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Los participantes en el acuerdo nuclear con Irán intensifican sus esfuerzos para salvar el pacto

Manifestantes ultras protestan en Teherán este sábado por el asesinato de un científico nuclear.ABEDIN TAHERKENAREH / EFE

El guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, y el presidente Hasan Rohaní han asegurado este sábado que el asesinato de Mohsen Fakhrizadeh no va a quedar sin respuesta, ni va a frenar su programa nuclear. Sus palabras se hacían eco de las amenazas de venganza pronunciadas la víspera por varios responsables militares de la República Islámica. Sin embargo, Rohaní, tras acusar a Israel de querer sembrar el caos, ha precisado que su país no va a caer en la trampa y que responderá “a su debido tiempo”.

“El pueblo iraní es demasiado inteligente como para caer en la trampa de la conspiración tendida por los sionistas. Intentan desatar el caos, pero deben saber que no van a tener éxito. Irán responderá al martirio de nuestro científico a su debido tiempo”, ha manifestado Rohani durante una reunión del Consejo de Ministros retransmitida por la televisión estatal.

Fakhrizadeh, de 59 años y considerado el padre del programa nuclear iraní, fue asesinado la víspera en un atentado cerca de Teherán. No hay noticias sobre el paradero de los autores de la emboscada que, según los medios iraníes, hicieron estallar una camioneta junto al coche del científico, antes de enfrascarse en un tiroteo con sus guardaespaldas. El fallo de seguridad pone en evidencia a los servicios de vigilancia iraníes, apenas dos semanas después de que se revelara que agentes israelíes asesinaron al número dos de Al Qaeda en la capital iraní el pasado agosto.

Jamenei, la máxima autoridad política y religiosa del país, ha difundido un comunicado en el que reclama que se “investigue este crimen y se persiga con firmeza a los autores y sus jefes”. También deja claro que deben continuar “los esfuerzos científicos y tecnológicos del mártir en todos los sectores en los que estaba activo”.

Es un texto breve e inusualmente conciso que deja la respuesta en manos del aparato del Estado. Queda por ver cómo va a responder el régimen islámico. Después de que Estados Unidos asesinara al general Qasem Soleimani, el pasado enero en Bagdad, Irán disparó una veintena de misiles contra dos bases iraquíes que albergaban tropas norteamericanas. La salva, que no causó muertos, pareció calculada para evitar una guerra entre ambos países, enfrentados y sin relaciones diplomáticas desde que, poco después de la revolución de 1979, los iraníes asaltaran la embajada estadounidense en Teherán y tomaran como rehenes a sus diplomáticos.

El temor a un choque se ha reavivado con el asesinato de Fakhrizadeh, en medio de un inusual relevo presidencial en Estados Unidos. Poco después de que se difundiera su muerte en un atentado, los sectores ultras del régimen organizaron una protesta frente a la residencia del presidente, que este sábado han repetido ante el Ministerio de Exteriores. “¡No a la sumisión, no a las concesiones, guerra a América!”, coreaba un centenar de hombres, tal como mostró la televisión iraní. Los manifestantes también pedían que se expulse a los inspectores de la ONU que vigilan el programa nuclear.

Considerado un moderado en el contexto político iraní, Rohaní se encuentra en una situación complicada. Por un lado, la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca le daba esperanzas de poder volver a la senda diplomática en la relación con Estados Unidos, abriendo la vía para acabar con las sanciones que ahogan a Irán, tras ver su apuesta por el acuerdo nuclear enterrada por el saliente Donald Trump. Por otro, los ultras de su país desconfían de reavivar un pacto que nunca les gustó, aunque quieren evitar las consecuencias internacionales de ser señalados como responsables. Trump les venía como anillo al dedo.

“¿Atacará a Irán antes de dejar la presidencia?”, preguntaba inquieta una profesora desde Teherán. Sin esperar la respuesta, ella misma añadía que “la duda es cómo van a responder los Pasdarán [Guardia Revolucionaria] al asesinato del científico”. Esa misma incertidumbre aflige a algunos vecinos de la República Islámica. “Irán no se atreve a tomar represalias contra Israel, así que ordenará a alguna de sus milicias que ataque intereses de EE. UU. y [países del] Golfo, lo que desestabilizará aún más la región”, confiaba por su parte un analista iraquí. De momento, Israel ha puesto en máxima alerta a sus embajadas.


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