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Los nuevos conservadores son el futuro


Vivimos tiempos extraños y peligrosos, unos donde los cambios sociales se han precipitado y la tecnología es de ciencia-ficción mientras la amenaza de una violenta regresión social es cada día más fuerte. Y no estoy hablando únicamente de los nuevos fascismos o la extrema derecha. Me refiero al nacimiento de una nueva clase de conservadurismo que excede el viejo espectro político. Si antes lo reaccionario era económico-ideológico ahora es social y moral antes que material o político. Por eso los nuevos conservadores se reparten por todas las ideologías sin que ningún discurso apele a sus intereses o emociones directamente. Por eso es urgente nombrarlos y entablar un diálogo con su pensamiento y su moral, pues de ellos depende no solo que el futuro pueda empezar sino que no sea el peor de los posibles. Después de todo, es muy posible que sean mayoría.

Ojalá solo fuera retrógrado ser fascista o formar parte de la derecha radical, porque entonces lo conservador sería minoría. Sin embargo, el problema es mayor. Lo que no nos permite pensar el futuro es que aún son muchos quienes se niegan a aceptar que el pasado que nos ha traído hasta aquí está lleno de sangre y víctimas. Es reaccionario no cerrar las heridas, no abrazarlas, no entender que el cambio es tan inevitable como la historia. Hoy no tiene sentido seguir discutiendo sobre cómo o por qué cambiar el mundo. El mundo ya lo hemos cambiado y nuestra misión ahora es salvarlo. Conservarlo ha dejado de ser suficiente.

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