamiento similar a sus ciudadanos.
“Como mínimo será necesario liberar todo el territorio de la República Popular de Donetsk”, ha dicho este miércoles Peskov en su rueda de prensa diaria. El pasado 21 de febrero, tres días antes de lanzar sus tropas contra Ucrania, Vladímir Putin reconoció las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. Aquel reconocimiento se basaba en los referendos de autodeterminación que organizaron los separatistas en mayo de 2014, cuando ni siquiera la ciudad de Donetsk estaba controlada totalmente por ellos y ya se habían producido las primeras escaramuzas con las tropas ucranias. Ocho años después, el Kremlin defiende que aquella proclamación de independencia abarca las dos provincias por completo.
Los referendos convocados por el Kremlin en las zonas ocupadas de Ucrania han concluido con datos sobre el apoyo a la anexión que ningún organismo o fuente independiente ha podido corroborar debido al contexto y la ilegalidad en torno a su celebración: Donetsk (99,2%), Lugansk (98,4%), Zaporiyia (93,1%) y Jersón (87%). Estas consultas son irregulares por haber sido celebradas en territorio soberano de Ucrania sin su aprobación, llevarse a cabo en plena guerra, rodeados de fuerzas armadas, sin observadores internacionales ajenos al Kremlin, y sin la participación de millones de personas que han huido de los combates.
Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania.Vídeo: Reuters
Pese a ello, las autoridades impuestas por el Kremlin se han dirigido a Putin para formalizar el proceso de anexión. “Donbás es parte de Rusia y durante ocho años hemos estado luchando por nuestro sueño: regresar a nuestro puerto natal”, recogía la misiva del jefe de la república de Lugansk, Leonid Pásechnik. El presidente de aquel territorio separatista, llegado al poder tras un golpe interno en 2017 contra su predecesor, aseguraba que solo Rusia ha escuchado sus supuestas denuncias contra Kiev mientras “el mundo civilizado, entre comillas, guardaba silencio”.
Tanto él como el jefe de la autoproclamada república de Donetsk, Denís Pushilin, han viajado este miércoles a Moscú para reunirse con el presidente de la Duma. Viacheslav Volodin anunció que la Cámara baja celebrará una reunión extraordinaria el próximo 3 de octubre, aunque no especificó el contenido de la misma. Según adelantó la agencia Tass la pasada semana, está previsto que la Duma tramite formalmente la anexión de urgencia una vez reciba los resultados de las consultas ilegales.
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El Kremlin no aclara el futuro de las otras dos zonas donde también se libran combates y han celebrado plebiscitos ilegales, Zaporiyia y Jersón, aunque sus autoridades militares rusas también han solicitado formalmente este miércoles a Putin su anexión al país. Los plebiscitos, organizados en medio de una guerra, no han sido reconocidos ni por Occidente ni por socios de Rusia como China o Kazajistán. Las únicas excepciones han sido el Gobierno talibán de Afganistán y regímenes como los de Bielorrusia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Una de las numerosas preocupaciones que tiene ahora el Ministerio de Finanzas es cómo absorber los nuevos territorios en sus presupuestos. “¡Aguantan! Pero hay un trabajo serio por delante”, afirmó Peskov sobre unas cuentas públicas que ya se encuentran al límite por las sanciones internacionales a Rusia y el aislamiento económico.
Alerta de Washington
Para acometer la anexión de territorios ocupados tras perder parte a manos del contraataque lanzado por Ucrania, Putin decretó el 21 de septiembre una movilización de cientos de miles de ciudadanos que ha provocado una estampida en las fronteras rusas. El presidente de la Duma Estatal, Viacheslav Volodin, ha lanzado una amenaza a quienes huyan. “Estamos haciendo listas de todos aquellos que se marchan ahora. ¿Os creéis que se van a ir y nadie va a ver quién se va y por qué se va?”, dijo Volodin sin detallar qué posible castigo recibirán los que abandonen el país.
Entre los miles de huidos, más de 260.000 hasta el lunes, según publicó el diario Meduza con fuentes del servicio fronterizo, figuran muchos extranjeros que tienen la doble nacionalidad. La Embajada de EE UU en Moscú les ha recomendado este miércoles que abandonen el país cuanto antes. “Rusia puede negarse a reconocer la doble nacionalidad de los ciudadanos estadounidenses y denegarles el acceso a la asistencia consular, impedirles abandonar Rusia y reclutarles para el servicio militar”, ha subrayado la Embajada norteamericana en un comunicado. “Las opciones para volar son extremadamente limitadas ahora, y a menudo están agotadas. Las rutas en coche y autobús aún están abiertas. Si desea abandonar Rusia, debería organizarlo de forma independiente lo antes posible”, agregaba el aviso estadounidense, que reconoce tener “limitaciones severas” para evacuar a sus ciudadanos.
La movilización de Putin también ha provocado temor entre los europeos y latinoamericanos con doble nacionalidad. “Me marcho para estar un poco seguro, no vaya a ser que no tenga otra opción”, contaba a este periódico un español que tras vivir casi una década en el país decidió nacionalizarse para facilitar su estancia. “No queda otra que hacerlo ahora, es la única opción lógica”, agregaba otro conocido español, que lamenta tener que separarse temporalmente de su familia y desconoce si la Embajada puede ayudarles. “Estoy aquí como ruso, la última vez que entré en el país lo hice con ese pasaporte y no tengo ningún visado en el español. No tengo los documentos para salir por la frontera si la cierran”, añadía.
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