Lo mejor para relajarse y desconectar de la rutina es hacer una escapada rural. En Andalucía hay varios pueblos pequeños que son estupendos para decir adiós al estrés que genera la ciudad. Pueblos en los que te sentirás en calma y en paz desde el primer momento, y disfrutarás del trato cercano de sus habitantes. ¿Te animas a visitarlos?
La Taha – Granada
La Taha es una pequeña localidad de la provincia de Granada. Tiene una población de 650 habitantes y se encuentra en la Alpujarra Granadina, a escasos kilómetros de Pampaneira. Cuenta con varios elementos que han sido declarados Bien de Interés Cultural. El Castillo de Poqueira y la Iglesia Parroquial de Pitres son sus principales atractivos.
Canillas de Albaida – Málaga
En la provincia de Málaga se encuentra Canillas de Albaida, con una población de 800 habitantes. Es un lugar increíble para disfrutar de la historia, la cultura, la gastronomía y la naturaleza. La Iglesia de Nuestra Señora de la Expectación, el Puente Cuestas y la Ermita de San Antón son tres visitas obligadas.
Alájar – Huelva
Con una población de 810 habitantes, Alájar es uno de los pueblos pequeños de Andalucía que más merece la pena para una escapada rural. El Monumento Natural «Peña de Arias Montano» es espectacular. Un monumento natural da roca caliza que ofrece unas vistas increíbles de los Picos de Aroche y la Sierra de Aracena con el mar como telón de fondo.
Villaluenga del Rosario – Cádiz
Villaluenga del Rosario es el pueblo más pequeño de la provincia de Cádiz, así que es un lugar fantástico para apagar el móvil y descansar. Con una población de 430 habitantes, los principales monumentos religiosos son la Iglesia de San Miguel y la Iglesia de El Salvador. El queso de cabra payoya es un producto típico de la localidad.
El Madroño – Sevilla
El Madroño tiene una población de 280 habitantes y se encuentra a 77 kilómetros de Sevilla capital. Está cerca del Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche, así que en los alrededores hay multitud de rutas de senderismo que merecen mucho la pena. Se trata de un pueblo típico serrano en el que destaca la Iglesia de San Blas del siglo XVI.
Ahora que se han acabado las vacaciones de verano y llega el otoño, seguro que te apetece hacer una escapada rural y disfrutar al máximo de esta estación. Las temperaturas son mucho más agradables que durante la época estival, y el paisaje otoñal tiene mucho encanto.
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