CALIFORNIA — Una hispana residente del condado de Orange se presentó en las oficinas de inmigración el martes con temor a ser deportada a México y de separarse de sus cuatro hijos.
Celia Torres está en la fase final de su proceso de deportación que se ha extendido por 10 años, cuando fue detenida por dejar a sus hijas en un auto por unos minutos para pagar una cuenta de celular.
A medida que se acera la fecha final, crece la preocupación por vivir alejada de sus cuatro hijos.
“Hemos sufrido bastante, bastante, que no tiene idea”, dijo Torres a Telemundo 52.
Aunque el martes estaba acompañada por miembros de la comunidad y de la organización “Resilience Orange County”, el abrazo más importante era el de su hijo de 13 años, que con ojos llenos de lágrimas se despidió sin saber si su madre regresaría.
El sufrimiento se debe a la decisión de la novena corte que ordenó su deportación, por eso el martes se presentó en la oficina de inmigración de Santa Ana.
“Estoy dando la cara como siempre, como lo di con el oficial y acá estoy ahora con ellos también”, dijo Torres. “(La detención) pasó hace 10 años, que una persona se me acercó y dijo que no me moviera porque estaba llamando a la policía. Ahí empezó mi problema”, recordó.
Todo quedó captado por la cámara de seguridad y fue su cuñada la que presenció el momento.
Fuera de las oficinas se escuchaban gritos de apoyo para Celia Torres, que no pudo dejar de pensar en lo que pasaría una vez que ingresara por las puertas.
“Ya no los dañen a mis hijos, mis hijos son los que están sufriendo, no yo, son mis hijos que al ver que no tienen su madre, tiempo suficiente”, dijo Torres.
Frente la bandera estadounidense afuera del edificio, los protestantes se tomaban de las manos y rezaban.
Pese a que ella está en Chicago y él en Tijuana, esta pareja celebra su octavo día de San Valentín en dos países diferentes luego de una deportación.
Torres salió de la oficina de inmigración 20 minutos después. La recibieron entre gritos de alegría y el abrazo de su hijo que esperaba ansiosamente para verla.
“Ver a mi hijo es una felicidad, gracias a Dios, que Dios está con nosotros y no nos deja solos”, dijo Torres.
Torres deberá presentarse en la misma oficina de inmigración el próximo 31 de marzo, mientras sigue buscando opciones legales tienen para evitar la deportación.
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