El Partido de los Trabajadores (PT), que al comienzo de siglo fue la máquina electoral mejor aceitada de América Latina, cumple 42 años este jueves con la mirada puesta en desalojar del poder al ultraderechista Jair Bolsonaro. El único líder que ha tenido el PT, el expresidente Lula da Silva, ha aprovechado el aniversario para animar a los militantes de base a echar el resto y movilizarse durante los ocho meses que restan hasta las elecciones presidenciales. Con la resurrección política de Lula y la ventaja con la que lidera desde hace meses las encuestas electorales, el PT pretende recobrar el vigor tras la crisis más profunda de su historia en la que vio a su líder encarcelado y su poder regional cayó a mínimos.
“Es como si yo y el PT estuviéramos resucitando”, ha dicho antes de recalcar que “nada es capaz de destruirnos”. En un discurso que, cosa rara, ha leído, ha recordado los estragos causados por Bolsonaro, las conquistas sociales de los cuatro gobiernos petistas y sus 580 días en prisión. La misión de Lula es, en palabras del PT, reconstruir Brasil para que sea de nuevo un país más justo y más democrático. Con el lema “Brasil tiene solución”, el expresidente ha instado a los militantes mantener la esperanza. El partido espera crear en los próximos meses 5.000 comités populares que reactiven la fuerza callejera desplegada por el PT durante los mandatos de Lula y Dilma Rousseff, de 2004 a 2016.
Lula todavía no ha oficializado su candidatura pero lo que lastra ahora mismo su campaña no es eso, sino la pandemia. Ante la aparición de la ómicron y para cumplir los protocolos de la pandemia, el PT aparcó los planes originales de celebrar el 42 aniversario con una gran fiesta. Tuvo que contentarse con un acto virtual con saludos grabados por dirigentes y militantes pero sin el calor del público. Mientras sus principales adversarios, Bolsonaro y el antiguo juez Sérgio Moro, recorren el país protagonizando actos públicos, Lula participa en incontables entrevistas con emisoras de radio y medios digitales y reuniones con otros políticos, pero no en actos multitudinarios por el momento. El PT considera que la pandemia en Brasil “se ha visto agravada por la gestión criminal de un presidente y un Gobierno negacionistas”, como ha dicho la presidenta de la formación, Gleisi Hoffmann.
El acto virtual del PT, difundido vía YouTube, ha coincidido con el directo semanal que el presidente Bolsonaro hace cada jueves en esa misma red. El mandatario ha presumido de haber finalizado una emblemática obra que inició Lula en el Nordeste, el gran granero de votos de la izquierda. Bolsonaro ha exhibido de nuevo su poderío en el mundo digital al reunir a 17.000 personas en su canal, mientras 1.200 esperaban el discurso de Lula en el del PT. Para el ultraderechista, esta disparidad de audiencia “prueba que los sondeos son una farsa”. “Todo el mundo lo sabe”, ha insistido.
Lula sigue completamente inmerso en las negociaciones para que un antiguo adversario, el centroderechista Geraldo Alckmin, sea su compañero de candidatura como vicepresidente para suavizar las reticencias que suscita en sectores alejados de la izquierda y allane una victoria.
El exmandatario ha reivindicado la figura de Rousseff, convertida en objetivo preferencial de los críticos. El PT no ha podido librarse de la polémica sobre el papel que ocupará la expresidenta en la campaña de Lula en vista de que es acusada de haber agravado la crisis económica en los meses finales de su mandato, antes de ser destituida por el Congreso.
El PT es casi una anomalía en el panorama político brasileño, donde pertenecer a una u otra sigla es a menudo irrelevante porque las formaciones nacen y mueren a una velocidad asombrosa, suelen tener poca sustancia ideológica y los políticos se mudan con facilidad de unas a otras.
El PT fue creado el 10 de febrero de 1980 en plena dictadura para defender los derechos del pueblo trabajador. Fue presentado en el colegio Sión, una escuela judía de São Paulo, gracias al impulso de una combinación de sindicalistas, movimientos católicos e intelectuales de clase media alta incluidos los padres de Chico Buarque, Sérgio y Amelia Buarque de Hollanda.
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