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Madre sale libre tras 3 años viviendo bajo santuario en el aula de una iglesia

SALT LAKE CITY, Utah — Después de vivir más de tres años en una iglesia de Salt Lake City para evitar ser deportada, la inmigrante hondureña Vicky Chávez salió del templo el jueves con lágrimas en los ojos mientras feligreses y amigos le aplaudían y celebraban su nueva libertad.

Chávez y sus dos pequeñas hijas se refugiaron en la Primera Iglesia Unitaria en enero de 2018, después de que dijo que escapó de un novio abusivo en Honduras y solicitó asilo en Estados Unidos, mismo que le fue denegado.

Chávez ingresó ilegalmente al país en junio de 2014, y en diciembre de 2016 un juez federal de inmigración ordenó que fuese deportada. Después de agotar sus recursos legales en enero de 2018, Chávez ya tenía un boleto de avión para San Pedro Sula, Honduras. Pero en lugar de utilizarlo aceptó una oferta de santuario que le extendió la iglesia.

Ahora, tres años y tres meses después, se le ha concedido una suspensión en su caso de inmigración, lo que significa que ya no es considerada una prioridad para ser deportada de Estados Unidos.

“La vida de Vicky ya no está en pausa”, dijo el reverendo Tom Goldsmith, ministro de la iglesia. “Deja esta iglesia con una comprensión total del idioma inglés, unos doscientos amigos y la confianza para ir tras sus sueños”.

Chávez agradeció a la comunidad de la iglesia por ayudarlas a ella y a sus hijas a permanecer a salvo durante los últimos 1,168 días, y aseguró que planea permanecer en Utah.

“No tengo palabras para agradecerles por darme un lugar seguro durante más de tres años”, dijo Chávez. “Hoy puedo decir que estoy llena de amor y de alegría de haber llegado aquí”.

El anuncio se produjo el jueves por la mañana en la Primera Iglesia Unitaria donde han estado viviendo Chávez y sus hijas desde hace más de 3 años.

La suspensión de su caso, que le permitirá a Chávez permanecer en Estados Unidos durante al menos un año mientras los abogados continúan abogando por la residencia permanente, fue concedida por la administración del presidente Joe Biden.

La mujer huyó a Estados Unidos en junio de 2014 con su hija, Yaretzi cuando escapaban de un novio presuntamente violento y abusivo que repetidamente amenazó con matarla.

La alcaldesa de Salt Lake City, Erin Mendehall, celebró con Chávez su libertad, dándole la bienvenida a recorrer la calles de la ciudad.

Chávez y sus hijas fueron las primeras inmigrantes de las que se tenga conocimiento en haber aceptado santuario en Utah, de acuerdo con activistas migratorios locales y la oficina estatal de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus iniciales en inglés).

Ella y sus hijas dormían en un aula de la iglesia que fue adaptada y pasaban la mayor parte de su tiempo en otra habitación con una televisión, un caballete y juegos.

Skyler Anderson, abogado de Chávez, dijo que estaba muy contento por su cliente y su familia, pero hizo un llamado a los funcionarios electos en el Congreso a dar prioridad a los cambios en el sistema migratorio del país y facilitar el proceso para los solicitantes de asilo.

“Hay millones de Vickys en este país; he representado a muchas de ellas”, dijo Anderson. “No hay suficientes iglesias para darles santuario a todas las Vickys de este país. Este país necesita ser ese santuario”.

Alethea Smock, portavoz de la CBP, no tenía comentarios el jueves sobre el caso de Chávez.

En sus primeras semanas de gobierno, el presidente Biden firmó varias órdenes ejecutivas en materia migratoria que revierten las políticas de su predecesor Donald Trump, aunque varios legisladores republicanos buscan impugnar las medidas.

Otros migrantes han salido de su santuario desde que Biden asumió el cargo, incluyendo a José Chicas, un salvadoreño de 55 años que salió de una residencia propiedad de una iglesia en Durham, Carolina del Norte, el 22 de enero.

Alex García, un hondureño y padre de cinco hijos, salió de una iglesia en Mapplewood, Missouri, en febrero pasado. Edith Espinal, originaria de México, dejó una iglesia de Ohio en la que vivió por más de tres años.


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