Lucía Rivera está en uno de los mejores momentos de su vida. Tras su ruptura con el piloto Marc Márquez, la hija de Cayetano Rivera y Blanca Romero ha vuelto a encontrar la ilusión junto al asturiano Nacho Méndez, un joven de veinticuatro años que ha conseguido conquistar su corazón. A esta nueva oportunidad al amor se suma su creciente trayectoria profesional que, desde que se convirtiera en una auténtica influencer, no ha dejado de subir como la espuma. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Y, a pesar de parecer llevar una vida idílica propia de una it girl, Lucía está atravesando una depresión.
La hija del torero, que es embajadora de la conocida marca de maquillaje Maybelline, ha acudido al evento Brave Together, en el que la firma de cosméticos ha lanzado una iniciativa global para quienes sufren ansiedad o depresión y para quienes quieren ayudar. “Yo creo que todo lo que tenga que ver con salud mental es bueno. Dar visibilidad a todas estas cosas que fueron tabú durante mucho tiempo y que ahora todos estemos levantando la voz, me parece que es importantísimo”, ha comunicado la joven a las cámaras.
Hace tan solo unas semanas, Lucía escribió un artículo donde manifestó públicamente que la depresión está a la orden del día, sincerando además que ella estaba atravesando una época donde su salud mental no estaba en su mejor momento. “Yo estoy bien, estoy mejor. Hoy te digo que estoy bien y a lo mejor mañana no salgo de mi casa. Pero bueno, estoy en terapia, que es muy importante. Darle la gravedad que tienen estos asuntos es importante también”, ha confesado. “Creo que las enfermedades mentales todavía no están tratadas con la importancia que tienen. Yo pensaba que eso no iba a llegar y un día llegó y no sabes qué hacer”, ha continuado comunicando con la mayor sinceridad posible, hablando claro y conciso sobre un tema muy presente en la sociedad y que ella misma está viviendo en su propia piel.
“Llevo teniendo ansiedad durante toda mi vida. Yo sabía que la tenía, pero nunca supe cuáles fueron los detonantes, hasta que un día me dio un brote muy fuerte”, se ha sincerado la hija de Blanca Romero, que ha decidido hablar con total normalidad de la salud mental. Cuando quiso hacer pública la depresión que estaba atravesando, su familia le apoyó en todo momento. “Al final mi madre y toda mi familia lo sabe, viven conmigo. Mi madre siempre me ha animado a escribir y sabe que escribir es como mi talón de Aquiles. Estaban muy orgullosos, mi padre también”, ha comentado. Y es que, tanto Cayetano como Blanca han sido siempre un pilar fundamental en la vida de su pequeña. “Mis padres significan lo que significan los padres para cualquier persona. Siempre he dicho que mi familia no es una familia tradicional. Somos más hermanos, más amigos”, ha confesado en tono tímido, pero feliz de tener una familia así.
Sin embargo, parece que la profesión de su padre no la lleva tan bien, pues se preocupa cada vez que el diestro tiene que salir a torear. Esta tarde, Cayetano vuelve a los ruedos en Sevilla y su hija ha preferido esquivar el tema: “Prefiero no saber nada. Yo estas cosas no las llevo, ni bien ni mal. Prefiero no llevarlas”. Y es que, no se trata de una carrera fácil, pues el diestro se juega la vida cada vez que se planta frente a un toro, una preocupación que se suma a la ansiedad que la joven padece desde hace tiempo. Pese a todo, la modelo ha sabido sacar el lado bueno de las cosas y afrontar lo que venga con la mejor de sus sonrisas.