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Lula y Bolsonaro ponen el foco en el elector que más se les resiste: evangélicos y mujeres

Lula y Bolsonaro ponen el foco en el elector que más se les resiste: evangélicos y mujeres

Paso a paso, de manera sostenida, Jair Bolsonaro, de 67 años, acorta distancias en la carrera por la Presidencia de Brasil. La batalla se ha adentrado ya en el terreno del empate técnico, según el Datafolha difundido este miércoles. El resultado de los comicios convocados para dentro de 11 días está más abierto que nunca. Por eso, tanto el presidente y candidato a la reelección como su adversario, Luiz Inácio Lula da Silva, han decidido concentrar sus esfuerzos en el electorado que más se le resiste a cada uno. Lula celebrado un gran acto con líderes evangélicos, un público que vota de manera bastante compacta y prefiere por mucho a Bolsonaro. Mientras, la primera dama, Michelle Bolsonaro, se ha embarcado en una gira por todo Brasil con mítines diseñados específicamente para atraer mujeres, uno de los grupos en los que el mandatario cosecha mayor rechazo.

Los dos candidatos son tan antagónicos que, a la hora de cortejar a su elector más difícil, para uno de ellos su esposa es un activo y para el otro, un lastre. Lula, de 76 años, eligió acudir sin Janja a la presentación, en São Paulo, de la llamada Carta a los evangélicos y eso que raro es el acto de campaña al que ella no le acompaña. Ella es la artífice de que él haya actualizado su discurso con unos toques de feminismo. El abordaje de los electores evangélicos es terreno extremadamente resbaladizo para el izquierdista porque buena parte de los líderes de las Iglesias protestantes más pujantes están firmemente implicados en una campaña contra él.

La gestación de la misiva, que ha llevado semanas, defiende la libertad de culto, recuerda que fue con Lula cuando el Gobierno instauró al gran fiesta evangelica anual y menciona el aborto. Tras afirmar que “la vida es sagrada, obra de las manos del creador”, el expresidente añade: “Estoy personalmente contra el aborto y recuerdo a todos y todas que este no es un asunto que sea decidido por el presidente de la República, sino por el Congreso”. Es legal en tres supuestos: violación, riesgo para la salud de la madre y los fetos que carecen de cerebro, este último decidido por el Tribunal Supremo. Del millón de abortos estimados cada año, solo 2.000 son legales.

El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) también ha dejado bien claro que rechaza los cuartos de baño unisex y que está a favor de que los hijos sean educados por sus padres, “con apoyo de la escuela y respetando los valores familiares, sin interferencia del Estado”.

Es decir, el líder de la izquierda brasileña ha respondido una por una a las falsas acusaciones que lanzan contra él desde el bolsonarismo y las cúpulas de las grandes Iglesias pentecostales. “Estamos en un momento en que se instrumentaliza la fe, y eso es pecado”, ha dicho. La desinformación es, junto a los dos candidatos, la gran protagonista de esta reñida campaña electoral. Reflejo de su empeño de alejar la política de los púlpitos, el acto, con numerosas invocaciones a Dios, oraciones y aleluyas, se ha celebrado en un hotel. No en un templo.

Lula, que lleva medio siglo en política, ha confesado que le costó asumir hasta qué punto calan entre sus compatriotas muchas de las falsedades que circulan por redes sociales velocidad feroz. “Soy analógico, no tengo móvil. Uso los de otros”, ha revelado para después admitir: “No imaginaba el poder de las mentiras que circulan entre teléfonos”. En medio de invocaciones a Dios, oraciones y aleluyas, Lula ha deslizado que si gana su Gobierno implantará cambios como la cantidad de ministras.

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SuscríbeteLa primera dama, Michelle Bolsonaro, durante un mitin dedicado a mujeres este miércoles en São Paulo. STRINGER (REUTERS)

Durante estos cuatro años de mandato, Bolsonaro ha tenido en su gabinete menos ministras que ministros que fueron o son militares. Pero el principal motivo del rechazo que suscita entre las electoras no es ese, sino sus declaraciones machistas, su falta de empatía con las víctimas de la pandemia o su empeño en facilitar la venta de armas. Su reciente comentario de que “hay ambiente de ligue” respecto a unas adolescentes venezolanas hizo saltar las alarmas en su campaña.

Mujeres con Bolsonaro es el lema de la gira de mítines que está realizando la esposa del presidente, madre de su única hija y evangélica. Este miércoles ha encabezado tres actos en São Paulo junto a un puñado de diputadas, senadoras, otras líderes bolsonaristas y el favorito a convertirse el día 30 en el próximo gobernador de São Paulo, Tarcisio Freitas. Tanto ella como la senadora, exministra y pastora evangélica Damares Alves han sido recibidas como estrellas de rock por un auditorio repleto de mujeres vestidas con los colores de la bandera de Brasil y muchas joyas brillantes de quien no viaja en autobús ni en metro.

Nadie discute que la señora Bolsonaro es mucho mejor oradora que su marido. “Antes que primera dama de Brasil soy madre, soy esposa. Ese es el papel que yo escogí. Ser ayudante, ser la compañera de mi marido, cuidar de nuestra casa para que él tener serenidad para trabajar por Brasil”, ha dicho durante un discurso en el que ha recalcado que las elecciones son una batalla entre el bien y el mal y ha calificado al Partido de los Trabajadores como “un cáncer que debe ser extirpado”.

Sin mencionar su nombre, la primera dama dicho que Lula es “el diablo” y “Brasil, la última barrera para el comunismo”. El elenco de oradoras que la ha precedido abarcaba una notable diversidad incluidas una militar indígena recién elegida diputada, una alcaldesa negra, una dirigente del movimiento camionero… triunfadoras con un discurso de mujeres empoderadas y muchas referencias religiosas. El candidato a gobernador ha llegado a decir: “Os digo una cosa, sois más eficaces que nosotros” ante la algarabía de las presentes.

La diputada Bia Kicis les ha recordado que estaban en una burbuja. “Está claro que aquí tras somos de Bolsonaro”, ha dicho para añadir “meninas, tenemos otra misión. Necesitamos salir a buscar votos. Que cada una asuma esa misión por Dios, por la familia y por la patria”.

Cada nuevo votante es un tesoro también para Lula, que al final del acto con los evangélicos miraba el reloj porque tenía que tomar un avión. “Permiso, que me voy corriendo a Rio Grande do Sul, a ver si consigo un votito más”.

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