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Luis Echeverría, el impune

A 51 años de los hechos donde los estudiantes fueron reprimidos, encarcelados, asesinados y desaparecidos, Echeverría nunca ha pisó la cárcel, aunque en 2006 se le decretó auto de formal prisión por el delito de genocidio.

Luis Echeverría Álvarez tiene 97 años de edad, es el expresidente más longevo de México, su figura y legado resume una etapa convulsa del país que lo llevó a vivir arresto domiciliario acusado de genocidio por los sucesos del 2 de octubre de 1968.

“El 30 de junio de 2006 un juez federal ordenó su arresto domiciliario por la matanza de 1968, pero el 8 de julio siguiente le será levantado, dado que el delito por el que se le encauzaba había prescrito el año anterior. El 30 de noviembre del 2006 un juez le decretó auto de formal prisión por el delito de genocidio”, escribió Doralicia Carmona Dávila en su página Memoria Política de México.

La autora acota que “el 26 de marzo de 2009 obtendrá su libertad absoluta y su exoneración del cargo de genocidio”, después de haber sido declarado autor intelectual como Secretario de Gobernación del ataque a los manifestantes congregados en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

Echeverría no sólo ha sido un político al que los estudiantes repelían, también los empresarios se vieron amenazados durante su gobierno, por lo que crearon el Consejo Coordinador Empresarial.

En una entrevista con el periodista Ramsés Ancira, que se encuentra en la plataforma YouTube desde agosto de 2011, el exmandatario resta importancia a su papel en lo sucedido el 2 de octubre del 68, cuando ocurrió la matanza de Tlatelolco.

“No tuve mucha injerencia en la política cuando fui secretario de Gobernación. Cuando fui candidato a fines del 69 no tuve problema, viajé por el país, fui a universidades y a escuelas, no tuve problemas”, resta importancia a las protestas, al recordar su campaña por la presidencia después de los acontecimientos y de haber sido elegido por Gustavo Díaz Ordaz como su sucesor.

A 51 años de distancia de los hechos donde los estudiantes fueron reprimidos, encarcelados, asesinados y desaparecidos, quien fuera encargado de la política interior mexicana, también en la entrevista a Ancira, reduce otro hecho de sangre acontecido ya siendo presidente, conocido como el Jueves de Corpus, el 10 de junio de 1971, a un pleito entre policías disfrazados y estudiantes.

“Hubo una manifestación, el jefe del departamento del Distrito Federal (Alfonso Martínez Domínguez) mandó a unos ´halcones´, que eran policías disfrazados (armados) con esas estacas japonesas, cuando les habían ordenado a preservar (la marcha) de provocadores. Un grupo de estudiantes los vieron, se pelearon. No hubo muertos, fue una ´catorriza´ recíproca, eso fue.

“Eran policías disfrazados que habían estado desde el régimen anterior, enconchados en la policía del D.F., (…) se hizo (la investigación) y a los tres días le pedí la renuncia al jefe del Departamento y al jefe de la policía. Esa es la sanción bajo mi responsabilidad. Hablaron de una masacre, se dieron de golpes fuerte”, aunque admitió que lo sucedido en el 71 “había sido un exceso de la policía del Distrito”.

Esos dos eventos marcaron su administración, él mismo no ha estado exento de ataques directos a su persona, como cuando acudió en 1975, a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), siendo presidente.

“Había grandes pedradas, de los (estudiantes) de afuera, no eran los de adentro, entonces ni ellos se podían salir, había muchos muchachos de bata blanca, porque fue en la Facultad de Medicina; entonces salimos por una puerta lateral, no por una ventana como dice el señor (Enrique) Krauze, a mí me tocó un rozón con una piedra, era una roca de este tamaño, ahí se ve en la película”, rememora.

Tras lo ocurrido en la UNAM, Echeverría recuerda que “ese día llegué a Los Pinos, me di un regaderazo, traía mucha sangre aquí”, narra mientras se toca el lado izquierdo del pecho “porque el cuero cabelludo sangra mucho. Tenía una comida y estaba invitado el director de Excélsior, Julio Scherer; quería que le diera una entrevista sobre el atentado al presidente, por mi indignación, yo me puse a platicar con Javier Rojas, director de teatro y perdió el señor Scherer su gran reportaje”, relata con una sonrisa burlona.

Con Julio Scherer, exdirector de Excélsior y fundador de la revista Proceso, también tuvo sus diferencias, Echeverría asegura en la entrevista a Ancira que él no lo sacó de la dirección del periódico.

“(Scherer) se enojó porque la cooperativa lo sacó de Excélsior, no fui yo. ´Echeverría me sacó de Excélsior´. La cooperativa votó en contra de él. Hizo una gran redacción con gente valiosa, pero con una gran incomprensión de la psicología y las necesidades de los trabajadores. Ahí están todos los testimonios, el mismo Ricardo Garibay me habló a las nueve y media de la mañana, ´oye Luis manda a la policía para que desaloje Excélsior´, ¿cómo voy a mandar a la policía?

“´El presidente me expulsó´, lo que le pasó: soberbia intelectual, ha sido muy honesto, muy inteligente periodista, se preocupó por mejorar las páginas editoriales, pero no tenía sensibilidad para entender a los trabajadores y la cooperativa era de los trabajadores”, critica a Scherer en la entrevista.

En su gobierno secuestran a un cónsul estadounidense, al candidato priista al gobierno de Guerrero, Rubén Figueroa, y sucede el ataque donde muere el empresario Eugenio Garza Sada a manos de integrantes de La Liga Comunista 23 de Septiembre.

“Al inicio del movimiento estudiantil de 1968, como secretario de Gobernación, intentó deslindar a Díaz Ordaz de la responsabilidad del “bazucazo” disparado por elementos del ejército contra la puerta de una preparatoria. Después sería inculpado de autoría intelectual de la matanza de estudiantes del 2 de octubre del mismo año”, escribió Carmona Dávila.

El echeverrismo con AMLO

Coincidentemente, 46 años después de la administración echeverrista, algunos de sus colaboradores aún permanecen activos en la política, uno de ellos Porfirio Muñoz Ledo, quien es diputado y se desempeñó como secretario del Trabajo en ese mandato.

Así como Ignacio Ovalle, quien fue secretario particular de Echeverría y actualmente ocupa la cartera de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), en la administración de Andrés Manuel López Obrador.

La diputada Ifigenia Martínez, quien fue directora de la Escuela Nacional de Economía en el gobierno echeverrista. También la hoy senadora Beatriz Paredes, que se desempeñó como embajadora en Cuba y Brasil en ese periodo.

Y, por último, Manuel Bartlett, actual director de la Comisión Federal de Electricidad, quien fue director de gobierno en Bucareli en el sexenio de Luis Echeverría.

Semblanza del ex presidente

Luis Echeverría Álvarez nació el 17 de enero de 1922 en la Ciudad de México. Su mandato inició el 1 de diciembre de 1970 y concluyó el 30 de noviembre de 1976. Estuvo casado con María Esther Zuno de Echeverría, quien rechazó ser llamada primera dama, prefería que le dijeran compañera del presidente. Tuvieron ocho hijos de los que sobreviven seis y es abuelo de 19 nietos.

En 1946 ingresó al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Fue oficial mayor de la Secretaría de Educación Pública. También ocupó la cartera de oficial mayor del PRI. En 1958 fue nombrado secretario de Gobernación por Díaz Ordaz.

Después de ser mandatario del país, fue embajador de México ante Australia y Nueva Zelanda siendo presidente su sucesor, y “gran amigo”, según admite en entrevistas, José López Portillo y Pacheco. También se desempeñó como embajador ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Estudió la licenciatura en derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha recibido distinciones como Caballero de Gran Cruz con collar de la Orden al Mérito de la República Italiana. La Orden Mexicana del Águila Azteca. Es autor y coautor de varios libros, entre ellos “Praxis Política” y “Reto a los no alineados”.

Echeverría Álvarez tuvo como maestro en la política a Rodolfo Sánchez Taboada, de quien tiene en su casa de San Jerónimo un busto de bronce que lo representa, según una nota del periódico El Universal, también en su domicilio tiene en el jardín una estatua de su esposa, quien falleció en 1999 y que pidió ser inhumada en su traje de tehuana.

(Lucía Calderón/ Ntmx) 




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