El experimento de combinar dosis de distintas vacunas no está saliendo como esperaba el Ministerio de Sanidad. Tras un estudio que mostraba alta respuesta inmunitaria con un segundo pinchazo de Pfizer entre quienes habían recibido el primero de AstraZeneca, el departamento de Carolina Darias proponía seguir esta pauta entre los trabajadores esenciales menores de 60 años. Pero los primeros que han acudido a por su segunda inyección están siguiendo de forma mayoritaria las recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y optando por repetir con el medicamento anglosueco.
Todavía son datos muy preliminares, ya que pocas comunidades han comenzado con la segunda pauta. Lo hizo el martes Murcia, donde, según su Consejería de Salud, el 90% de las 5.000 personas que fueron a por su segunda dosis eligieron AstraZeneca, a pesar de que hay que firmar un consentimiento informado. En Galicia, la Xunta ha emprendido una consulta telefónica entre los afectados para conocer su preferencia y preparar la dosis que elijan. Hasta el momento, el 87% ha respondido que prefiere repetir con el mismo fármaco. En Andalucía, que ha comenzado este martes, la Junta asegura que la opción anglosueca es elegida por el 99% de los que han acudido a los centros de inmunización.
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Si se tratara de una competición, en el punto de vacunación habilitado en el pabellón polideportivo de Gines (Sevilla), AstraZeneca hubiera ganado por goleada entre los 164 profesores de primaria y secundaria vacunados ya con una dosis de ese preparado, que a lo largo de la mañana de este miércoles han acudido a inyectarse la segunda. Solo cuatro han optado por Pfizer, según los datos facilitados por la coordinadora de Enfermería de Gines y Castilleja de la Cuesta.
“Nos lo hemos estado pensando hasta el último momento y finalmente nos hemos decidido por Pfizer por el tema de los trombos y porque tiene mayor cobertura”, explica en la cola para vacunarse María, nombre ficticio, ya no ha querido revelar su identidad. A su lado Pedro, que también se ha negado a dar su nombre real, asegura que ha sido un estudio que ha leído esta mañana que concluía que la posibilidad de sufrir un trombo por AstraZeneca no solo era venoso, sino arterial, el que le ha terminado de decidir.
En vídeo, declaraciones de Carolina Darias, ministra de Sanidad.
Mucho más claro lo tenían quienes han optado por completar la pauta con AstraZeneca, aunque tampoco ocultaban que se han informado previamente y que no han sido ajenos en todo este tiempo al revuelo generado en torno a la efectividad de esa vacuna. “Desde el principio tuve claro que la segunda dosis tenía que ser de AstraZeneca”, explica Carmen García. Ya con la inyección puesta, Yeray Recio, profesor del CEIP Gloria Fuertes, en la vecina Castilleja de la Cuesta, corrobora la opinión de su compañera. “Se supone que a efectos de seguridad sanitaria ponerse la segunda dosis con la misma vacuna es lo mejor. La Junta ha distribuido documentos con las ventajas e inconvenientes en los centros”, explica.
Diana de Lara, que espera sentada junto a otras docentes los minutos de rigor tras recibir la segunda vacuna, sí ha tenido más dudas en estas 12 semanas hasta que, por fin, le ha llegado su cita. “En mi familia hay casos de trombosis e ictus, pero mi hermana es bióloga y está haciendo el doctorado en inmunología y me aconsejó que terminara la pauta, porque la evidencia científica coincide en que es mejor ponerse AstraZeneca”, señala. Detrás de ella, Magdalena Villaescusa es más pragmática: “Con la primera dosis tuve la reacción habitual y como en este tiempo no he tenido otros efectos he decidido continuar”. No obstante, reconoce que en este tiempo ha estado pendiente de cualquier tipo de reacción adversa.
Los motivos que han llevado a Sanidad a proporcionar la opción de elegir pauta se remontan al 7 de abril. La EMA comunicó ese día que unos eventos trombóticos muy raros estaban asociados a la vacuna de AstraZeneca y el ministerio decidió parar la vacunación con este fármaco en menores de 60, el grupo más afectado —aunque también de forma muy esporádica— por estos efectos secundarios. Los trabajadores esenciales menores de esta edad que habían recibido la primera dosis se quedaron en un limbo.
Algunos países, como el Reino Unido, optaron por administrar la segunda pauta de AstraZeneca, tal y como figura en el prospecto del medicamento y como recomienda la EMA, ya que los trombos son aún menos frecuentes —se calcula que un caso por millón— entre quienes recibieron la primera inyección sin efectos graves. Otros, como Alemania y Francia optaron por administrar Pfizer como segunda dosis. España esperó algo más para tener un estudio científico entre unas 600 personas y comprobar la respuesta inmune con la combinación de fármacos. El resultado fue prometedor, pero se limita a registrar una respuesta del sistema inmunitario y a registrar efectos secundarios leves, similares a los que sufren quienes reciben las dos dosis de AstraZeneca. Es imposible en un ensayo clínico encontrar casos tan infrecuentes como los trombos. Solo la vacunación masiva, con el proceso de farmacovigilancia, puede hallarlos.
Consentimiento informado
Tras un largo debate, Sanidad decidió que quien optase por mantener dos dosis de AstraZeneca firmase un consentimiento informado. El ministerio insiste en que se trata de un requisito de obligado cumplimiento, pero la Junta de Andalucía no lo está siguiendo. La mayoría de los que han elegido repetir dosis en el polideportivo de Gines no lo hicieron.
En buena medida, en este caso, se debe a una confusión en el punto de vacunación donde, conforme llegaban los citados, se les comunicaba que únicamente debían dar su autorización por escrito si cambiaban de vacuna, pese a que en los propios protocolos de la Junta de Andalucía se establece que pueden firmarse ambos (aunque no es un requisito obligatorio) y que, de no hacerlo, se les pondrá la vacuna que elijan dejando constancia en el sistema informático del Servicio Andaluz de Salud.
Es lo que les ha pasado justo a Pedro y María. Cuando llegó su turno y alegaron que no querían firmar el documento, una de las enfermeras les dijo que tendrían que esperar a que consultara si podían inyectarle Pfizer sin rellenar el formulario al tratarse de una vacuna distinta. Finalmente, para evitar esperas, ambos acabaron consignándolo. “No es normal que con lo que está pasando y por enfrentamientos entre Comunidades Autónomas esto se esté haciendo así”, se quejaba Pedro. Una portavoz del SAS asegura a este diario que se ha tratado de un caso aislado y de un error en la interpretación de las instrucciones de la Consejería de Salud e insiste en que no es obligatorio firmar ninguna autorización previa.
En general ninguno de los que han acudido a ponerse la vacuna ha considerado necesario firmar un consentimiento. “No lo hice para la primera dosis y si vengo de manera voluntaria a ponerme la segunda vacuna, no veo por qué sí tengo que hacerlo ahora”, explica Victoria, otra profesora que declina dar su apellido. Domingo García y Alfonso León, que también aguardan a que les toque el pinchazo, opinan igual. “No vemos la necesidad de firmar, además queda consignado en el sistema informático, que viene a ser lo mismo”, sostienen.
Más allá de la trascendencia de decantarse por una u otra vacuna y del revuelo relativo por la firma del consentimiento, la sensación de alivio por haber terminado con la angustia de la espera, a punto de cumplir las 12 semanas de intervalo máximo que marcaba la pauta de AstraZeneca, era compartida por los 164 docentes —se había citado a 180— que han acudido esta mañana al punto de vacunación de Gines. “Por fin nos quitamos la incertidumbre de encima”, sostiene Carmen García, que justo se vacunó hace tres meses, el plazo límite.
La vacunación entre los trabajadores esenciales menores de 60 que recibieron una primera dosis de AstraZeneca se irá reanudando paulatinamente en el resto de España. En el País Vasco se está citando puntualmente a menores de 60 años de colectivos esenciales para administrarles Pfizer. Si la rechazan y eligen repetir la segunda dosis con AstraZeneca, deben comunicarlo a Osakidetza (el servicio de salud vasco), que les incluye en una lista de espera, sin garantías de que reciban la pauta completa al cumplirse las 12 semanas de recibir la primera. Este jueves se sumarán Cataluña y Galicia. La mayoría lo harán a lo largo de la semana que viene.
Con información de Sonia Vizoso, Mikel Ormazabal, Juan Navarro, Isabel Valdés, Bernat Coll, Lucía Bohórquez, Guillermo Vega, Isabel Valdés, Lucía Tolosa y Ferrán Bono.
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