La escalada de tensión en el Mediterráneo oriental ha pasado en las últimas horas de ser una de las recurrentes escaramuzas entre Grecia y Turquía a convertirse en un choque geoestratégico de escala europea. El envío, materializado este jueves, de refuerzos militares por parte de Francia en la zona para arropar a Grecia y a Chipre, los dos socios de la UE acosados militarmente por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, convierte las aguas del Mediterráneo en un peligroso polvorín. El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha convocado para este viernes una reunión extraordinaria de ministros de Exteriores para analizar por videoconferencia, entre otros asuntos, el peligroso deterioro de la relación entre la UE y Turquía.
Borrell llega a la cita convencido de que la relación con Ankara es imprescindible y de que el diálogo debe ser la vía para desactivar los numerosos conflictos surgidos en los últimos años entre la UE y el régimen de Erdogan, en particular, la disputa sobre aguas territoriales y las prospecciones de hidrocarburos que enfrenta a Turquía con Grecia y Chipre. La canciller alemana, Angela Merkel, también se ha movilizado este jueves para intentar facilitar el diálogo directo entre Grecia y Turquía, con sendas llamadas telefónicas al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, y a Erdogan.
Pero los pasos de la diplomacia comunitaria y alemana van muy por detrás de las zancadas militares que dan el creciente número de partes involucradas en las aguas del Mediterráneo oriental. El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el miércoles por la noche, tras una conversación con Mitsotakis, “un refuerzo temporal de la presencia militar francesa en el Mediterráneo oriental”. El movimiento francés llega después de que Turquía enviase un barco de exploración de hidrocarburos, escoltado por buques militares, a aguas próximas a Chipre.
“Las decisiones unilaterales de Turquía en materia de exploración petrolífera provocan las tensiones”, acusó Macron en un tuit que repitió en griego, por si había dudas de qué lado cae su apoyo militar. Erdogan replicaba este jueves, advirtiendo contra “las provocaciones de un país que no tiene costa en el Mediterráneo oriental pero empuja a Grecia y a los greco-chipriotas a dar pasos en la dirección equivocada”.
La dialéctica se traduce, según pasan las horas, en armamento. El Ministerio de Defensa francés indicó este jueves que dos aviones Rafale que se encontraban en Chipre realizando ejercicios militares harán una “escala” en la base aérea de Souda, Creta, y permanecerán en la zona varios días.
París también recordó que se encuentra próximo a la zona el portahelicóperos anfibio Tonnerre, que Francia ha enviado a Líbano con ayuda de emergencia tras la devastadora explosión en Beirut la semana pasada. A este buque se unió la pasada noche la fragata Lafayette, que se abasteció en Larnaca y “ha realizado un ejercicio marítimo con la Marina griega”.
Mitsotakis, en una alocución televisada a su país, alertaba el miércoles por la noche sobre “el riesgo de que ocurra un accidente con tantas fuerzas navales reunidas en un área limitada”. Erdogan, por su parte, avisaba de que “no se tolerará el paso de ningún barco extranjero que no disponga de permiso” por lo que considera su “zona marítima”.
La tensión en el Mediterráneo ha llevado a Borrell a convocar una reunión extraordinaria de los ministros de Exteriores de la UE. El encuentro, por videoconferencia, está previsto a las tres de la tarde del viernes. Y en el mismo, también analizarán los otros focos de turbulencias de este agitado mes de agosto, como la situación en Líbano tras la devastadora explosión en el puerto de Beirut; la represión en Bielorrusia tras el presunto pucherazo electoral del domingo; y la situación en Venezuela de cara a unas posibles elecciones en diciembre.
La cuestión del Mediterráneo, reconocen fuentes comunitarias, es la que más división provoca entre los socios comunitarios. Todos coinciden en apoyar a Grecia y a Chipre contra las posibles injerencias en su territorio soberano. Pero hay discrepancias sobre la respuesta a Erdogan.
Francia, Grecia y Chipre lideran la petición de un endurecimiento de las sanciones contra Turquía, iniciadas en febrero con el veto de entrada y congelación de bienes a dos directivos de la petrolera turca TPAO por su implicación en las prospecciones en aguas pertenecientes a Chipre.
Otros socios europeos, como Alemania, Italia o España, abogan por evitar una escalada de represalias que podría llevar la relación con Turquía a un punto de no retorno. En la misma línea se encuentra el Alto Representante de Política Exterior. ”No se puede ir contra la geografía, pase lo que pase, Turquía siempre será un actor principal en el Mediterráneo oriental, un vecino de Europa y un socio importante”, señalaba Borrell tras su última visita a Ankara para mantener una ronda de contactos que intentaban encauzar la situación y que se han visto desbordados por los acontecimientos de este tenso mes de agosto. Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, mantuvo este jueves una conversación con el líder turco en la que, según fuentes comunitarias, le recordó las posiciones de la UE, que son de total solidaridad con Grecia y Chipre, y destacó que el diálogo directo entre las partes es la mejor vía para resolver las disputas.
Asli Aydintasbas, especialista en la materia del instituto de estudios European Council on Foreign Relations (ECFR), aboga por seguir la vía planteada por Merkel y Borrell para llegar a una especie de “gran regateo” con Turquía. Aydintasbas cree que la negociación debe abarcar “desde la situación de Libia a la de Siria, pasando por un acuerdo para compartir los recursos energéticos del Mediterráneo de manera que beneficien a las dos comunidades de Chipre [la parte griega, que pertenece a la UE, y la turco-chipriota, protegida por Ankara].
La analista del ECFR reconoce que “Turquía nunca será un socio fácil, pero es muy importante para la UE en áreas como migración, energía, seguridad, antiterrorismo”. Aydintasbas ve poco probable un distanciamiento como el ocurrido con la Rusia de Putin tras la invasión de Crimea “porque Turquía es miembro de la OTAN y, en teoría, candidato a ingresar en la UE”.
Francia, en teoría, acepta la mediación de Alemania, que cuenta con el apoyo de España, según indicó el Elíseo en su comunicado del miércoles. Pero la tensión entre París y Ankara no ha cesado de aumentar en todo el verano. Por un lado está Libia, donde los dos países apoyan bandos diferentes y Macron ha acusado reiteradamente al Gobierno de Erdogan de tener una “responsabilidad histórica y criminal” en ese país.
En junio se produjo un inédito —y peligroso— incidente entre los dos miembros de la OTAN cuando Francia, que participa en la operación de seguridad marítima en el Mediterráneo Sea Guardian, acusó formalmente a Turquía de haber ordenado a dos de sus fragatas interponerse y hasta apuntar con su armamento a la francesa Courbet cuando esta se disponía a controlar un barco con bandera de Tanzania del que se sospechaba podía estar implicado en el contrabando de armas a Libia.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, este jueves en Ankara. En vídeo, Erdogan pide diálogo para resolver las tensiones del Mediterráneo Oriental.
Además, el mes pasado, el presidente francés ya criticó la “violación” turca de la soberanía griega y chipriota por la exploración de los hidrocarburos en la zona. “Quiero destacar una vez más la plena solidaridad de Francia con Chipre, pero también con Grecia, ante las violaciones de su soberanía por parte de Turquía. No es aceptable que el espacio marítimo de un Estado miembro de nuestra Unión sea violado o amenazado. Aquellos que lo hacen deben ser sancionados”, sostuvo Macron tras recibir en el Elíseo a su par chipriota, Nicos Anastasiades.
Aquel apoyo se ha traducido ahora en un refuerzo militar en la zona marítima en tensión que ha provocado la indignación de Turquía, cuya prensa acusó este jueves a Francia de “buscar la guerra”. En un discurso, el presidente Erdogan cargó también este jueves contra Macron y su visita a Beirut, tras la que el líder turco dice ver intenciones “colonialistas” de Francia. “Lo que Macron y compañía quieren es restablecer el orden colonial” en Líbano, sostuvo el líder turco. “A nosotros no nos interesa correr tras una foto o montar un espectáculo”, agregó, según la Agencia France Presse.
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