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Los traductores españoles protestan por los “mediocres” subtítulos de ‘El juego del calamar’, hechos por una máquina


La Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España (ATRAE) lleva desde este miércoles lamentando en un comunicado “el resultado mediocre” de los subtítulos en castellano de uno de los grandes éxitos de la plataforma, El juego del calamar, al haber empleado para ello la posedición. Se trata de una técnica de traducción automática hecha por una máquina que luego edita un humano, percibiendo a menudo “menos de un tercio de la tarifa de una traducción hecha desde cero”, explican por teléfono portavoces de ATRAE. Consultadas fuentes del sector, estiman que aplicar este sistema supondría que un traductor reciba entre 60 y 100 euros por supervisar una película de 100 minutos, labor que conlleva varias horas de trabajo.

La organización que representa a los traductores del audiovisual español explica a este periódico que ha comprobado cómo la multinacional Iyuno ha empleado una forma de trabajo que ayuda a “la precarización del sector”. Actuando de intermediaria para Netflix, las oficinas centrales de esta compañía especializada en servicios de traducción ha delegado en una máquina el grueso del trabajo “para después pasar el deficiente resultado a un traductor” que corrija todo aquello en lo que la inteligencia artificial ha errado. “Para que salga rentable al traductor llevar a cabo esta tarea por ese precio, apenas puede corregir los fallos que llegan”, dicen los portavoces de ATRAE. “Desde el primer capítulo, los personajes pasan de tutearse a tratarse de usted sin criterio alguno y hay subtextos y juegos de palabras que un algoritmo no puede detectar”, explican.

Netflix asegura estar batiendo récords con el lanzamiento de la serie El juego del calamar, superando los 111 millones de visualizaciones —las veces que un usuario ha visto al menos un par de minutos de ese contenido— en sus primeros días de emisión, según sus propios datos internos. A pesar del éxito de la producción surcoreana y del inminente aumento de tarifas de la plataforma a partir de este lunes 18 de octubre —el plan estándar pasa a costar 12,99 euros y, el premium, 17,99 euros—, su traducción está hecha a bajo coste, consideran los profesionales del sector en su comunicado.

Según la asociación, se trata del primer título relevante de Netflix que ha empleado la posedición. Además, considera “muy probable” que la plataforma no haya estado al tanto de lo ocurrido hasta ahora ni haya solicitado que esta labor la realizara una máquina, porque “es una compañía que suele cuidar este asunto”, afirma. Al tratarse de una serie de la que no se esperaba tal éxito mundial, es posible que en esta ocasión no haya supervisado con tanto cuidado procesos como el de la traducción de igual modo que lo ha hecho con productos como La casa de papel, que ATRAE sí considera bien subtitulada a otros idiomas. “Es una explicación, pero no una excusa. Esta traducción es una falta de respeto también hacia los creadores de la serie. Animamos a las plataformas digitales a que vigilen que algo así no ocurre con sus productos”, comentan sus portavoces.

Este periódico ha intentado desde la mañana del miércoles que Netflix se pronunciara sobre este comunicado emitido por los traductores del sector audiovisual y sobre el sistema de subtitulado de El juego del calamar, aunque la compañía declina hacer comentarios al respecto.

La Federación Europea de Traducción y Adaptación Audiovisual (AVTE) ya advertía en 2020 en un comunicado sobre la empresa de traducción Iyuno, a la que añadía a una lista negra y desaconsejaba su contratación por recurrir a máquinas y reducir los pagos a sus colaboradores humanos. En algunas de las ofertas de trabajo publicadas en su página web, la multinacional menciona la Neuro-Machine Translation (NMT), con la que pretende emplear a humanos para corregir a máquinas en vez de para hacer el trabajo completo.

“La aparición de las plataformas de streaming ha favorecido al sector al traer más proyectos para traducir, el problema viene cuando algunos intermediarios aplican técnicas como la posedición y reducen las tarifas”, comenta ATRAE.

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