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Luxturna, ¿es el medicamento más caro del mundo?

Spark Therapeutics es la compañía responsable de lanzar al mercado Luxturna, uno de los medicamentos más caros del mundo (si no el que más). Esta terapia combate un tipo de ceguera llamada distrofia retina, una enfermedad hereditaria que se estima que afecta a entre mil y dos mil personas en Estados Unidos.

El precio del medicamento es de 850.000 dólares (425.000 dólares por cada ojo), unos 706.000 euros. Aunque el coste del tratamiento no lo afrontarán los pacientes que requieran de este medicamento, sino que serán las compañías aseguradoras y los hospitales quienes se hagan cargo de la mayor parte del pago. Además, sus creadores negocian con el servicio sanitario estadounidense para que el pago no se realice de una vez, sino que pueda ser dividido a lo largo de varios años.

Spark Therapeutics es la compañía que ha desarrollado y comercializado Luxturna

¿Cómo funciona Luxturna?

Luxturna es la primera terapia génica que ha sido aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. Es un tratamiento que se inyecta en cada ojo. Inocula un virus que reemplaza un gen defectuoso en la retina de los pacientes afectados por la distrofia retinal, y estimula al cuerpo a producir una proteína esencial para la vista. En las pruebas clínicas que se realizaron antes de su comercialización para comprobar la eficacia de este medicamento, los resultados arrojaron que más de nueve de cada diez pacientes se vieron beneficiados por el tratamiento al menos durante dos años y medio.

El precio de Luxturna es lo que más ha llamado la atención, pero sus responsables se escudan en que los medicamentos tradicionales hay que tomarlos durante meses o años, mientras que este tipo de terapias genéticas han sido pensadas para aplicarse una única vez, haciendo frente a la enfermedad de raíz y reparando el ADN defectuoso para que sea el propio cuerpo el que pueda restaurarlo por sí mismo. Además, Spark Therapeutics ha informado de que ha reducido el precio que habían planteado inicialmente (un millón de dólares) después de escuchar la preocupación de las aseguradoras médicas sobre su posibilidad de asumir el coste del tratamiento.


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