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Los planes de Putin se desmoronan por culpa del coronavirus


MOSCÚ — La primavera no está saliendo como la
habría planeado el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Una votación nacional el 22 de abril debía
completar la amplia reforma constitucional que le permitiría seguir en el poder
hasta 2036, si lo desea.

La medida intenta frenar la pandemia en toda Rusia.

Pero la expansión del coronavirus en Rusia obligó
a aplazar ese plebiscito, una decisión tan repentina que ya se habían colocado
carteles anunciando el referendo en Moscú y otras grandes ciudades.

Ahora se ve amenazada la grandiosa celebración
del Día de la Victoria el 9 de mayo, que conmemora la derrota en 1945 de la
Alemania nazi en la II Guerra Mundial.

Reportes aseguran que Rusia ha estado tratando de intervenir en las primarias demócratas para ayudar al senador Bernie Sanders a ganar las elecciones y enfrentar a Donald Trump.

El feriado se ha convertido en el más importante
del calendario ruso, y este año se cumple el 75 aniversario de la victoria, con
líderes mundiales invitados a una celebración que resalta el papel excepcional
de Rusia en la historia.

Cada año, miles de personas se reúnen en Moscú,
incluidos muchos veteranos ancianos que muestran orgullosos sus medallas.

El Ministerio de Defensa de Rusia informó en un comunicado difundido en la madrugada de este miércoles sobre la partida de un avión de transporte militar ruso rumbo a Estados Unidos con equipamiento médico para ayudar a combatir la pandemia del nuevo coronavirus en la nación norteamericana.

Las unidades militares ya han ensayado el
tradicional desfile en la Plaza Roja, practicando a las afueras de Moscú, y
mandatarios como el francés Emmanuel Macron y el indio Narendra Modi habían
prometido asistir.

Ahora sería imposible celebrar esa clase de acto,
con buena parte de Rusia y del mundo en aislamiento para frenar la expansión
del virus.

El gigante de Asia sigue afectado por la pandemia.

El portavoz del Kremlin Dmitry Peskov dijo la
semana pasada que no se había tomado una decisión sobre aplazar el desfile,
aunque las autoridades barajaban “opciones” como celebrarlo sin los veteranos,
un grupo especialmente vulnerable al virus.

Peskov añadió que el Kremlin lo comprendería si
los líderes extranjeros decidían no acudir debido a la pandemia, y añadió que
la celebración se realizaría aunque no fuera el 9 de mayo.

El monumento de “Mafalda”, legendario personaje de las tiras cómicas argentinas, apareció este lunes con parte de su rostro cubierto.

La mayoría de los infectados sufre síntomas
moderados o leves como fiebre y tos, que pasan en pocas semanas. Pero el virus
puede matar o causar complicaciones graves a algunas personas, especialmente
ancianos o pacientes con problemas médicos previos.

La pandemia, subestimada en un principio por las
autoridades rusas, ha planteado un desafío inesperado para Putin, cuya posición
política depende ahora de si puede contener los daños del virus.

Conocidas por acoger asentamientos precarios y ser focos del narcotráfico y grupos paramilitares, las favelas son una de las mayores preocupaciones de las autoridades de Brasil durante la crisis de la pandemia de COVID-19.

El 24 de marzo, el presidente se puso un traje
amarillo de contención para visitar un hospital de pacientes infectados.

Después, las autoridades aplazaron sin fecha la
votación sobre la reforma constitucional que permitiría a Putin cumplir dos
mandatos más de seis años después de 2024.

Esas enmiendas ya han sido aprobadas por los
legisladores, pero el gobierno quiere un referendo nacional para dar un barniz
democrático a los cambios. La campaña llamando a la participación ya había
comenzado en docenas de regiones rusas.

Con vistas a la votación y al Día de la Victoria,
la agencia estatal rusa de noticias Tass había empezado a publicar fragmentos
de una entrevista de tres horas con Putin, en la que el líder de 67 años habla
sobre lo que ha hecho por el país en los últimos 20 años y lo que queda por
lograr.

Pero Tass suspendió la emisión diaria de los
extractos, indicando que ya no era relevante para un público más preocupado por
el coronavirus.

El brote ha reconfigurado por completo la agenda
política del Kremlin, señaló Nikolai Petrov, investigador del Programa de Rusia
y Eurasia de Chatham House.

“Todo lo que estaba pasando antes (del brote)
básicamente ha desaparecido”, dijo Petrov a The Associated Press. “Toda esa
agenda política (de reforma constitucional) que llevaba desarrollándose desde
mediados de enero ha terminado”.

Por el momento, señaló, “creo que podemos
olvidarnos de las enmiendas constitucionales”.

La crisis del coronavirus plantea muchas
dificultades para Putin, cuya popularidad -que ha bajado de forma constante en
los dos últimos años- alcanzó el 63% en marzo, la más baja desde 2013.

El brote coincide con un desplome en los precios
del petróleo, la principal fuente de ingresos de Rusia, dentro de una guerra de
precios con Arabia Saudí y que ha causado una brusca caída en el rublo. La
pandemia trajo consigo la perspectiva de más devastación económica.

Mientras buena parte de Rusia entraba en
cuarentena, algo que Putin describió de forma optimista como “días no
laborables”, muchas empresas paralizaron su actividad, provocando el temor a un
cierre masivo de compañías que dejaría a millones de personas sin empleo.

La Cámara de Comercio e Industria, una asociación
empresarial con respaldo del gobierno, predijo que 3 millones de firmas podrían
cerrar y 8 millones de personas, casi el 11% de la población activa rusa,
podrían terminar sin empleo.




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