Lula y la cantante Anitta animan a votar a los adolescentes para sacar a Bolsonaro del poder


Los diez millones de adolescentes brasileños que tienen 16 y 17 años son un preciado botín que la izquierda que lidera Luiz Inácio Lula da Silva corteja directamente con la vista puesta en derrotar a Jair Bolsonaro. El expresidente y sus aliados quieren sacar provecho del enorme potencial de este colectivo que, sin embargo, está muy poco movilizado. El aliciente para los progresistas es que es la franja de edad más contraria al presidente ultraderechista, según las encuestas. Bajo la proclama “Brasil te necesita”, Lula, de 76 años y favorito en las encuestas, anima a los chavales a sacarse el título de elector. Su llamamiento a los artistas para que se implicaran en el esfuerzo ha surtido efecto.

La cantante Anitta —la artista brasileña más internacional—, el sambista Zeca Pagodinho, el rapero Emicida, algunas estrellas del Big Brother Brasil (la longeva versión local de Gran Hermano) y otros muchos artistas idolatrados han multiplicado en las últimas semanas los mensajes para incentivarlos a tramitar la autorización para poder votar en las elecciones de octubre que decidirán el próximo presidente, el Congreso y los gobernadores. Varios clubs de fútbol, como el Corinthians y el Flamengo, se han sumado al esfuerzo.

“Vamos allá gente, a cambiar este presidente”, decía Anitta en redes sociales hace unos días en un alto de la promoción de Envolver, una canción en español que acaba de colocar entre las más escuchadas del mundo. Sin maquillar, lejos de su explosiva imagen profesional, su mensaje político llega directo a los móviles de millones de fans. Una cercanía con la que los políticos no pueden ni soñar.

“Estoy cansada de ser la única alegría del brasileño. Si no te sacas el título (de elector), me jubilo”, bromea la intérprete del Girl from Río. La poderosa cantante y empresaria de 29 años lleva tiempo en campaña para impulsar un relevo en la presidencia de la República.

Hubo también muchos llamamientos desde el escenario en el reciente festival Lollapalooza, que se convirtió en un clamor contra la censura tras el intento del bolsonarismo de acallar las críticas sobre el escenario. El resultado es que las inscripciones de adolescentes para votar han aumentado. Ya suman algo más de un millón, pero es una cifra que aún queda lejana de la movilización de campañas anteriores. El plazo vence el 4 de mayo.

Brasil está entre la decena de países que permite votar a los adolescentes. Es un derecho consagrado en la Constitución de 1988, alumbrada tras la dictadura. A diferencia de los adultos, los menores de 18 años no están obligados a acudir a las urnas.

Aunque la campaña electoral solo empezará oficialmente en agosto, los precandidatos multiplican sus apariciones en actos, reuniones y entrevistas. Lula ha levantado ampollas estos días entre las filas del bolsonarismo. El expresidente defendió en un acto público que el aborto sea tratado como “una cuestión de salud pública”. Este jueves, ha añadido que él personalmente está en contra de la interrupción del embarazo. El bolsonarismo reaccionó con palabras gruesas en una cuestión muy sensible en Brasil; acusó a Lula de defender “el asesinato de bebés que no han nacido”. Y otras declaraciones, en las que el izquierdista instaba a “incomodar la tranquilidad” de los diputados afines al gobierno y a sus familias, fueron replicadas con reproches y una amenaza abierta. Un parlamentario difundió un vídeo en el que, mientras carga su pistola, le da indicaciones sobre cómo llegar a su hogar, donde, dice irónicamente, “será bienvenido”.

Mientras, cada semana se publican varias encuestas nacionales y regionales. A seis meses del día de la verdad, Lula sigue en cabeza con amplia ventaja, pero esta se va reduciendo. En primera vuelta, vencería con un 46% a Bolsonaro (26%), según una encuesta. El fundador del PT trabaja intensamente para apaciguar los temores del centro derecha, al que quiere de su lado en defensa de la democracia frente a Bolsonaro, y los miedos del ala más radical de la izquierda.

El equipo de Lula está especialmente interesado en la chavalería porque los sondeos indican que, a medida que la edad del elector aumenta, el rechazo al ultraderechista Bolsonaro disminuye. Por eso, una de las diputadas bolsonaristas más combativas, Carla Zambelli, decidió responder en redes sociales con “la campaña por el voto veterano” para movilizar a los 38 millones de brasileños mayores de 60 años.

Los progresistas brasileños aspiran a emular el triunfo del demócrata Joe Biden, que logró vencer a Donald Trump, entre otros factores, mediante la movilización de electores que no se solían acercar a las urnas. Pero en Brasil el potencial de nuevos votantes es mucho mayor, porque el voto es obligatorio aunque las multas son reducidas, lo que permite que las clases acomodadas las paguen sin problema para abstenerse.

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