La pérdida de poder de los conservadores europeos en capitales como Berlín y el ascenso de los socialistas no va a tener traducción en las instituciones de la Unión Europea. Al contrario, el gran grupo progresista renuncia a dar la batalla por la presidencia del Parlamento Europeo como había venido insinuando en los últimos meses. Deja así el camino prácticamente sin obstáculos para que la popular maltesa Roberta Metsola se convierta en la próxima presidenta de la Eurocámara, cuya candidatura fue lanzada por su grupo el mes pasado.
Junto a la política maltesa, también la española Sira Rego, del grupo de La Izquierda, ha presentado su candidatura a presidir el Parlamento, y el polaco Kosma Zlotowski, del partido Ley y Justicia. Así, y aunque todavía los grupos no han confirmado sus apoyos, parece difícil que los liberales, el tercer grupo de la cámara, vayan a apoyar a Rego. De esta forma quedaría prácticamente libre el camino para Metsola, que sería la tercera mujer en ocupar este puesto y la primera en 20 años.
Los socialistas llevaban varios meses amagando con luchar por mantener el primer sillón del Parlamento europeo, que desde el comienzo de la legislatura ocupa David Sassoli. Y de hecho lo han intentado, aunque su opción preferida no era el político italiano, cuyos problemas de salud también han marcado estos últimos meses en la presidencia de la Eurocámara. En las últimas semanas, los progresistas han tratado de tejer una alianza con otros grupos cercanos de la cámara, Verdes y Liberales. Para eso han tanteado la posibilidad de presentar una mujer, lo que ha provocado que sonara el nombre de la presidenta del grupo, Iratxe García, como posible candidata con opciones. Pero finalmente el necesario apoyo no ha llegado y han decidido no dar una batalla que veían perdida.
Ya hace algunos días se veía que las opciones socialdemócratas se apagaban por la apuesta del presidente francés, Emmanuelle Macron, de que se cumpliera el pacto suscrito por las grandes familias europeas en 2019 por el que la Presidencia del Parlamento de la UE cambiaba a mitad de legislatura y pasaba a manos populares. Los liberales franceses, familia política de Macron, dirigen ahora el grupo europeo. Pero aquel acuerdo llegaba en otra coyuntura política y, sobre todo, con un Partido Popular Europeo mucho más fuerte que ahora, que ha perdido la cancillería alemana.
Pero esta transferencia de poder no ha sido suficiente para que los socialdemócratas mantengan la presidencia del Parlamento y, con ella, una de las tres grandes magistraturas de la Unión Europea. Ahora los liberales tienen en sus manos, a través del belga Charles Michel, la presidencia del Consejo Europeo y los populares la presidencia de la Comisión, con Úrsula von der Leyen. Los progresistas, por su parte, conservan el puesto de Alto Representante de la Política Exterior con Josep Borrell, pero que se trata de un puesto con menos poder del que tienen los otros.
Si en enero finalmente se confirma el reparto de puestos pactado hace dos años, quedaría claro que los socialdemócratas no han conseguido trasladar su avance en los Estados a las instituciones comunitarias. El PP, por su parte, seguiría siendo la familia con más poder pese a que la salida de Merkel de la Cancillería ha sido un golpe duro.
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