Los países occidentales tratan de acelerar la evacuación desde Kabul, que prosigue a ritmo lento


Estados Unidos ha evacuado ya a más de 3.200 personas de Afganistán, de las que, solo este martes, 1.100 despegaron a bordo de aviones estadounidenses del aeropuerto de la capital, Kabul, una cifra similar a los de los rescatados por el Reino Unido, cuyo primer ministro Boris Johnson, informó este miércoles en el Parlamento británico de que sus aeronaves han sacado ya del país a 306 británicos y 2.052 afganos. Son las únicas excepciones a una evacuación que para el resto de países que tratan de poner a salvo del régimen de los talibanes a sus ciudadanos y colaboradores afganos prosigue a ritmo mucho más lento.

Tras la reanudación de los vuelos el martes por la mañana, solo unos pocos centenares de personas de otras nacionalidades han logrado abandonar Afganistán a través de su principal aeródromo. El domingo, después de que los talibanes se hicieran con el poder tras tomar Kabul, y el lunes, miles de personas presas del pánico habían invadido las pistas del aeropuerto internacional Hamid Karzai para tratar de acceder por la fuerza a los aviones y así escapar del país.

Pese a que desde el martes, la situación en el aeródromo está controlada, el acceso a sus instalaciones sigue siendo muy complicado, especialmente para los afganos. Los talibanes están impidiendo la entrada al aeropuerto de Kabul a los ciudadanos del país que han trabajado para países occidentales, según explicó el martes el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas.

En un informe del Ministerio alemán de Defensa se afirma que “en torno al aeropuerto de Kabul los talibanes han instalado puestos de vigilancia para controlar el acceso”. Al vetar la entrada en el aeropuerto, “los talibanes permiten a las fuerzas internacionales llevar a cabo un tráfico aéreo ordenado para evacuar a sus ciudadanos. Pero al mismo tiempo, sin embargo, el cierre del aeropuerto hace difícil la evacuación de ciudadanos afganos”, agrega el texto. El martes, un avión alemán despegó con solo siete personas a bordo, lo que un portavoz del Ministerio de Exteriores alemán achacó, no solo a las “caóticas circunstancias” vividas en el aeropuerto, sino también “a los intercambios recurrentes de disparos en el punto de acceso” a las instalaciones. Este miércoles, 17 personas resultaron heridas en una estampida ante una de las puertas del aeropuerto de Kabul, informó un oficial de la OTAN a Reuters.

Austria y Rumanía han denunciado también que sus ciudadanos y colaboradores afganos estaban teniendo dificultades para acceder al recinto del aeropuerto.

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Este miércoles, la ministra holandesa de Asuntos Exteriores, Sigrid Kaag, denunció por su parte que una aeronave holandesa tuvo que despegar el martes por la noche de la capital afgana sin pasajeros. La ministra responsabilizó de ello a las fuerzas armadas estadounidenses que custodian el aeropuerto y que, según denunció, no permitieron que ningún afgano entrara en el recinto, ni siquiera los que contaban con visado holandés. El avión solo estuvo en tierra durante media hora, ha denunciado Kaag, que ha lamentado que muchos de los colaboradores afganos de su país se quedaran “en las puertas del aeropuerto con sus familias”, ha dicho a la agencia de noticias holandesa ANP.

Pese a todas estas dificultades, un primer vuelo de Lufthansa fletado por el gobierno alemán, con 130 personas a bordo, aterrizó a primera hora de este miércoles en Fráncfort, mientras que Francia ha logrado ya que despegaran dos de sus aviones desde Kabul, según el ministerio de Exteriores francés. El primero de ellos aterrizó el martes por la tarde en París con 41 personas a bordo mientras que en el segundo, cuya llegada a territorio galo está prevista para la tarde de este miércoles, viajan 216 pasajeros, 25 franceses, 184 afganos y nacionales de terceros países.

España también ha acelerado en las últimas horas la evacuación de sus nacionales y de los colaboradores afganos. El primer avión militar español, un A400 M, ha aterrizado este miércoles en Kabul. Por la mañana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había anunciado su despegue desde Dubái. “El primer avión español ya ha salido de Dubái rumbo a Kabul para evacuar al primer grupo de españoles y colaboradores en Afganistán”, informó en su cuenta de Twitter.

En Dubái se encuentra también un segundo A400M para participar en la misma operación y el presidente del Gobierno ha desvelado que a ellos se unirá “una tercera aeronave medicalizada de las Fuerzas Armadas” que ha partido a su vez esta mañana desde Madrid hacia Dubái para colaborar en la repatriación.

Aunque de momento se desconoce cuántos extranjeros y ciudadanos afganos han sido evacuados en total, un funcionario de seguridad occidental, cuya identidad no se ha revelado, declaró a la agencia Reuters que hasta el momento han salido de Afganistán más de 2.200 diplomáticos y otros civiles. Este funcionario no precisó si esa cifra incluye a los 640 afganos que el domingo dejaron el país hacinados en el suelo de un avión de carga C-17 del Ejército estadounidense y tampoco cuántos ciudadanos del país centroasiático figuran entre esas más de 2.000 personas evacuadas.

Mientras los países occidentales tratan de acelerar la evacuación, las negociaciones entre los líderes afganos y los talibanes prosiguen. Un comandante de la milicia fundamentalista y alto dirigente de la red Haqqani, Anas Haqqani, ha mantenido una reunión con el expresidente afgano Hamid Karzai y con el principal enviado de paz del recién derrocado gobierno afgano, Abdullah Abdullah, confirmó este miércoles un portavoz de los insurgentes a Reuters.

La red Haqqani es una facción de peso dentro del movimiento talibán —también ha colaborado con Al Qaeda— y está incluida en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado de EE UU. Se le atribuyen atentados como el ataque perpetrado en septiembre de 2011 contra la Embajada de los Estados Unidos y el cuartel general de la OTAN en Kabul, en el que murieron 16 afganos, incluidos al menos seis niños.

Represión de una manifestación

Pese a las declaraciones conciliadoras de sus portavoces, los fundamentalistas reprimieron este miércoles una multitudinaria protesta en el Jalalabad, en el este de Afganistán a favor de la bandera tricolor afgana, que los participantes en la protesta se negaron a reemplazar con la divisa blanca con la declaración de fe islámica, informó la agencia Efe.

En un vídeo difundido por la agencia afgana de noticias Pajhwok, se pasa del júbilo al caos, cuando supuestos talibanes disparan al aire. Las imágenes muestran después a varios hombres llorando en el interior de una vivienda, aunque no se ha confirmado aún si en la represión de esta protesta ha habido muertos o heridos. Otras manifestaciones similares en favor de la bandera nacional se han producido en otras ciudades del país, como en Khost, también en el este del país, siempre según la agencia afgana. En Bamiyan, en el centro de Afganistán, donde los talibanes destruyeron los budas gigantes en marzo de 2001, la estatua de un antiguo dirigente político de etnia hazara ha sido demolida. Los hazaras, tercera etnia del país, son mayoritariamente chiíes, por lo que los talibanes los consideran herejes.

Estas noticias que ponen en duda la imagen de mayor moderación que los insurgentes están tratando de ofrecer se han difundido al día siguiente de que los talibanes, ofrecieran una inusitada rueda de prensa en Kabul en la que el portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid, trató de tranquilizar sobre sus intenciones tanto a los afganos como a la comunidad internacional. Mujahid reiteró la concesión de una amnistía general y se comprometió a respetar los derechos de las mujeres, si bien precisó que su gobierno, y la condición de las mujeres, se basará en los postulados de la sharía, la ley islámica.

Esta fuente de Derecho está en realidad presente en la legislación de todos los países musulmanes, incluida la de Afganistán durante los gobiernos desde la invasión de EE UU en 2001, pero, en la retrógrada interpretación de la milicia fundamentalista, en su anterior período en el poder, entre 1996 y 2001, la aplicación de la sharía se tradujo en ejecuciones públicas, lapidaciones, amputaciones por delitos menores y la prohibición total de trabajar y estudiar para las mujeres afganas

El recuerdo infausto del régimen de terror de los talibanes ya se ha plasmado en el intento de miles de ciudadanos afganos de huir de su país, lo que previsiblemente provocará una nueva oleada de miles de personas que llegarán a las puertas de Europa en busca de protección internacional. El Gobierno británico anunció este martes que está dispuesto a acoger “a largo plazo” a 20.000 refugiados afganos, 5.000 de ellos el próximo año, a pocas horas de un debate especial de urgencia sobre la crisis provocada por el retorno de los talibanes al poder. La Unión Europea, por su parte, tiene previsto debatir este miércoles la respuesta de los Veintisiete a la posible llegada de demandantes de asilo procedentes de Afganistán tras la toma del poder por parte de los talibanes. Durante el encuentro, que tendrá lugar por videoconferencia, el Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común de la UE, Josep Borrell, y la comisaria de Interior, Ylva Johansson, informarán sobre las últimas novedades en el país centroasiático, según confirmaron fuentes de la Comisión Europea.

La semana próxima, también el G7 mantendrá una reunión virtual entre sus líderes para discutir una estrategia y un enfoque común, informó la Casa Blanca, después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mantuviera el martes una reunión con el primer ministro británico Boris Johnson sobre la situación en ese país.


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