Rosa Elvia Mercado, madre de Jorge Antonio Mercado Alonso, estudiante del Tecnológico de Monterrey asesinado junto a Javier Francisco Arredondo a manos de militares, compartió en entrevista con ‘Aristegui en Vivo’ el “difícil camino” a la justicia para su hijo, luego de que un juez dictara el martes una sentencia de 90 años de cárcel contra cinco de los seis soldados que participaron en los hechos ocurrido en Nuevo León.
A 13 años de lo sucedido, la madre de Jorge Mercado se dijo satisfecha y contenta con la resolución, especialmente porque pensaban no se iba a lograr, pero tras “un camino muy difícil, una lucha con muchos obstáculos”, “al fin llegó la justicia. Una justicia muy merecida”.
“Mucha gente nos estuvo diciendo que no lucháramos porque estábamos luchando contra la corriente”
Ejecutados de forma extrajudicial la madrugada del 19 de marzo de 2010 afuera de las instalaciones del Tec en Monterrey, en un principio el Ejército hizo parecer que los estudiantes eran sicarios bien armados.
“Ellos abusaron de su autoridad”, declaró la señora Mercado, quien asegura a la fecha no sabe con qué fin ni por qué los asesinaron. “Dijeron que había sido un error pero no fue error”. Según relata la madre de Jorge, Javier primero recibió primero un balazo en la pierna tras el cuál quiso pedir ayuda. Jorge se regresó a ayudarle y pidiendo a gritos que no dispararan. “Somos estudiantes”. “Lo tiraron al suelo, lo balacearon, lo golpearon y aparte dijeron que los que habían caído eran dos sicarios que iban armados hasta los dientes. No tiene nombre eso que hicieron”.
Con la “muerte de dos sicarios”: “Ahí empezamos”
Respecto al arduo proceso judicial que tuvieron que enfrentar para conseguir justicia por sus hijos, mencionó que al principio la Procuraduría del estado abrió el expediente como si se tratara de dos sicarios.
A raíz de eso, se buscó llevar el caso como el abatimiento de dos criminales armados y no como el de dos estudiantes ejecutados por las Fuerzas Armadas.
Según cuenta, el caso incluso se intentó que fuera archivado, y no fue hasta que el en ese entonces subdirector de averiguaciones previas de la PGR leyó el caso, que comenzó una investigación formal por su asesinato a manos del ejército. Pasaron cuatro años para que se citara a la señora Mercado a hacer su declaración.
“A mí no me habían tomado declaración, él se dio a la tarea de hacerlo”.
Ahí fue donde nos involucramos. Ahí fue donde inició la lucha.
En un principio, comenta que la Procuraduría se negaba a consignar un caso, y durante más de un año, se trasladaban de Saltillo a Monterrey para consignar el caso. “Nos daban la cita, salíamos de Saltillo y nos decían que no, que no estaba la persona, que no estaba, después de que nos habían dado cita“.
“Fuimos muy tercos, muy persistentes. No veíamos justo lo que habían hecho con los muchachos”.
Pasaron años antes de que en el Juzgado Cuarto Penal de Nuevo León se consignara el caso, pero el sufrimiento no paró para la familia, ya que según declara la matriarca, “sufrimos por la juez inicial, el personal. Veíamos nosotros que no le echaban ganas”. “El mismo Ministerio Público le veíamos de parte de los militares”.
Desde que inició el caso fue llevado por dos jueces y le tocó a José Reynoso Castillo, titular del Juzgado Cuarto de Distrito en Materia Penal en Nuevo León, dictar sentencia por el delito de homicidio calificado con agravante de ventaja. Precisó que la sentencia condenatoria contra los militares se dictó el viernes 13 de octubre.
El caso duró siete años en el juzgado, y hoy, cinco de los seis militares participantes están en prisión. Sin embargo, un sexto se encuentra en calidad de desaparecido y se sospecha que ya murió.
En conferencia de prensa el martes, la madre de Jorge declaró: “No podemos decir que ya terminó, sí lo vemos como una victoria porque para nosotros es una victoria que un juez determine que los militares asesinaron a Jorge y a Javier porque nosotros lo decíamos”
Respecto a lo que sigue, compartió que “los militares tienen derecho a apelar” y no saben que pasará, pero confían que la sentencia fue un paso importante.
Sobre a otros posibles implicados y, si los militares respondían a alguna orden sentenció:
“De los altos mandos no sabemos nada, tal vez estén involucrados, tal vez sean culpables, pero no tenemos evidencias de eso. La verdad yo solamente me voy con las personas que ejecutaron, que hay evidencias para poder culparlos”.
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