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Lula reivindica en Bruselas medidas contra la pobreza y que los ricos paguen impuestos


Todavía no es candidato a la presidencia de Brasil y, de hecho, niega estar en campaña. Pero el exmandatario brasileño Luis Inácio Lula da Silva, líder en las encuestas, ha aprovechado su visita a la capital comunitaria para esbozar alguna propuesta para unas elecciones presidenciales que se celebrarán en el gigante latinoamericano en otoño de 2022 o, al menos, ensayar un eslogan. “Queremos que los pobres estén en el presupuesto y los ricos paguen impuestos”, ha sentenciado en el Parlamento Europeo en una comparecencia conjunta con Iratxe García, la presidenta del grupo socialista europeo. Tampoco ha dejado pasar la oportunidad de cargar contra el actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro. “Representa una pieza de la extrema derecha fascista”, ha atacado sin paños calientes.

Con un verbo muy enérgico, quien fuera presidente de Brasil entre 2003 y 2011 ha defendido su gestión. “Acabamos con el hambre, lo reconoció la ONU. Creamos 22 millones de empleos”, ha esgrimido el expresidente, de 76 años cumplidos hace poco. A continuación, ha vuelto a dirigir sus dardos contra Bolsonaro: “La extrema derecha no piensa en la gente, en el indio, en el negro. No sabe gobernar. Venden, como están haciendo con Petrobras y quieren hacer con los bancos públicos”.

Lula asistía este lunes a un acto en el Parlamento Europeo en el que coincidía con el expresidente socialista español José Luis Rodríguez Zapatero. “Tenemos el objetivo de poner en común las agendas de la izquierda en Latinoamérica y Europa. Y tenemos que hacer frente a los populismos de derecha y la extrema derecha”, ha expuesto la líder de los socialdemócratas europeos, la española Iratxe García, quien sobre las próximas presidenciales en Brasil ha señalado que apoyarán al Partido de los Trabajadores (PT), el de Lula.

Desde que salió de la cárcel hace dos años -por casos luego anulados-, poco antes de que explotara la pandemia, la posibilidad de que Lula vuelva a presentarse a unas elecciones presidenciales en Brasil gana enteros. De hecho, lidera las encuestas en un clima de polarización. “Estoy preparado, motivado y con plena salud”, ha esgrimido. Pero no da el paso de admitirlo abiertamente. Aunque su relato parece el de quien quiere ser candidato, mide sus tiempos y respeta los plazos de su organización política. “Estamos en un momento muy especial de la política brasileña. Mi partido es atacado todos los días”, ha señalado. “Pero mi partido va a tener un candidato en febrero o marzo, y también hay que ver si vamos en coalición”, ha continuado el también exsindicalista, que ya ha optado en cinco ocasiones anteriores al máximo cargo de Brasilia, perdiendo en las tres primeras.

“En 2002″, justo antes de que él llegara al poder, “había un 12% de inflación y un 12% de paro. No podíamos pagar nuestra deuda con el FMI. Los pobres fueron nuestra prioridad. La educación es inversión, no es gasto. Cuidar la salud es inversión, no es gasto. Quienes pagan impuestos en Brasil son los trabajadores. Queremos que los pobres estén en el presupuesto y los ricos paguen impuestos. Queremos ganar las elecciones”, ha lanzado.

Preguntado si tanto estas palabras como su periplo por Europa estos días —ha llegado a Bruselas desde Berlín, donde se ha visto con el probable próximo canciller, Olaf Scholz— y sus encuentros con brasileños expatriados eran en clave de campaña, lo ha negado: “No entiendo que yo haya hecho un discurso de campaña. Agradezco a los compatriotas que me han dedicado su solidaridad [en referencia a su paso por la cárcel]. Será un discurso de campaña, cuando haya campaña y pida el voto. Cuando se decida que voy a ser candidato, haré un discurso como candidato”.

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