Los talibanes han responsabilizado este domingo a Estados Unidos del caos en el aeropuerto de Kabul, donde miles de afganos se agolpan tratando ser admitidos a un vuelo para escapar de los islamistas. Siete personas murieron aplastadas en las entradas al recinto la víspera. Con ellos, son 20 los fallecidos desde que empezó la estampida con la entrada de la milicia en la capital de Afganistán hace una semana. Los servicios secretos estadounidenses alertan del riesgo de un atentado el Estado Islámico.
“Estados Unidos, con toda su potencia y sus medios (…) ha fracasado en poner orden en el aeropuerto. Hay paz y tranquilidad en todo el país, pero sólo caos en el aeropuerto de Kabul. (…) Esto debe acabar lo antes posible”, afirma Amir Khan Muttaqi, el responsable talibán de la Comisión de Guía Islámica, en un vídeo difundido a través del aparato de propaganda del grupo.
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Los militares estadounidenses tomaron el control del aeropuerto internacional de Kabul el domingo 15, poco después de la entrada de los talibanes en la capital, para asegurar la evacuación de sus nacionales, aliados y colaboradores. De inmediato, suspendieron los vuelos comerciales, lo que dejó en tierra a miles de afganos y extranjeros que disponían de los billetes y documentos necesarios para viajar. A ellos se han sumado desde entonces miles más que, incluso sin documentación alguna, han creído rumores de que podrán salir del país. Tal es la desesperación.
Tener un pasaporte y un salvoconducto no garantiza el acceso al recinto. La aglomeración dificulta llegar a puertas de acceso, cuellos de botella ante los que se suceden los empujones. En ese clima ocurrió el incidente del sábado en el que siete personas murieron aplastadas, según el Ministerio de Defensa británico. La cadena de televisión Sky News mostró imágenes de al menos tres cuerpos cubiertos con una tela blanca y de soldados subidos en un muro que intentaba rescatar a algunos heridos.
Al menos 20 personas han muerto en el exterior del aeropuerto durante esta semana, según un oficial de la OTAN citado por Reuters. Los talibanes que patrullan el exterior del aeródromo intentaban este domingo organizar a la multitud en filas, disparando al aire y con palos.
La alarma por la situación se ha visto agravada por el temor a un atentado del Estado Islámico (EI). Los militares de EEUU están buscando “rutas alternativas” para llegar al aeródromo porque sus servicios secretos sospechan que ese grupo terrorista planea un ataque, informan varios medios norteamericanos sin especificar más. Desde que en 2014 la franquicia local del EI empezó a echar raíces en Afganistán, se convirtió en un rival de los talibanes con los que se disputa territorio en el noreste del país. A diferencia de Al Qaeda, el EI no ha celebrado su entrada en Kabul.
Los talibanes están molestos porque las imágenes del caos en el aeropuerto están desviando la atención mundial de su campaña para mostrar que han logrado mantener la calma y la estabilidad en el país. “A los medios: Si realmente son profesionales y no matones, salgan del aeropuerto de Kabul un poco, Afganistán tiene 650.000 kilómetros cuadrados. Miren más allá”, insta el citado Muttaqi, un consejo que repiten otros propagandistas talibanes.
Ahmadullah Muttaqi, que se presenta como jefe de la rama multimedia del Emirato Islámico, tuitea sin parar fotos de distintas ciudades con el mensaje de que la vida sigue con normalidad. “La brecha de 20 años entre la gente y las autoridades debe seguir reduciéndose. Los muros de hormigón que rodeaban la comisaría de Khost se han retirado, las calles se han abierto y [eso] acabará con los atascos”, anuncia en uno de sus mensajes sabedor de que esas medidas de protección contra los atentados causaban gran incomodidad a los ciudadanos.
Este portavoz también informa de las reuniones que diferentes responsables talibanes mantienen desde con líderes religiosos en Herat hasta con el equipo nacional de cricquet (“para tratar de sus planes y cómo mejorar”). El mensaje subyacente es que no se oponen al deporte, como ocurriera durante su dictadura (1996-2001). Está por ver si eso incluye también a las mujeres y cuáles van a ser las limitaciones, ya que en aquel quinquenio las confinaron en casa y les prohibieron trabajar.
El ministro de Sanidad en funciones, Wahid Majrooh, a quien los talibanes han pedido que permanezca en su puesto, ha declarado a CNN que por ahora los nuevos gobernantes están permitiendo que las mujeres trabajen en el sector sanitario. “Ahora estoy intentando que les dejen volver a las oficinas”, añade Majrooh que en la entrevista muestra una barba más crecida de lo que solía llevar y ha suprimido la corbata.
De hecho, los hospitales son de los pocos centros públicos que permanecen abiertos en todo el país, aunque con servicios reducidos, ya que muchas de sus empleadas (médicas, enfermeras, auxiliares y administrativas) se han quedado preventivamente en casa. Algo similar sucede respecto a los centros educativos. Reuters cita a una fuente talibana que asegura que “escuelas y las facultades pueden abrir en todo el país”. Sin embargo, en Kabul aún permanecen cerrados, según precisa a EL PAÍS un periodista afgano.
Los responsables talibanes han iniciado reuniones con gobernadores provinciales y otros altos funcionarios para convencerles de que permanezcan en sus puestos y colaboren con la nueva Administración. Pero en la capital, parecen estar encontrando obstáculos. Muchos habitantes esperaban que oficinas del Gobierno y negocios privados abrieran el sábado, primer día laborable tras el fin de semana (jueves y viernes en Afganistán). Pero a diferencia de otras provincias, los servicios no se han reanudado, informa la cadena de noticias ToloNews. Aunque las tiendas de alimentación están abiertas, mucha gente no puede comprar porque se ha quedado sin dinero y los bancos siguen cerrados.
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