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Lukaku desautoriza a Thomas Tuchel



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El prestigio que adquirió Thomas Tuchel en las oficinas del Chelsea cuando levantó la última Champions tardó un mes en difuminarse. Sucedió el día que el entrenador alemán se reunió con Marina Granovskaia, la directora ejecutiva del club, para anunciarle que había tenido lo que fuentes del equipo inglés definieron como “una visión”. Para perplejidad de Granovskaia, los miembros de la secretaría técnica y el propio dueño, Roman Abramovich, lo que Tuchel intentó descubrirles era algo que ya todos conocían de sobra: Romelu Lukaku.

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Edouard Mendy, Trevoh Chalobah (Jorginho , min. 69), Thiago Silva, Rüdiger, Kovacic, Kante, Azpilicueta, Marcos Alonso, Kai Havertz (Callum Hudson Odoi, min. 78), Mason Mount y Christian Pulisic

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Caoimhin Kelleher, Konstantinos Tsimikas, Trent Alexander-Arnold, Ibrahima Konate, Virgil Van Dijk, Henderson, Milner (Naby Keita, min. 68), Fabinho, Salah, Diogo Jota (Oxlade-Chamberlain, min. 68) y Mane (Curtis Jones, min. 89)

Goles 0-1 min. 8: Mane. 0-2 min. 25: Salah. 1-2 min. 41: Kovacic. 2-2 min. 45: Christian Pulisic.

Árbitro Anthony Taylor

Tarjetas amarillas Mane (min. 0), Christian Pulisic (min. 16) y Ibrahima Konate (min. 82)

La sugerencia provocó una tormenta en el seno del club, en el momento en que Abramovich y sus asesores técnicos habían elaborado una lista de delanteros para acometer un fichaje llamado a revolucionar el mercado. Contaban, decían, con más de 200 millones de euros para contratar a Mbappé, Haaland o Harry Kane. La tríada parecía incuestionable pero Tuchel presentó objeciones. Primero, les rogó eliminar a Mbappé, de quien aportó un informe nefasto, argumentado en su experiencia como entrenador del francés en el PSG. Después —una vez que Granovskaia había puesto en marcha los contactos con el Dortmund— les dijo que Haaland no era el nueve que necesitaba, sino Lukaku. El alemán defendió su reclamo con un panegírico del delantero del Inter, al que definió como el goleador con más potencial de Europa. La pieza que necesitaba la maquinaria del Chelsea para asaltar la Premier.

“Tuchel nos habló de Lukaku como si no supiera que Lukaku estuvo a sueldo del Chelsea durante seis años”, lamentó un alto cargo de la secretaría técnica del club de Londres. La respuesta de Granovskaia al entrenador, en un primer momento, fue airada. “Nosotros sabemos quién es Lukaku”, le espetó, antes de recordarle a Tuchel que fue el Chelsea el club que pescó a Lukaku del Anderletch con 18 años, antes de verle fracasar en dos periodos distintos, con Di Matteo y luego con Mourinho en el banquillo. Su traspaso al Everton fue la sentencia.

Granovskaia recordó a Tuchel que cuando en 2018 el United fichó a Lukaku por 85 millones de euros, el Chelsea pudo ejercer una cláusula de recompra de 60 millones. No lo hizo porque sus analistas habían señalado al hombre con el marchamo de los futbolistas que no son de fiar en la elite: por displicente, por fantasioso, por falto de ambición. Condiciones que le convertían en irregular sin posibilidad de remedio, como demostró en el United.

Tuchel, según los testigos, no se inmutó. Durante julio y agosto de 2021 insistió en su prioridad absoluta. El reclamo, tachonado de malos humores y efusiones sentimentales, acabó por intimidar a los dirigentes del Chelsea, que no se atrevieron a contradecir al responsable de haber conquistado la última Champions. El 12 de agosto el Chelsea fichó a Lukaku al Inter por 110 millones de euros. Por malas que fueran las referencias, el entusiasmo de Tuchel no hizo sospechar a Granovskaia que acababa de abocarse a un conflicto entre la estrella y su patrocinador.

El City se escapa

El viernes pasado, durante una entrevista en Sky Sports, Lukaku declaró que estaba a disgusto en el Chelsea porque Tuchel no le daba todos los minutos que él deseaba —ha jugado 13 partidos de 20 posibles en Premier esta temporada, y ha convertido cinco goles a pesar de una lesión y una infección de Covid-19—. “Creo que el míster me podría poner un poco más, pero tengo que respetar sus decisiones”, declaró. “Estamos intentando encontrar un término medio en donde todos podamos confluir, un sistema que ayude al equipo a rendir al máximo, porque ahora mismo estamos en una situación complicada”.

Lukaku se despachó sin inhibiciones. “Tengo al Inter en el corazón y espero volver a jugar allí”, remató, a modo de despedida, tras una muy poco cautelosa confesión profesional. “Real Madrid, Barcelona y Bayern son los clubes con los que sueña cualquier jugador”, dijo. “Cuando fiché por el Inter pensé que ir a uno de esos tres, pero la oferta me llegó solo del Chelsea. Si el Inter me hubiera ofrecido una renovación del contrato me habría quedado al cien por cien. Pero no lo hicieron”.

Desautorizado por completo, a Tuchel no le quedó más remedio que anunciar un castigo. “Romelu ha provocado un ruido que ahora no necesitamos”, dijo el sábado, en la conferencia de prensa que precedió a uno de los partidos más importantes que le quedaban por jugar al equipo: contra el Liverpool en Stamford Bridge.

El Chelsea quemaba el que podía ser su último cartucho en la carrera por la liga y Tuchel resolvió no convocar a Lukaku. El 2-2 final acabó condenando al Chelsea, que suma 43 puntos, en la misma medida que al Liverpool, que cuenta 42. Sin el acoso de sus perseguidores, el Manchester City se ha escapado con 53 puntos.

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