El expresidente Lula da Silva, ahora candidato a regresar al cargo, este lunes en São Paulo durante la comparecencia ante la prensa extranjera.MIGUEL SCHINCARIOL (AFP)
Crear empleo, proteger la Amazonia, impulsar la inclusión social y la diplomacia brasileña serán los pilares de la política de Luiz Inácio Lula da Silva si gana las elecciones en octubre y regresa al poder para un tercer mandato, como pronostican las encuestas. Ahora que la campaña ha empezado oficialmente, el expresidente ha esbozado este lunes sus planes durante una comparecencia ante la prensa internacional en São Paulo. Lula ha prometido que, si llega a la Presidencia, promoverá un gran plan de obras públicas para generar empleo y acabará con la minería ilegal en la Amazonia. Favorito en las encuestas, el izquierdista se ha declarado convencido de que el presidente, Jair Bolsonaro, acatará el resultado.
Lula encabeza las encuestas con una ventaja holgada (18 puntos), pero menguante. Las recetas del izquierdista para “arreglar Brasil”, como suele decir, son reediciones de las políticas que aplicó entre 2003 y 2010. Lula insiste desde hace meses en que, con él, los brasileños eran más felices y vivían mejor que ahora. El presidente Bolsonaro abrirá esta la ronda de entrevistas a los candidatos en el principal informativo nocturno de la televisión brasileña, Jornal Nacional.
Quedan 41 días para unas elecciones entre los dos líderes políticos más amados y odiados de Brasil, unos comicios muy enconados por la belicosidad que muestra el bolsonarismo, el temor a ataques violentos y la velocidad a la que circulan la desinformación y las noticias falsas.
Brasil también llega a estas elecciones con una economía renqueante pero que empieza a dar alguna señal positiva y 33 millones de personas que sufren hambre (el 16% de la población). En caso de victoria, “vamos a generar mucho empleo”, ha prometido Lula, que ha detallado que su Gobierno daría “el puntapié inicial con una gran inversión en obras públicas” a la que le gustaría que la iniciativa privada se sumara. El candidato izquierdista, que presidió Brasil durante años de bonanza, ha querido quitar hierro a la coyuntura actual recordando el panorama de 2003, cuando se estrenó como presidente: “Para mí no es nuevo recibir Brasil con una inflación alta, entonces estaba en el 12%, o con unos tipos altos, estaban en el 24%”. Ahora, el alza de precios es casi del 12% y el precio del dinero es del 13,75%.
Afirma que la tarea es enorme porque el peso de la industria, que ofrecía empleo de calidad, ya no es el que fue. Para lubrificar sus relaciones con el poder económico, Lula lleva como candidato a vicepresidente al exgobernador Geraldo Alckmin, símbolo del centro derecha que Bolsonaro fulminó en las urnas hace cuatro años.
Si fuera elegido, Lula quisiera retocar acuerdo comercial entre Mercosur y la Unión Europea, ya pactado pero sin ratificar. También ha prometido subir el salario mínimo “porque es la mejor forma de que crezca la economía” y que no privatizará ninguna empresa pública. Ha dejado claro que está en contra del techo de gasto, pero sí ha añadido que ejercerá la responsabilidad fiscal: “Un Estado serio no puede gastar más de lo que tiene”.
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El candidato del PT se ha mostrado muy preocupado con las noticias falsas. En los últimos días el bolsonarismo se ha movilizado para difundir clips editados de sus intervenciones públicas para mostrarlo como un candidato que defiende pegar a las mujeres, pretende cerrar templos evangélicos o bebe en exceso.
Uno de los grandes temores que genera estos comicios es la reacción del presidente y sus seguidores más radicales ante una hipotética derrota. Bolsonaro ha dejado de criticar el sistema de votación y el sábado dijo que, si pierde, lo aceptará: “Estoy en esta misión para ser reelegido, si es lo que ocurre. En caso contrario, lo respeto”. Para Lula, el ultraderechista “es una mala copia de Trump”, pero ha añadido: “Tengo certeza de que el resultado electoral será acatado”, en referencia también a Bolsonaro.
Y el medio ambiente ha ocupado buena parte de la breve introducción que ha hecho antes de responder durante más de una hora las preguntas de medios extranjeros. Lula ha prometido colocar el tema entre las prioridades de un posible Gobierno —”cuidaremos del asunto del clima como nunca antes”— y acabar con la minería ilegal, en contraste con Bolsonaro, que la defiende y quisiera autorizar la explotación de las tierras indígenas. Para Lula, “si el mundo está dispuesto a ayudar, mantener un árbol en pie en la Amazonia puede ser mejor que cualquier otra inversión”.
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