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Macron llama a los europeos a “invertir masivamente en defensa” para garantizar la seguridad de la UE

EL PAÍS

El órdago al orden mundial que representa la invasión rusa de Ucrania plantea dramáticos desafíos inmediatos relacionados con el campo de batalla, pero también profundas reconsideraciones estratégicas. Ambos planos afloraron este viernes en la primera jornada de la Conferencia de Seguridad de Múnich. En el primero, resultó significativa la exhortación del canciller alemán, Olaf Scholz, a que los aliados aceleren las entregas a Kiev de sus tanques Leopard, en un escenario en el que se perciben titubeos y lentitud. En el segundo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, llamó a los europeos a “invertir masivamente en defensa” y “repensar la doctrina de seguridad” para lograr que Europa sea un actor con asiento en las mesas geopolíticas del futuro.

“Si queremos la paz, tenemos que invertir en los medios para tenerla. Francia hace su parte, pero es necesario que haya ambición inversora a escala europea”, dijo Macron. “Esto significa también reforzar la base industrial y tecnológica de nuestra defensa. Necesitamos más capacidad de producción, y necesitamos más estandarización, más simplificación”. El presidente francés indicó que, en ese contexto, quiere organizar en París una conferencia sobre la defensa aérea europea, que a su juicio debería abordar “tanto la dimensión estratégica como la industrial”. “Cuando se trata de seguridad europea, tenemos que pensarla, producirla y garantizarla”, reclamó el líder galo.

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Scholz también mencionó la necesidad de avanzar en el camino de un fortalecimiento y mayor integración de la dimensión militar europea. Recordó, entre varias cuestiones, los proyectos en marcha para un futuro sistema de combate aéreo (con Francia y España), otra iniciativa en materia de combate terrestre (con Francia) y precisamente la coordinación de una defensa aérea común. “Tenemos que consolidar una Europa geopolítica. Una Europa más capaz de actuar”, consideró.

Más allá de las cuestiones militares, Scholz destacó la necesidad de que la UE sea más resiliente, menos expuesta a dependencias críticas, pero abogó por lograrlo, no por la vía de una desglobalización ―que consideró económicamente dañina y contraria a los valores de apertura del proyecto europeo―, sino con una actuación quirúrgica, reduciendo riesgos en áreas estratégicas, diversificando cadenas de suministros, ampliando redes.

Los dos mandatarios coincidieron en la perspectiva de que el conflicto en Ucrania será prolongado y en subrayar la determinación en mantener un apoyo unitario de los aliados a Kiev mientras sea preciso. “No es la hora del diálogo”, dijo Macron. “No son nuestros envíos de armas los que alargan la guerra. Todo lo contrario. Cuanto más pronto [el presidente ruso, Vladímir] Putin entienda que no alcanzará su meta imperialista, mayor será la posibilidad de un final de la guerra”, dijo Scholz.

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Ambos se pronunciaron en la conferencia en la capital bávara ―que reúne este año a más de 30 jefes de Estado o de Gobierno, un centenar de ministros, docenas de líderes de organizaciones internacionales, altos mandos militares y expertos de un amplio número de países, pero no de Rusia e Irán, que no fueron invitados a participar― después de la intervención por videoconferencia del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Este insistió en el concepto de que la velocidad de conformación y ejecución de las decisiones aliadas es “crucial”, y que “los titubeos son un recurso del que se alimenta la dictadura de Putin” y que tiene como consecuencias más muertes y destrucción en Ucrania.

Precisamente en referencia a esa carrera contra el reloj ante una Rusia que trata de rearmarse y lanzar nuevas ofensivas, Scholz se halló en el insólito papel de espolear a los aliados a agilizar la ayuda militar a Kiev cuando tan a menudo su cauteloso proceder durante la guerra ha cosechado intensas críticas. Tras la ponderada luz verde de Berlín a la entrega de tanques Leopard, en manos de un amplio número de aliados, resulta que en muchos casos se detectan retrasos para proceder a las entregas. “Todos los que pueden suministrarlos, deberían hacerlo. Alemania hará todo lo que está en su poder para facilitarlo”, dijo.

La cita bávara se produce en un momento con crecientes señales de una Rusia motivada a lanzar nuevas ofensivas tras un periodo dedicado a recuperarse de las ingentes pérdidas sufridas en la primera fase de la invasión. Zelenski se declaró escéptico acerca de una posible participación de Bielorrusia en las hostilidades.

Más allá de la cuestión del conflicto en Ucrania y del futuro estratégico de la UE, la conferencia de Múnich se celebra este año marcada por las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, simbolizadas por la penetración de un globo chino ―con capacidad de espionaje, según Washington― en el espacio aéreo estadounidense. Hay expectación ante un posible encuentro en Múnich entre los líderes de las diplomacias de ambas potencias.

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