Agentes de policía resguardan la sede de la prefectura donde permanece detenido Pedro Castillo.ERNESTO BENAVIDES (AFP)
Perú vive sus horas más inciertas. Las Fuerzas Armadas han anunciado que no respaldan lo que se ha calificado como “autogolpe” del presidente, Pedro Castillo, al anunciar por sorpresa la disolución del Congreso y la creación de un Gobierno de excepción. Sin el apoyo de los militares, el presidente fue detenido.
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En un comunicado conjunto, las Fuerzas Armadas y la policía nacional de Perú anunciaron respetar el orden constitucional establecido. “El artículo 134 de la Constitución Política establece que el presidente de la República está facultado para disolver el Congreso si este ha censurado o negado su confianza a dos consejos de ministros. Cualquier acto contrario al orden constitucional establecido constituye una infracción a la Constitución y genera el no acatamiento por parte de las fuerzas armadas y la policía nacional”, se lee en el texto.
Una hora antes, Castillo había leído con voz temblorosa y los ojos aguados su decisión de disolver el Congreso, al que lleva meses acusando de hacerle la oposición de forma desleal. El partido de Castillo está minoría en la Cámara, como le ha ocurrido a todos los presidentes anteriores, ya que apenas existen los partidos políticos en Perú, todo está muy fragmentado. Alberto Fujimori, que ha pasado a la historia como un autócrata, hizo algo parecido en 1992, pero, a diferencia de Castillo, este sí contaba con el respaldo de los militares.
Las Fuerzas Armadas le han dejado claro a Castillo que existía la posibilidad de hacer lo que hizo, pero que no ha sido la correcta y que por eso no lo respalda. En el mismo comunicado, piden a la ciudadanía que mantenga la calma y confía en las instituciones del Estado “legalmente establecidas”. Acaban con una arenga: “Nos mantenemos unidos, firmes y dignos. ¡Siempre!”.
Ante la caída de Castillo, queda la duda de cómo se va a solucionar la crisis política que vive el país. “Es una situación muy volátil, puede descomponerse todo muy rápido. Hay pasiones, malevolencias y demonios sueltos”, explica Gustavo Gorriti, escritor y periodista. Es muy difícil prever lo que va a ocurrir en las próximas horas. El ascenso rápido de la vicepresidenta a la presidencia y la creación de un gabinete podría apaciguar la situación y zanjar las horas más inciertas de Perú.
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