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Luka Romero, el niño descarado que peloteaba con Dani Alves


Mascullaban algo entre risas Luka Romero y Vicente Moreno, como si trataran de restar trascendencia a lo que estaba apunto de suceder este miércoles en Valdebebas. En un gesto casi paternal, abrazados dentro del área técnica, el técnico del Mallorca intentaba calmar a su cadete futbolista, que estaba a unos segundos de convertirse en el debutante más joven en la historia de LaLiga con 15 años y 219 días, superando la marca de Bao Rodríguez Sansón, que jugó con el Celta en 1939 con 15 años y 255 días. “Le eché la mano al corazón y le iba a 2.000 revoluciones. Más que decirle mucha cosa táctica, intenté tranquilizarlo”, explicó el entrenador después del partido, en el que los bermellones cayeron derrotados por 2-0 ante el Madrid.

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Nacido por cuestiones del destino en Durango, México, el 18 de noviembre de 2004, pero de corazón y familia argentina, Luka Romero llegó a España con apenas tres años. Su padre, Diego Adrián, fue un trotamundos del fútbol que, tras iniciar su carrera en Quilmes, pasó por varios países hasta desembarcar en España en 2007, ya en la recta final de su carrera, primero en Andalucía y después en las Islas Baleares, donde se asentó. Allí, mientras jugaba en varios equipos de Tercera División como el Formentera, el Montuiri o el Sant Jordi, su hijo empezó a dar sus primeras patadas al balón y a llamar la atención de los ojeadores del Mallorca, que con 10 años le reclutaron para la cantera bermellona.

Antes, cuando solo tenía siete, su talentosa zurda ya había llamado la atención de varios clubes, entre ellos el Barcelona, con el que realizó con éxito unas pruebas, pero no entró en La Masia al no poder trasladarse sus padres por motivos laborales. Pocos meses después, ese mismo año, se hizo viral un vídeo en el que se le podía ver peloteando y dando toques con Dani Alves, exlateral del club azulgrana, en las playas de Formentera. “Sáquenle las fotos a él, es Leo Messi”, pedía el brasileño a los curiosos que se acercaban a la improvisada reunión. Una comparación que ahora, tras su debut, ha vuelto a la palestra por su estilo de juego y su posición en el campo, en la mediapunta, y también por la melena, similar a la que llevaba el astro argentino en sus inicios. “Es el prototipo de 10 argentino. Competitivo, pícaro, muy rápido y con un tren inferior bajo, al estilo del Kun Agüero”, cuenta Dani Pendín, segundo técnico del Mallorca.

Criado entre México y España, en noviembre de 2019 fue convocado por primera vez con la selección sub-15 albiceleste para el torneo Sudamericano. A pesar de disponer de la triple nacionalidad, Romero no duda. “Toda mi familia es argentina; mi sueño es vestir la camiseta nacional. Sigo en contacto con los chicos de la selección porque tenemos todos un grupo de whatsapp”, reconoció sobre su sentimiento hacia Argentina, país donde nunca ha llegado a vivir pero al que regresa todos los veranos.

Aunque Romero estaba destinado a ser convocado este verano por Pablo Aimar para trabajar con la sub-17 argentina, la pandemia forzó la cancelación de las concentraciones y le abrió la puerta del fútbol profesional. A primeros de junio se incorporó a la disciplina del primer equipo del Mallorca y, desde entonces, ha sido uno más en los entrenamientos hasta su histórico debut de este miércoles.

“Es muy introvertido y humilde. Eso ayuda, porque estamos en una época en la que los adolescentes tienen más cara que espalda y él es todo lo contrario. Todavía se pone colorado cuando entra al vestuario, ha caído muy bien en el grupo y todos le quieren y le cuidan mucho”, incide Pendín sobre Romero, que a pesar de no poder firmar todavía un contrato de profesional —la edad mínima es 16 años—, ya se codea con los mejores. “Una de las cosas que le recalcamos es que está aquí porque se lo ha ganado y porque tiene condiciones para ello. Hay chicos del filial, de 20, 21 años, que subimos y vemos que no estamos convencidos y los volvemos a bajar, porque estamos en Primera y necesitamos un nivel alto de entrenamiento. Y Luka lo está dando desde el primer día”, añade el segundo entrenador del Mallorca.

Cuando nació, Sergio Ramos acababa de llegar al Madrid. Nada más saltar al Di Stéfano, los nervios dieron paso al atrevimiento y el joven encaró al capitán blanco. “Cuando entra el campo y agarra la pelota se le va toda la timidez. Se transforma, es un descarado, un cara dura, no se corta”, concluye Pendín.


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